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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Las Méridas del mundo: de Extremadura a México, Venezuela y Filipinas

La Mérida de Yucatán, en México, fue fundada en 1542.

Roberto Ruiz

Que Extremadura fue tierra de conquistadores ya lo sabemos todos, no hay más que repasar las clases de historia del colegio, o visitar algunos de sus pueblos más espectaculares, como Trujillo, para saber de qué estamos hablando.

Y claro, los nuevos territorios conquistados necesitaban un nombre, y todos se acordaban de la madre patria a la hora de bautizarlos. Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Vasco Nuñez de Balboa, Francisco de Orellana, Pedro de Valdivia, Hernando de Soto… todos exploradores y conquistadores en las Américas, y todos extremeños.

Nombres repetidos por el mundo hay muchos, y además otras también emparentadas con diversas ciudades españolas como Granada, León, Córdoba, Burgos, Sevilla o Santiago, hay una que podemos encontrar en tres continentes distintos: Mérida. Y así están repartidas las cuatro Méridas del mundo: la de Extremadura, la de México, la de Venezuela y la de Filipinas.

La Mérida extremeña, donde empezó todo

La Mérida extremeña es la madre de todas las Méridas del mundo. De hecho, en la calle Cava, junto a la Alcazaba, encontramos el Parque de las Méridas del Mundo, donde un monumento recuerda en su inscripción “A las ciudades hermanas de las Méridas del Mundo”, mencionando a la mexicana, la venezolana y la filipina.

Mérida, en Badajoz, es una ciudad monumental como pocas y con un pasado romano, cuando fue Augusta Emérita y capital de la provincia de Lusitania, que sigue muy vivo hoy en día gracias a su teatro, su anfiteatro, su puente, su circo, sus templos y los restos de alguna que otra vivienda que han salido a la luz. El Museo Nacional de Arte Romano es además sin lugar a dudas uno de los principales puntos de interés que no te deberías perder al pasar por la capital extremeña.

Cada verano, y desde hace ya 65 años, se celebra en ella el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en el que durante dos meses el teatro romano de la ciudad vuelve a la vida y a recordar su época de esplendor acogiendo importantes obras y espectáculos.

La Mérida mexicana, en pleno Yucatán

Cuando los españoles tomaron Yucatán, en México, fundaron una nueva ciudad donde se encontraba la abandonada ciudad maya de T’Hó, y como algunos conquistadores era emeritenses, y las piedras de las edificaciones mayas medio derruidas les hizo recordar a las ruinas romanas de Mérida, se decidió darle el mismo nombre que a la ciudad extremeña. Eso fue en 1542, y los fundadores fueron Francisco de Montejo el Mozo y cien familias españolas más. Esas mismas piedras fueron utilizadas para levantar la nueva ciudad, y con ella la Catedral de San Ildefonso, la que se dice que es la más antigua de la América continental, aunque esto siempre siembre controversia y discusiones.

Mérida es una ciudad para visitar con calma, donde se puede disfrutar fácilmente de su marcado centro colonial, correspondiente a los siglos XVII y XVIII. No te puedes perder ni su Catedral ni su Plaza Grande, así como la Casa de los Montejos, el Palacio Municipal, el Paseo de Montejo o el Monumento a la Patria, entre otros muchos puntos de interés.

Uno de los momentos más mágicos y especiales de esta Mérida se vive a finales de octubre, durante la celebración del Hanal Pixán, el Día de Muertos de Yucatán. Durante estos días las familias siguiendo la tradición maya preparan altares para recibir la visita de las almas de sus seres queridos fallecidos, y un gran desfile tiene lugar la tarde noche del día 31 desde el cementerio al centro de la ciudad. Una tradición de alto atractivo turístico, en la que pueden llegar a juntarse hasta 60.000 personas, y en la que nadie quiere dejar pasar la oportunidad de pintar su cara como una catrina o un catrín.

La Mérida venezolana, una ciudad universitaria

El origen de la Mérida venezolana se remonta al año 1558, cuando fue fundada por Juan Rodríguez Suárez, un conquistador español natural de la Mérida extremeña que recorrió los territorios de las actuales Venezuela y Colombia. Cambió varias veces de nombre hasta quedarse finalmente como Santiago de los Caballeros de Mérida. Es, por cierto, capital del Estado de Mérida.

La ciudad, rodeada de imponentes y verdes montañas, conserva un casco histórico colonial que bien merece una visita. Allí destacan edificios como el Palacio Arzobispal, el Palacio de Gobierno, la Catedral y la Universidad, una de las de mayor tradición del país, y que hace de la Mérida venezolana una verdadera ciudad estudiantil. Algo a lo que ayudan sus plazas y jardines, donde siempre hay un buen lugar verde para charlar.

Mérida se enorgullece además de albergar el Mukumbari, el que presume de ser el teleférico más alto del mundo y el segundo más largo. Nace en la ciudad de Mérida, a unos 1.640 metros de altitud, y sube hasta la cima del pico Espejo, a 4.765 metros, en los Andes venezolanos. Está compuesto por cuatro tramos diferentes y el trayecto total dura unos 50 minutos. Las vistas son de verdadero infarto.

La Mérida filipina, la única asiática

La representante asiática de Mérida la encontramos en Filipinas, donde los más de tres siglos de presencia española dejó multitud de topónimos hispanos. Es la más joven de todas, fue fundada en 1857 por Domingo Fernández Ember, gobernador de la provincia de Leyte, en memoria cómo no de la Mérida española.

En plena Segunda Guerra Mundial la ciudad fue bombardeada por los japoneses y la encontrarás al este de la isla de Cebú y justo al norte de la isla de Bohol, aunque no es un destino precisamente turístico.

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