Unos segundos antes del chupinazo, un grupo de activistas se ha dirigido corriendo hacia unas personas que portaban garrochas (no lanzas) con unas puntas en el extremo. Estos utensilios se emplean normalmente para dirigir al ganado y son los que llevan los caballistas en esta ocasión. La Guardia Civil ha contenido a los activistas y los mantiene custodiados a a 70 metros del recorrido, rodeados por un cordón de agentes y caballos. A esa distancia, no pueden ver pasar al toro.