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Por qué se va de YouTube uno de sus divulgadores científicos más seguidos: “Es como ser adicto al juego”

Martí Montferrer, creador del canal de divulgación científica en YouTube CdeCiencia

Carlos del Castillo

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Martí Montferrer (Badalona ,1995) es el creador del canal de YouTube CdeCiencia. Lleva siete años en la plataforma, en los que ha conseguido llegar a ser uno de los divulgadores científicos en castellano más seguidos, con 1,41 millones de suscriptores. Aunque asegura que “ama” desentrañar los secretos de la ciencia en YouTube, hace unos días Montferrer anunció que lo deja. El motivo es recurrente entre los creadores: desde hace meses sus vídeos no obtienen las visitas que necesita para subsistir. La explicación que ha podido ofrecer este divulgador por su bagaje en YouTube y los experimentos a los que ha sometido al algoritmo, en cambio, han provocado una pequeña revolución entre los youtubers.

“Muchos creadores me han escrito agradeciéndome que haya expuesto esto, porque o bien no se atrevían a compartirlo con su audiencia o bien ya se habían ido de la plataforma pero sin dar las razones reales, que eran estas”, avanza Montferrer, geólogo de formación, en conversación con elDiario.es.

En un vídeo explicando el por qué de su adiós, Montferrer revela que su actividad como youtuber profesional le ha llevado a desarrollar “depresión, ansiedad y dependencia adictiva”. “Es tóxico y drenante. Le cogí miedo a subir vídeos”, añade. El desencadenante, asegura, es un cambio en el algoritmo de YouTube implementado en agosto de 2020, que añadió un componente de aleatoriedad a las mecánicas de recomendación de contenidos.

Por el funcionamiento actual de YouTube, los vídeos que consumen la mayoría de sus usuarios son los que va sugiriendo su algoritmo. Esos son los que suman más visitas, que es la métrica más fiable que tienen los creadores para evaluar el éxito de su trabajo. “Llegas a un punto donde recibes tantos likes, tantos comentarios buenos y tantos malos que pierdes el sentido de la perspectiva. Prácticamente la única forma de evaluar el éxito de un vídeo es con las visitas”, explica Montferrer.

Invertimos tiempo y dinero en algo que normalmente nos perjudica, pero que de tanto en tanto nos beneficia mucho, dándonos un subidón de dopamina que nos hace olvidar todo

Para los creadores que basan su subsistencia en el rendimiento de los contenidos que generan en YouTube, esa aleatoriedad supone no poder prever nunca cuál será el resultado de su trabajo. “Ahora, cuando subo un vídeo, no puedo estimar el número de visitas que va a tener, por lo que tampoco puedo hacerlo con los ingresos que me va a generar. Es una tirada de dados que ocurre cada vez que los creadores subimos un vídeo”, afirma.

Con el paso de los meses, Montferrer identificó los procesos que se estaban desencadenando en su cerebro a raíz de esta situación, que los neurólogos y especialistas en adicciones tienen perfectamente localizados. Son los mismos que provocan los juegos de azar. “[Los youtubers] invertimos tiempo y dinero en algo que normalmente nos perjudica, pero que de tanto en tanto nos beneficia mucho, dándonos un subidón de dopamina que nos hace olvidar todo lo que hemos perdido para llegar a ese momento de falsa ilusión, de éxito”, relata el divulgador.

“Es exactamente lo mismo que ocurre cuando se aprieta el botón de las máquinas tragaperras o se hace girar la ruleta”, avisa: “Ser youtuber o, especificando más, creador de contenido que depende de esta plataforma para su sustento económico y su realización vital, ha pasado a ser, en términos de salud mental, algo muy similar a ser adicto al juego. Ludopatía en su estado más puro”.

“Te vuelves loco analizando los cien mil posibles causantes de que un vídeo no funcione. Y es que tu instinto se niega a aceptar que quizás sea algo completamente aleatorio sobre lo que no tienes control alguno, porque eso implica aceptar que tu supervivencia está en manos de algo abstracto y desconocido, completamente imprevisible, con patrones que mutan a cada segundo que pasa”, detalla el divulgador. “Sé de youtubers que se pasan hasta 24 horas o más sin dormir, pendientes de cómo va el rendimiento del vídeo y de si aplicando algunos cambios notan mejoría o no”.

YouTube: “Refinamos continuamente los sistemas”

elDiario.es ha contactado con YouTube para preguntar por la inclusión del elemento de azar en su algoritmo de recomendación. También por la denuncia sobre lo que esto ha supuesto para los creadores de contenidos como Montferrer, cuya posición han compartido otros youtubers de éxito como Javier Santaolalla, físico de partículas y creador del canal de divulgación científica Date un Vlog (1,76 millones de suscriptores):

En su respuesta, YouTube no ha hecho mención a la aleatoriedad del algoritmo de recomendación ni a cómo este está afectando a la salud mental de los creadores. “YouTube y nuestros sistemas pueden ser mejorados, y continuamente los refinamos. Como ocurre con toda la tecnología, nuestro sistema de recomendación ha ido cambiando de manera sustancial, y hacemos numerosas actualizaciones cada año”, ha contestado a este medio una portavoz.

