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Las apps de rastreo de contagios son útiles incluso con pocos usuarios, según estudios preliminares

Una mujer sostiene un teléfono móvil, en una imagen de archivo

Carlos del Castillo

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Los confinamientos han demostrado ser la medida más útil para contener al coronavirus, con una eficacia probada incluso para aplacar la primera oleada que sufrió España, con una de las peores curvas de contagios que se dieron en todo el mundo. Pero las cuarentenas asestan golpes igual de contundentes a la economía y la salud mental de la población cuando se aplican a todo un país. El punto medio llega a través del rastreo de contactos de los nuevos contagiados, cuyo objetivo es hacer confinamientos muy selectivos y poner en cuarentena solo a las personas con un riesgo real de haber contraído la enfermedad, hasta que se les pueda realizar un test que lo confirme o desmienta.

Esa labor de rastreo se está realizando a través de equipos humanos encargados de desentrañar la madeja de posibles contagiados que se oculta tras cada persona que da positivo en un test. A lo arduo del proceso de investigación y llamadas telefónicas se suma que estos equipos no siempre cuentan con los recursos y coordinanción adecuadas, como está ocurriendo en España. Ahora, dos nuevos estudios apuntan a que las apps de rastreo de contagios pueden tener un papel relevante en esta labor, incluso aunque cuenten con una implantación relativamente pequeña entra la población.

Ambas investigaciones, publicadas el 25 de julio, llevan por el momento un asterisco. Son preprints, lo que significa que sus resultados aún no han sido contrastados por equipos de científicos independientes que no hayan participado en el estudio. Las cifras que arrojan no deben utilizarse como científicamente comprobadas hasta que esto suceda, sino como informes preliminares. No obstante, las dos apuntalan la base sobre la que están trabajando los equipos que desarrollan esta nueva tecnología: pocos usuarios pueden marcar una diferencia apreciable a la hora cortar las cadenas de contagio y determinar esos confinamientos selectivos.

“Enfatizamos que no existe un 'efecto umbral': cualquier aumento de la adopción de la app conduce a una mejora en la mitigación de la propagación de la epidemia”, concluye una de las investigaciones. “La combinación de ambas estrategias de rastreo puede producir importantes beneficios, y la curva de coste (número de cuarentenas) vs. beneficio obtenido tiene una típica forma de parábola, independiente del tipo de rastreo”, resume el mismo informe, elaborado por investigadores de las universidades de Toulon (Francia), de Turín (Italia), de Aalto (Finlandia), Copenhague (Dinamarca), y del Instituto Tecnológico de Tokio (Japón).

La otra investigación ofrece porcentajes concretos. Avanza que con una tasa de contagio de R = 2,6 (cada contagiado transmite la enfermedad a 2,6 personas más), una adopción de la aplicación de aproximadamente un 20% de la población reduce la incidencia máxima de la enfermedad en un 36%. Con R = 1.7, porcentajes de adopción superiores al 30% “reducen la epidemia a niveles manejables”. “La mayor cobertura entre los adultos, que desempeñan un papel central en la transmisión de COVID-19, produce un beneficio indirecto para los ancianos”, refleja este estudio, firmado por un investigador de la Universidad de la Sorbona (Francia), además de por otros ocho expertos de los citados centros de Toulon, Turín y Tokio.

Una notificación es mejor que ninguna

La tesis de que porcentajes pequeños de usuarios de las apps de rastreo pueden suponer una diferencia en la detección de la enfermedad es la que mantiene, por ejemplo, el Instituto Robert Knoch (RKI), el centro de control de enfermedades infecciosas alemán, dependiente del Gobierno de Angela Merkel y encargado de desarrollar la app de rastreo de contactos del país. El RKI ha comunicado que su Corona Warn-App lleva casi 17 millones de descargas, lo que equivale a más del 20% de la población alemana, aunque no ha revelado la cifra de usuarios activos, que permite dejar fuera del conteo a aquellos ciudadanos que hayan bajado la app pero la hayan desinstalado después.

El dato más representativo sobre el impacto de la app en el rastreo que ha publicado este Instituto alemán son los 792 usuarios que han dado positivo en un test de coronavirus y lo han comunicado a través de la app (durante el período del 16 de junio, cuando se puso en marcha el sistema, al 27 de julio, cuando se publicaron los últimos datos de impacto). Esta acción, voluntaria, es la que permite a la app enviar una alerta a los usuarios que hayan tenido un “contacto de riesgo” con esas personas, lo que las indica que deben confinarse e informar a los equipos de rastreo manual de su posible contagio.

¿Cuántas alertas envió la app alemana a raíz del aviso de esas 792 personas? El RKI no puede saberlo, dado que utiliza un método descentralizado para registrar los contactos cercanos que tienen los usuarios de la app (lo que significa que esa información no sale de los teléfonos en ningún momento y no es accesible para las autoridades, la fórmula recomendada por los especialistas en privacidad). Sin embargo, su director valoró muy positivamente que esos 792 usuarios “tuvieran la oportunidad de advertir a otros de su contagio a través de la aplicación” y la ayuda que esto pudo suponer para los rastreadores manuales.

“Lo que vemos en varios países es que las apps generan alertas, y cada alerta es potencialmente una cadena de transmisión rota, por lo que la app siempre actúa en positivo”, detalla Gemma Galdón, consultora tecnológica que ha colaborado en la adopción de este tipo de tecnología de rastreo en varios países. “Observamos también que el proceso de rastreo manual en muchos países es invasivo en términos de privacidad, su organización deja bastante que desear y tiene el problema de identificar contactos con los que el contagiado no tiene relación”, añade: “Como complemento al resto de medidas (distancia, mascarilla, rastreo manual, etc.) las apps son imprescindibles ante un virus tan contagioso entre asintomáticos y presintomaticos”.

El caso de Alemania se considera uno de los casos de éxito de las apps de rastreo en Europa, seguido por el de Suiza (10% de usuarios activos de la app). Ambos países llevan poco más de un mes con sus apps a punto y fueron de los primeros en lanzarlas. Al otro lado se encuentran Italia (Immuni ha sido descargada por menos de un 10% de la población) y Francia, cuyos últimos datos publicados indican que apenas dos millones de personas han bajado su app. No obstante, el sistema francés utiliza un método centralizado para almacenar la información de los contactos de cada persona, criticado por los especialistas en privacidad.

La app de rastreo de contactos española se encuentra todavía en fase de análisis. Las pruebas sobre el terreno con contagios simulados concluyeron el 20 de julio y se espera que el Gobierno ofrezca datos sobre los resultados que obtuvo Radar Covid esta semana. Fuentes conocedoras del desarrollo del piloto aseguraron a elDiario.es que este tuvo “resultados positivos” cumplió con objetivos de participación que se habían fijado.

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