La nueva idea disparatada de Elon Musk es liberar a los presos y asignarles uno de sus robots para que le vigile en todas partes

Musk plantea robots que acompañen a exconvictos para impedir que reincidan

Héctor Farrés

17 de noviembre de 2025 13:31 h

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Mucha gente siente una desconfianza inmediata hacia quien ha pasado por la cárcel. La idea de que alguien que cometió un delito pueda repetirlo sigue muy presente en la vida diaria y condiciona la manera en que se habla de seguridad. Ese miedo de buena parte de la sociedad a la reincidencia sostiene la demanda de vigilancia permanente y alimenta la búsqueda de soluciones que garanticen control total sobre los excarcelados. En esa visión aparece la tecnología como respuesta, dispuesta a asumir el papel de guardián sin descanso.

La propuesta choca con los límites técnicos del modelo Optimus

Elon Musk expuso en la junta de accionistas de Tesla una propuesta que sorprendió incluso a sus seguidores. Según el empresario, las personas que hayan cometido delitos podrían salir de prisión bajo vigilancia de un robot Optimus. “Podríamos ofrecer una forma más humana de contención del delito futuro”, explicó. “Si alguien ha cometido un delito, recibe un Optimus gratuito que lo sigue a todas partes e impide que vuelva a delinquir. Puede hacer cualquier otra cosa, pero el robot evitará que cometa delitos. Ya no sería necesario encerrar a nadie”. La frase, recogida por Electrek, marcó el momento más comentado del encuentro.

El planteamiento requeriría una tecnología que aún no existe. Los robots Optimus apenas han alcanzado autonomía para acciones básicas y, en sus demostraciones públicas, necesitaron conexión eléctrica permanente para repartir caramelos o realizar movimientos limitados. Para ejercer como vigilantes individuales deberían prever conductas humanas, comunicarse en tiempo real con sistemas de seguridad y tener capacidad para inmovilizar a un agresor. Además, cada unidad debería desplazarse junto a su usuario, operar sin descanso y recargarse sin asistencia, algo que todavía supera las prestaciones conocidas del modelo.

El plan necesitaría una inteligencia y autonomía que los prototipos actuales no poseen

Esa carencia de desarrollo contrasta con la magnitud económica de las cifras que maneja Musk. En reuniones anteriores llegó a afirmar que Optimus alcanzaría un valor de mercado de 25 billones de dólares, e incluso elevó la estimación a 30 billones minutos después. También aseguró que ese producto multiplicaría por diez el tamaño de la economía mundial.

La falta de precisión en los datos no frenó su entusiasmo, aunque la aplicación que ahora propone implicaría un coste elevado si se entregara un robot gratuito a cada exconvicto. El gasto recaería presumiblemente en las arcas públicas, lo que situaría el proyecto dentro de la financiación estatal que el empresario suele cuestionar, salvo cuando beneficia a sus empresas.

La vigilancia perpetua contradice el discurso libertario de Musk

La idea entra en conflicto con el discurso político que Musk acostumbra a defender. Desde Electrek recordaron que el empresario se define como libertario, una corriente que promueve la reducción del control estatal sobre las personas. Sin embargo, su propuesta ampliaría la vigilancia pública de forma permanente.

Un robot asignado de por vida a cada individuo condenado representaría una supervisión sin descanso, con capacidad de registrar, seguir e informar de todos sus movimientos. Esa contradicción se ha interpretado como una muestra más de su tendencia a lanzar declaraciones impactantes sin plan real detrás.

Los accionistas de Tesla se centraron poco en los robots y mucho en un voto que consolidó el poder de Musk dentro de la compañía. Según Electrek, la mayoría aprobó una estructura que reduce sus propios derechos de voto y aumenta la autoridad del consejero delegado, a pesar de que la empresa afronta una caída de ventas y de reputación de marca. En la práctica, el resultado dejó a Musk con más control y a los inversores con menos capacidad de decisión.

La jornada terminó con un contraste llamativo: una empresa de automóviles y energía dedicó su asamblea anual a imaginar presos seguidos por androides mientras sus números financieros perdían brillo. El experimento retórico de su fundador volvió a situarlo en el centro de la atención, aunque sin aclarar cómo un robot diseñado para tareas simples podría convertirse en guardián personal de seres humanos.

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