Siete glaciares que deberías conocer antes de que sea demasiado tarde

El glaciar Perito Moreno

Roberto Ruiz

Los glaciares son una especie en peligro de extinción. El calentamiento global está acabando con ellos y sus hielos se derriten a un ritmo trepidante. Lo que veas hoy poco tiene que ver con lo que podrías haber visto hace diez años y mucho menos aún con lo que podrás ver, o no ver, dentro de otros diez. Por lo que si quieres admirar uno de los mayores espectáculos de la naturaleza, lo más recomendable es no dejarlo pasar y hacerlo antes de que sea demasiado tarde.

Se calcula que un 10% de la superficie de la Tierra está cubierta por glaciares, de los que más del 90% pertenecen a la Antártida, y entre todos reúnen el 75% del agua dulce de todo el mundo. Pero para ver glaciares no hace falta viajar hasta los polos, ni mucho menos, y aquí tienes siete buenos ejemplos de ello. Algunos están en altas cumbres, otros a nivel del mar, algunos disminuyen su tamaño cada año y otros aguantan estoicamente el envite de las temperaturas. Pero todos, todos los que aquí recopilamos, son fantásticos ejemplos de la naturaleza más pura, viejos supervivientes de una fría época pasada.

El glaciar Perito Moreno, en Argentina

El Perito Moreno es quizá el glaciar más famoso del mundo, y hay que reconocer que motivos no le faltan para serlo. Está en la Patagonia argentina y es sólo uno de los 47 grandes glaciares que descienden del Hielo Continental Patagónico del Parque Nacional Los Glaciares. Un gran  bloque de hielo de unos 30 km de longitud, de unos 5 km de ancho en su frente y de unos 60 metros de altura que por suerte no decrece. Es fácilmente accesible desde el pueblo de El Calafate y hay diferentes miradores para contemplar su inmensidad.

El glaciar Grey, en Chile

El Glaciar Grey se encuentra dentro del Parque Nacional Torres del Paine, corresponde a parte de los Campos de Hielo Sur y si se desea se puede visitar desde Puerto Natales o realizando el sendero de la “W” del propio Parque. Para contemplar de cerca su inmensidad se puede navegar el lago Grey, donde flotan los grandes bloques de hielo que se desprenden del glaciar. Está sufriendo un acelerado proceso de retroceso con enormes desprendimientos que quedan flotando en el lago que lo baña.

El glaciar Fox, en Nueva Zelanda

El glaciar Fox es una de esas visitas imprescindibles junto a su hermano gemelo, el glaciar Franz Josef. Ambos son de fácil acceso y podemos acercarnos a ellos tras una pequeña caminata. El glaciar, de 13 km de longitud, desciende en picado unos 2.600 metros desde lo alto de los Alpes del Sur hasta el bosque fluvial templado y alcanza los 300 metros de espesor. Eso sí, sufre un rápido proceso de retroceso y así te lo mostrarán los paneles informativos, mediante fotografías históricas, que encontrarás en tu visita.

El glaciar Margerie, en Alaska (Estados Unidos)

Estamos en la Bahía de los Glaciares, en Alaska. El Margerie es solo uno de los 16 que componen el Glacier Bay National Park y desciende desde los 3.920 metros de altura hasta el nivel del mar, donde muere. Tiene una longitud de 34 kilómetros y un espesor de unos 110 metros, de los que 30 están bajo el agua. Se puede visitar desde cruceros y pequeños botes turísticos del Parque que fondean en sus cercanías. De momento parece que se mantiene sin retroceder. Cerca de Juneau, la capital de Alaska, se encuentra el glaciar Taku, que con sus casi 1.500 metros de grosor es el más profundo del planeta.

El glaciar Athabasca, en Canadá

El glaciar Athabasca es uno de los más visitados del país ya que se encuentra en el Parque Nacional de Jasper, en plenas montañas rocosas canadienses, y mide unos 6 km de longitud. Cerca de él se encuentra el Columbia Icefields Discovery Centre, un centro de interpretación que nos lo explica al detalle, y por nuestro propio pie podremos acercarnos hasta el frente de la lengua del glaciar. Eso sí, por el camino iremos dejando distintos hitos que van marcando su rápido retroceso, más de kilómetro y medio en los últimos 125 años. 

El glaciar Vatnajökull, en Islandia

Estamos en el glaciar más voluminoso de Europa, con 150 km de largo, 100 de ancho y espesores que van de los 400 a los 1.000 metros. Es tan grande que ocupa el 8% de la superficie de Islandia y es una de las visitas imprescindibles cuando se visita el país insular nórdico. Su inmensidad lo ha convertido en escenario de conocidas series y películas, pero su retroceso es constante. Cada año mengua como resultado del calentamiento global y la actividad volcánica de la zona.

El glaciar Jostedal, en Noruega

El glaciar Jostedal, o Jostedalsbreen, es el glaciar más grande la Europa continental y se encuentra en los fiordos noruegos. Tiene una superficie de 487 km², el hielo llega a alcanzar los 600 metros de grosor y cuenta con más de 50 ramas glaciares, como por ejemplo los glaciares Briksdalsbreen y Nigardsbreen. Forma parte del Parque Nacional de Jostedalsbreen, del que llega a ocupar más de la mitad, y se puede visitar desde Sogndal o directamente desde Bergen.

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