“Por ejemplo, hace unos años, los usuarios se frustraban con vídeos clickbait con titulares y descripciones engañosas; así que actualizamos el sistema para centrarnos en la satisfacción del usuario”, continúa YouTube. “Más recientemente, la comunidad de usuarios nos dijo que estaban obteniendo demasiadas recomendaciones similares. Así que ahora generamos recomendaciones de una amplia gama de temas. En un día normal, más de 200 millones de vídeos son recomendados sólo en la Home [página principal]”.

Susan Wojcicki, la directora ejecutiva de YouTube, publicó esta semana una carta con las prioridades de su empresa para este año. En lo relativo a los creadores, hacía referencia a la necesidad de mejorar la “transparencia” de las políticas de la plataforma.

Descifrando el algoritmo: “Decidí crear el vídeo perfecto”

Wojcicki presume en su misiva del “Programa de socios de YouTube”, en el que los creadores pueden pedir que se les asigne un colaborador de la empresa que se reúne periódicamente con ellos para estudiar cómo pueden mejorar sus resultados. “Durante mucho tiempo estuve haciendo pruebas. Una de las cosas que no conté en el vídeo es que yo solicité apuntarme a ese programa”, cuenta Montferrer en conversación con este medio. “Pero la cosa no solo no mejoró sino que fue a peor”.

Como buen defensor del método empírico, el divulgador comenzó a hacer experimentos sobre el componente de azar en la recomendación de vídeos. “Decidí crear el vídeo perfecto para poner a prueba las métricas, llevarlas al extremo y falsear o demostrar mi hipótesis. Durante un mes estuve analizando todos mis últimos vídeos, así como los de mis compañeros y muchísimas estadísticas de canales exitosos en general, a un nivel enfermizo”, reconoce.

Hice simulaciones y dediqué varios días al diseño de una miniatura, un título y metadatos perfectamente optimizados para que ese vídeo tuviera unas estadísticas de promoción perfectas. Y lo logré, pero fue el que consiguió peor rendimiento en dos años

El objetivo era crear un vídeo que puntuara muy bien en todos los parámetros, especialmente en aquellos que YouTube recomienda a los creadores poner más atención: los clicks por impresión –número de veces que los usuarios pinchan en un vídeo por cada vez que se muestra en las recomendaciones de YouTube– y retención de audiencia –media de tiempo que los usuarios pasan viendo un vídeo–. Si el algoritmo no tiene un componente de azar, ese vídeo debería llegar a ser uno de los más exitosos de su canal.

“Hice simulaciones y dediqué varios días al diseño de una miniatura, un título y metadatos en general perfectamente optimizados para que ese vídeo tuviera unas estadísticas de promoción perfectas. Y lo logré”, asegura Montferrer. Su vídeo sobre el Estrecho de Bering tuvo la ratio de clicks por impresión y de retención de audiencia más altas de todos los que ha producido en siete años. Más altas incluso que los de algunos de sus colegas divulgadores, con quien CdeCiencia compartió su experimento.

YouTube le mandó varios mensajes automáticos sobre lo bien que estaba funcionando su vídeo en las estadísticas en las que Montferrer pretendía sobresalir. Pese a ello, “resultó ser mi vídeo con el peor rendimiento de los últimos dos años”, confiesa. “YouTube no imprimió el vídeo, no lo promocionó, no lo mostró”. Para el divulgador, esto fue “la primera demostración empírica” de la aleatoriedad que la plataforma ha introducido en sus recomendaciones. En su vídeo de despedida, Montferrer detalla otras evidencias que documentó para probar esta conclusión.

El fin del YouTube de los youtubers

CdeCiencia dejará de publicar vídeos, aunque su creador avanza que es posible que no lo abandone del todo. A partir de ahora creará contenidos para YouTube solo por diversión. Lo hace porque debe “proteger su salud mental”, pero también debido a que la nueva aleatoriedad en el rendimiento económico de YouTube no le permite subsistir.

Porque no todos los youtubers de éxito ganan millones y se plantean irse a Andorra. “Redondeando, el sueldo mínimo lo tengo puesto en 1.400 euros. Para que os hagáis una idea, muy aproximadamente, un 20% de ese dinero se va en impuestos. Nos quedan 1.100. Luego pago 300 de tasa de autónomos, quedan 800. Luego pago 600 de alquiler. Quedan 200 para luz, agua, internet y comida”, detalla en su vídeo de despedida.

Tras siete años en YouTube, el creador de CdeCiencia avisa de que el constante cambio de los algoritmos está orientado en una dirección. “YouTube está muy bien optimizado y sigue creciendo, pero cada vez va a ser menos amigable para los creadores pequeños. Luego están las grandes empresas, con métodos muy distintos, que explotan muy bien el algoritmo en su beneficio”.

En su conversación con elDiario.es, Montferrer reconoce que ha pasado por mucha “frustración” durante los meses previos a tomar la decisión de abandonar YouTube, pero ahora siente “alivio”. Tiene otros proyectos de divulgación por delante, aunque no serán en Twitch, la plataforma a la que están migrando muchos creadores, ya que los contenidos que él genera no se prestan a la emisión en directo. “Lo que se suele decir es que lo que YouTube te da, Youtube te lo quita. Podría estar enfadado, pero sin él tampoco tendría nada ahora. Se vuelve tóxico, pero tampoco merece la pena darle más vueltas”.

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