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Madrid y Catalunya harán sus propias pruebas con la app de rastreo de contagios del Gobierno antes de implantarla

Un usuario descarga la aplicación móvil Radar COVID. EFE/Cati Cladera/Archivo

Carlos del Castillo

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“Las capacidades estratégicas de algunas comunidades autónomas tienen que mejorar”, ha manifestado este martes Pedro Sánchez en una entrevista en la Cadena Ser. El presidente se ha mostrado preocupado por “los niveles de rastreo” de ciertas regiones, ya que “la evolución de la epidemia es distinta por territorios”. Dos de de las comunidades autónomas que acumulan más rebrotes, Madrid y Catalunya, son también dos de las que se han mostrado más conservadoras a la hora de implantar una de las herramientas facilitadas por el Gobierno para mejorar esas capacidades de rastreo, la aplicación móvil Radar COVID.

Ambas comunidades han explicado que quieren hacer sus propias pruebas piloto con la app antes de implantarla en sus sistemas sanitarios, como han hecho ya varias comunidades autónomas. Los planes del Gobierno contemplaban que Radar COVID pudiera estar disponible para toda la población española a mediados de septiembre, pero el ritmo de las autonomías dirigidas por Isabel Díaz Ayuso y Quim Torra complican ese objetivo.

En el caso de Madrid, la app de rastreo digital “se implantará con un piloto en primer lugar y posteriormente de manera progresiva”, comunicaron este lunes fuentes de la Consejería de Sanidad a eldiario.es. El secretario de Salut Pública de la Generalitat, Josep Maria Argimon, ha explicado que Catalunya también hará “un proyecto piloto” propio antes de implantarla. “Como será una app que estará activa unos meses, preferimos trabajarla un poco más”, ha afirmado en rueda de prensa.

Radar COVID ya tuvo un piloto nacional

Radar COVID ya tuvo un proyecto piloto, realizado por el Gobierno entre junio y julio en la isla canaria de La Gomera. Entonces, la app detectó seis contactos de riesgo por cada contagiado, cuando la media de los rastreadores profesionales está entre dos y tres. La app cuenta con la ventaja de que no depende de la memoria del ciudadano para recordar con qué personas ha tenido contactos de riesgo, sino que puede registrar cada vez que dos usuarios de la app han estado a menos de dos metros de distancia durante 15 minutos o más, aunque ni siquiera se conozcan.

Si uno de ellos da positivo en un test de coronavirus puede avisar a los usuarios con los que haya tenido ese tipo de contacto notificándolo de forma anónima a través de la aplicación. Si lo hace, las personas que tengan instalada y activada Radar COVID reciben una alerta, una serie de consejos sanitarios y un teléfono para ponerse en contacto con los servicios de salud de su comunidad autónoma. Ellos valorarán el riesgo real del contacto, le indicarán si debe realizarse un test y rastrearán su posible cadena de transmisión con otras personas.

Para evitar que se comuniquen positivos falsos al sistema, el proceso para notificar la situación de contagio de un usuario de Radar COVID se realiza a través de un código especial que deben proporcionar los servicios sanitarios. Andalucía, Aragón, Baleares, Cantabria, Canarias, Castilla y León, Extremadura y Murcia, que engloban aproximadamente un 40% de la población española, han completado ya el proceso técnico para generar estos códigos y han añadido este método de rastreo digital a sus capacidades para detectar y contener el virus.

El Gobierno espera sumar más comunidades a esa lista de ocho comunidades en los próximos días. Madrid y Catalunya podrían completar el proceso técnico, pero tardarán más en estar listas para participar en el envío de códigos debido a estas pruebas adicionales y los métodos alternativos que quieren emplear.

Métodos alternativos

La aplicación Radar COVID se basa en la tecnología facilitada por Apple y Google para que sus teléfonos puedan detectar contactos de riesgo mediante el bluetooth. Para evitar que surjan aplicaciones fraudulentas que simulen ser parte de los sistemas públicos de rastreo, las dos multinacionales solo permiten conectarse a esta interfaz a una aplicación por país.

El proceso de integración que están llevando a cabo ahora las comunidades autónomas consiste en conectar sus sistemas sanitarios a la aplicación de rastreo dada de alta en España, Radar COVID. El protocolo que determina qué deben hacer los ciudadanos de cada autonomía si reciben una alerta por contacto de riesgo es competencia de sus servicios de salud, aunque tanto Madrid como Catalunya han querido tomar sus propios caminos para implantarla.

En el caso catalán, Argimon ha expuesto que la Generalitat trabaja “en una integración que permita la programación de una visita, no solamente el mensaje genérico para que el ciudadano llame al 061 [el teléfono del servicio de información sanitaria], porque esto puede llevar al colapso”.

Madrid también ha intentado tomar su propio rumbo, aunque en su caso no será posible. Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad, pidió al Gobierno la semana pasada que habilitara la opción para que Radar COVID formara parte de CoronaMadrid, la app del Gobierno madrileño de información y autodiagnóstico de coronavirus, para aprovechar así sus 500.000 usuarios ya registrados. Según han explicado a este medio fuentes de la Secretaría de Estado de Digitalización, responsable del desarrollo de Radar COVID, la petición de Madrid fue imposible de satisfacer desde un primer momento debido al requisito impuesto por Apple y Google de que solo haya una aplicación de rastreo por país.

Pese a que no se haya integrado aún en los sistemas sanitarios de todas las comunidades, el uso de Radar COVID ya puede alertar a todos aquellos que la descarguen si han tenido un contacto de riesgo con una persona que ha dado positivo en un test y lo ha comunicado al sistema. Tanto la descarga y activación de la app, así como la decisión de comunicar el resultado positivo en un test son decisiones voluntarias por parte del usuario. Todas ellas se basan en procesos anonimizados en los que la información personal del usuario o sus contactos no sale en ningún momento de su teléfono.

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