Naciones Unidas publicó un informe que indicaba que la franja de Gaza sería inhabitable en 2020. Esto demuestra las malas condiciones de vida y servicios que recibe la población local como resultado del bloqueo israelí impuesto a la Franja desde 2007. A la hora de enumerar los diferentes sectores deteriorados o afectados por el continuo bloqueo, la lista puede resultar demasiado larga. El bloqueo ha devastado la economía y el medioambiente en Gaza, y ha causado una destrucción generalizada, dejando a la mayoría de las personas aisladas del mundo exterior.
Los impactos del bloqueo se ven claramente en la incapacidad de acceso de la población a algunas de las necesidades más básicas como el agua, el saneamiento y la energía.
El 96% del agua del acuífero de Gaza no es apta para el consumo humano. El agua dulce subterránea está contaminada por aguas residuales y por el agua de mar. La solución es desalinizar el agua de mar, pero no es un proceso sencillo. Los equipos que se encargan de ello enfrentan continuos desafíos, demoras y prohibiciones de entrada de materiales por parte de las fuerzas israelíes como parte de su política para aislar la Franja. Estas prohibiciones hacen increíblemente difícil desarrollar infraestructuras de agua y saneamiento para satisfacer las necesidades de una población en crecimiento.
Los dos millones de habitantes de la Franja tienen un acceso muy limitado al agua dulce, el suministro medio de agua per cápita es de unos 50 litros al día, mientras que según los estándares internacionales debería ser de 120 litros al día. En este contexto surgió el proyecto de Reham Ishneiwra: ‘Magic Stone’. “Lo que me hizo desarrollar este proyecto fue la salinidad del agua del grifo que llega a mi casa”, comenta la joven refugiada de Palestina de 26 años.
El proyecto tiene como objetivo filtrar el agua salada en un 80-96%. Para ello, ha desarrollado un polvo a partir de una reacción química entre el aluminato de sodio que extrae de las latas vacías de coca cola y el silicato de sodio para producir zeolita: el polvo que filtra el agua. “Como el producto deriva de materiales reciclados, es muy barato, muy efectivo y seguro para las personas y el medioambiente. 1 kg de polvo de zeolita es suficiente para filtrar 1.000 litros de agua en 30 minutos”, afirma. También logra un desarrollo ambiental sostenible porque es un sistema ecológico, rápido y económico. Un kilogramo cuesta 2 dólares.
La crisis energética crónica en Gaza, que tan solo deja unas pocas horas de electricidad al día, influye en el limitado acceso al agua potable, ya que desalinizar agua requiere de electricidad. Sin embargo, este proyecto lo tiene todo: “Lo más importante es que no se necesita electricidad para funcionar”. Cuando el agua corre a través del polvo, se filtra directamente sin necesidad de ningún tipo de fuente de energía.
Reham estudió biotecnología en la Universidad Islámica de Gaza y trabajó como profesora asistente. Actualmente está creando su propio laboratorio donde planea desarrollar su proyecto y llevarlo al mercado. “Es mucho más barato que las técnicas utilizadas actualmente que cuestan unos 2.000$ para tratar 1.000 litros por hora”. Ella afirma que su tratamiento cuesta 140$ en 30 minutos para tratar 1000 litros de agua.
La agricultura es uno de los sectores más afectados por la salinidad del agua y Riham centra su plan de futuro en comercializar su producto entre los agricultores. “En Khan Younis, donde los agricultores abandonaron sus campos por el agua contaminada y salada, están mostrando interés en esta técnica”.
‘Magic Stone’ consiguió colocarse entre los diez mejores proyectos de 100 evaluados por el Pabellón Suizo de la Expo 2020 en Dubai y ahora Reham espera seguir avanzando y conseguir apoyar a la comunidad gazatí en algo tan básico como tener pleno acceso a agua limpia, potable y segura.
