Álex Palou asciende al Olimpo: así es el primer español que ha conquistado la legendaria carrera de las 500 Millas de Indianápolis

El piloto español Alex Palou (Chip Ganassi) se prepara antes del inicio de la IndyCar de Toronto

Ada Sanuy

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En las últimas 48 horas hay un nombre que ha sonado con mucha fuerza: Álex Palou. Nacido en la localidad catalana de Sant Antoni de Vilamajor en 1997, este hombre hizo historia este pasado 25 de mayo al convertirse en el primer catalán -y primer español-  en ganar las 500 Millas de Indianápolis; una de las tres pruebas más prestigiosas del automovilismo mundial. Un hito que lo sitúa en la cima de la IndyCar y que subraya una paradoja dolorosa para el viejo continente: el talento de Palou no encontró hueco en la Fórmula 1.

Un talento forjado en el karting y curtido en el mundo

Como tantos otros grandes pilotos, Palou comenzó su carrera entre motores de dos tiempos y circuitos de alquiler. A los 10 años ya competía en campeonatos nacionales de karting y, en 2012, se convirtió en el primer español en ganar una carrera de las WSK Euro Series, uno de los semilleros más exigentes del automovilismo base.

De ahí saltó a los monoplazas con apenas 16 años, debutando en la Eurofórmula Open, el campeonato japonés de Super Fórmula y la GP3, sin los recursos ni el respaldo institucional que otros compatriotas habían disfrutado. Sin embargo, Palou no solo sobrevivió en esos ambientes, sino que destacó: en Japón fue nombrado Rookie (novato del año) en 2019 y, un año después, recibió la oferta que cambiaría su carrera para siempre: correr en la IndyCar Series, la máxima categoría de monoplazas en EE.UU.

La revolución española en la IndyCar

En 2020 debutó con Dale Coyne Racing. Un año después, Chip Ganassi —leyenda del automovilismo estadounidense— apostó por él. La jugada fue maestra: Palou ganó el campeonato de la IndyCar en 2021, algo sin precedentes para un piloto español. Repitió en 2023 y 2024, consolidándose como la figura dominante de la categoría. En 2025, su campaña ha sido directamente arrolladora: cinco victorias en seis carreras y, como joya de la corona, su primer triunfo en el óvalo más famoso del mundo: el Indianapolis Motor Speedway.

Un monumento del automovilismo mundial

Las 500 Millas de Indianápolis no son solo una carrera: son una institución centenaria y un rito de paso para los grandes del motor. Disputada por primera vez en 1911, la “Indy 500” reúne cada año a más de 300.000 espectadores en el mítico óvalo del Indianapolis Motor Speedway, convirtiéndola en el evento deportivo de un solo día con mayor asistencia del planeta. Ganar allí es entrar en el Olimpo del automovilismo, comparable únicamente al Gran Premio de Mónaco o a las 24 Horas de Le Mans. La exigencia técnica, el riesgo inherente a los óvalos y la imprevisibilidad estratégica hacen que levantar el trofeo Borg-Warner sea un logro reservado a unos pocos elegidos. Palou, al hacerlo, ha inscrito su nombre junto al de leyendas como Mario Andretti, Emerson Fittipaldi o Dario Franchitti.

El desencuentro con la Fórmula 1

El éxito de Palou en América ha contrastado con su frustrado paso por la Fórmula 1. En 2022, McLaren lo fichó como piloto de desarrollo. Llegó a rodar en entrenamientos libres en el Gran Premio de Estados Unidos, pero los rumores de una posible titularidad nunca se materializaron. Más bien al contrario: su vinculación con McLaren derivó en una agria batalla legal con Ganassi por supuestos incumplimientos contractuales.

Finalmente, Palou decidió cortar por lo sano. Rechazó la opción de dar el salto como piloto reserva o de fondo de parrilla en F1, y se centró en su carrera en Estados Unidos. “No necesito la Fórmula 1 para sentirme realizado”, declaró en 2023. Sus resultados, desde luego, le han dado la razón.

Un perfil discreto con ambiciones claras

Lejos del estruendo mediático, Palou cultiva una imagen sobria y profesional. Vive entre Estados Unidos y Barcelona, está en pareja con Esther Valle desde la adolescencia, y en 2023 fueron padres de una niña, Lucía. En paralelo a su carrera como piloto, ha fundado su propia estructura deportiva, Palou Motorsport, que compite en la Eurocup-3 y la F4 española, con la idea de apoyar a jóvenes talentos que, como él, no nacieron con un volante de Fórmula 1 bajo el brazo.

A sus 28 años, Álex Palou ya ha escrito varias páginas doradas del automovilismo. Lo ha hecho lejos de los focos europeos, con una regularidad, inteligencia y talento que le sitúan como uno de los grandes de su generación. Ganar en Indianápolis no fue un sueño improbable: fue la confirmación de que el camino alternativo no solo es posible, sino que, en su caso, fue el más brillante y ya le han convertido en leyenda del automovilismo. 

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