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El fallo que tumba el aborto en EEUU dispara el temor al uso contra las mujeres de su huella digital

Aplicaciones para monitorizar el ciclo menstrual.

Carlos del Castillo

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Un multitudinario llamamiento corre entre las mujeres estadounidenses desde el pasado viernes, cuando el Tribunal Supremo del país anuló la histórica sentencia Roe v. Wade que garantizaba el derecho al aborto desde 1973. “Ahora mismo, y me refiero a este mismo instante, borra todo rastro de cualquier seguimiento menstrual digital. Por favor”.

Ese comentario lo escribió la profesora Gina Neff, directora del Centro Minderoo sobre Tecnología y Sociedad de la Universidad de Cambridge y profesora del mismo área en la Universidad de Oxford. Otros, como el de la escritora Jessica Khoury, se han compartido más de 100.000 veces: “Borra tus apps de seguimiento menstrual hoy”. El miedo es que se utilicen los datos personales de las mujeres para perseguir a aquellas que quieran abortar, los grupos que las apoyen o las clínicas que practiquen esta intervención.

La decisión del Supremo estadounidense no ilegaliza el derecho al aborto, sino que abre la posibilidad de que cada estado lo regule como quiera. Unos 26 estados, la mitad de los que conforman el país, han presentado proyectos de ley para prohibir el aborto. Muchos no incluyen excepciones en casos de violación o malformación en el feto. El borrador de Luisiana equipara el aborto con el homicidio.

La posibilidad de que los tribunales soliciten a los servicios digitales sus bases de datos personales para investigar a mujeres sospechosas de haber abortado es uno de los motivos por los que se extendió la alerta entre las usuarias de EEUU. Las apps de seguimiento menstrual, que calculan el calendario del ciclo y proporcionan información sobre fertilidad y ovulación, se colocaron rápidamente en el centro del debate. “Son un objetivo fácil”, recordó Neff. Estas apps han sido señaladas desde hace años por la gran cantidad de datos que extraen de sus usuarias y por vender esa información a terceros. Representan una fuente de información directa sobre embarazos interrumpidos.

No obstante, este no es el único escenario en el que la huella digital de las mujeres estadounidenses puede utilizarse contra ellas tras la caída de su derecho al aborto. El modelo de leyes como la de Texas trae otros escenarios. Su borrador plantea recompensar hasta con 10.000 dólares a quienes denuncien a personas que “ayuden o instiguen” a una mujer a abortar cuando ya puede detectarse el latido en el feto.

Varios estados preparan leyes con este tipo de incentivos, lo que puede espolear a los grupos antiabortistas a buscar nuevas formas de incriminar a sus objetivos. Uno de ellos es cruzar bases de datos personales con las que se pueda rastrear a mujeres que puedan haber abortado y aquellos que han tenido relación con ellas. Como ha documentado la revista Time, ya hay pruebas de que estas organizaciones han empezado a comprar esta información.

Las apps de seguimiento menstrual vuelven a aparecer como una fuente de información directa. Pero hay más: las búsquedas por Internet o el rastreo de ubicaciones pueden destapar coincidencias y ser de utilidad a los grupos antiabortistas y otros que quieran aprovecharse de leyes como la texana. “Cualquiera podría hacerse con estos datos simplemente comprándolos a una empresa que ya los esté recopilando”, recuerda Lydia X. Z. Brown, portavoz del Centro para la Democracia y la Tecnología, un think tank con oficinas en Washington y Bruselas.

“Estamos muy preocupados por lo que ocurre cuando las empresas privadas o el Gobierno pueden acceder a datos profundamente sensibles sobre la vida y las actividades de las personas”, continúa Brown en un reportaje de la National Public Radio​​, el servicio de radiodifusión pública de EEUU, sobre la situación de las apps de seguimiento menstrual tras Roe v. Wade. “Especialmente cuando esos datos pueden poner en riesgo de daño real a personas de comunidades vulnerables y marginadas”, continúa Brown.

“La vida en la América post-Roe será más difícil para las mujeres pobres, las negras, las hispanas, las inmigrantes, las menores de edad, las violadas, las que están en crisis... Podría seguir y seguir. Borrar una aplicación no arregla esa fría y cruel realidad”, ha coincidido en Twitter la profesora Gina Neff.

“Muchas aplicaciones recopilan datos que pueden revelar intimidades sobre nuestra salud, pero esos datos aún no están protegidos por las leyes de privacidad sanitaria de Estados Unidos”, ha continuado Neff, que pide a usuarias y usuarios que se movilicen contra esta situación. Mientras eso ocurre, la experta llama a prestar más atención a la protección de la privacidad de las comunicaciones, contraseñas, dispositivos o archivos digitales, y recomienda algunas herramientas para ello.

¿En Europa?

La legislación de protección de datos europea establece protecciones especiales para los datos sanitarios, que se consideran especialmente sensibles. De hecho, un argumento para tranquilizar a las usuarias empleado por Clue, una de las apps de calendario menstrual más populares, es que es una empresa europea que almacena sus datos en Europa.

“La idea de que las autoridades estadounidenses puedan utilizar los datos sanitarios privados de las personas en su contra es exasperante y aterradora”, ha reconocido la compañía. “Tenemos sede en Berlín. Como empresa europea, Clue está obligada por la legislación de la Unión Europea (el Reglamento General de Protección de Datos, RGPD) a aplicar protecciones especiales a los datos de salud reproductiva de nuestras usuarias. No los divulgaremos”, ha prometido.

El uso de los datos personales que Clue califica de “aterrador” es posible debido a la recolección masiva de datos biológicos de las mujeres a través de servicios reproductivos o de cualquier otro tipo, que la industria conoce como “FemTech”. La creadora de este término es Ida Tin, cofundadora de Clue. Varias consultoras han elaborado informes que anticipan que se trata de un sector en auge. Según los cálculos de Emergen Research, para 2027 podría generar unos 50.000 millones de euros al año.

Pese a las mayores restricciones al uso indiscriminado de datos por parte de las compañías digitales que establecen las leyes europeas, estas no protegen totalmente a las usuarias de prácticas cuestionables. Un reciente informe de la Fundación Éticas sobre las principales apps de calendario menstrual utilizadas en España detectó que muchas de ellas venden datos íntimos. La privacidad de Clue recibe un 6 sobre 10, pero algunas de las más usadas suspenden.

“Entre la información compartida con terceros no se encuentran únicamente datos personales al uso (como el nombre o la edad), sino también información sobre la salud de la usuaria como, por ejemplo, los síntomas que experimenta”, recalca esta organización centrada en la auditoría de algoritmos. Cabe destacar que entre los datos que este tipo de servicios recopilan de sus usuarias hay apartados sobre la sexualidad, como número de relaciones y/o orgasmos, su temperatura corporal, sus deposiciones o su flujo vaginal.

“La digitalización, en lugar de dar lugar a servicios de protección de nuestra privacidad centrados en la mejora de nuestra salud sexual y reproductiva, parece haber fomentado también en el ámbito del monitoreo menstrual la aparición de un modelo de negocio en el que un servicio no es más que el anzuelo para hacerse con nuestros datos y monetizarlos”, lamentan desde Éticas.

“Cuando estos datos revelan información íntima que puede exponer procesos íntimos o llevarnos ante la justicia, la importancia de protegernos y exigir que se protejan nuestros datos es más urgente que nunca”, recalcan.

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