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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

Vivir desde los 4 meses con insuficiencia renal en Gaza, enclave con un sistema sanitario ahogado

Malak y Zain en el hospital

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Zain y Malak se conocen desde que son bebés. El hospital es su hogar, escuela y de los pocos lugares que conocen. Mientras muchos otros niños y niñas se hacen amigos en el patio del recreo, ellos lo hicieron compartiendo las sesiones de diálisis. Sus madres encuentran consuelo la una en la otra y reprimen sus lágrimas en su charla con nosotros para que se entienda con claridad la dura situación de sus hijos.  

Malak Hamatto, de 8 años, es una niña refugiada de Palestina de la Jaffa ocupada. Vive en el barrio de Shoujaeya, al este de la ciudad de Gaza. Padece insuficiencia renal desde los cuatro meses. La pequeña tiene cuatro hermanos; uno de ellos falleció a causa de su misma enfermedad. 

Desde que se lo diagnosticaron, Malak fue derivada al Hospital Abdel Aziz Al-Rantissi, uno de los hospitales públicos donde se encuentra la única planta de tratamiento de diálisis en Gaza. La escasez de plantas dedicadas a este problema en los hospitales del enclave costero radica en la situación límite y de colapso que atraviesan las instalaciones sanitarias. El bloqueo impuesto por Israel en 2007 y que lleva sufriendo la población civil desde entonces, tensa la ya inestable situación económica y sanitaria. Todo ello ha desembocado en un sistema de salud frágil y en una escasez perpetua de recursos, tratamientos, medicamentos esenciales y dispositivos médicos, además de un número insuficiente de profesionales especializados; haciendo que el sistema sea incapaz de satisfacer las necesitades médicas básicas de la población. 

“Mi hija comenzó su tratamiento a los 4 meses en casa. Su talla y peso no le permitían someterse a hemodiálisis. Estuvo así hasta los 5 años. Fue una etapa muy difícil porque sufría problemas de presión arterial alta, problemas óseos y agrandamiento del músculo cardíaco”, comenta Aya, madre de Malak. Tras cinco años, Malak comenzó la hemodiálisis. 

“Me siento consumida y agotada por lo mucho que mi hija está sufriendo cada día. Psicológica y físicamente fue muy difícil para ella. Hasta ahora son 3 años de diálisis, cuyas sesiones a veces duran muchas horas. Lamentablemente hay medicinas que no existen en Gaza y ese es otro sufrimiento”, afirma Aya. Se valoró la posibilidad de trasplantar el riñón de su padre, pero el proceso se paralizó por la diferencia en el tipo de sangre. “Tenía miedo de que su cuerpo no lo aceptara bien”, comenta su madre.  

Malak se ve obligada a permanecer más tiempo en los hospitales que en casa con su madre. Aya intenta constantemente convertir esta dura situación en algo más divertido, para que su hija se sienta mejor. Pero los recursos económicos de la familia no ayudan y en muchas ocasiones no pueden permitirse comprarle juguetes. “Traté de comprar una silla de ruedas para facilitarle el movimiento, pero no pude. Me siento impotente siendo una madre que no tiene la opción de cambiar la vida de su hija”. Aya encuentra la calma en algunos momentos del día donde dedica tiempo a pensar en positivo: “Que crezca sana, feliz y con un futuro próspero”. 

Cuando entramos en la sala del hospital, Zain nos recibió con una sonrisa inspiradora. Con el mismo estado de salud, Malak y Zain permanecen sentados uno al lado de otro. Sus madres, unidas por la enfermedad de sus hijos, han encontrado en su relación una amistad, apoyo incondicional e intercambio de información sobre las formas de tratar a sus hijos, que les hace sentir más acompañadas en este duro camino.  

Los niños con insuficiencia renal en la franja de Gaza atraviesan episodios muy duros. Viven en una zona del mundo donde existe un grave déficit de medicamentos en los establecimientos.  

El derecho a la salud es universal e incluye el acceso a medicamentos esenciales. La escasez de los mismos indica problemas en la capacidad de cualquier sistema de salud para gestionar los recursos frente a las necesidades de la población. La refugiada de Palestina lleva viviendo con estos obstáculos desde hace 15 años.  

En Gaza el sistema de salud depende en gran medida de la ayuda humanitaria para los servicios médicos básicos. La salud de las personas refugiadas de Palestina son pilares fundamentales del trabajo de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, UNRWA. La Agencia ofrece desde hace más de 7 décadas servicios básicos de salud y es responsable de proporcionar un entorno de vida saludable en Gaza, Siria, Jordania, Líbano y Cisjordania. La red de centros de atención primaria y clínicas móviles de la Agencia constituye la base de sus servicios de atención preventiva, medicina general y especializada, adaptándose a cada etapa de la vida. 

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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