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Así evidencia el Mundial el abuso de urgencias

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Esther Samper

Volvió a ocurrir. Mientras nuestra selección agonizaba frente a la anfitriona del Mundial el pasado domingo, las urgencias eran lugares considerablemente menos bulliciosos y caóticos que de costumbre.

Múltiples fotos publicadas en Twitter mostraban urgencias vacías o muy tranquilas, como ya había pasado en partidos anteriores del equipo español. Así, a la decepción de los aficionados de la selección española se sumaba la del personal de urgencias sabiendo que, sin más partidos de España en el Mundial, “se acabaron los turnos tranquilos de urgencias” hasta que aparezcan otros eventos de semejante calibre mediático.

El fenómeno es ampliamente conocido por los profesionales sanitarios, algunos de los cuales cruzan los dedos para que sus guardias coincidan con partidos de fútbol importantes y otros eventos de seguimiento masivo. En el año 2014, médicos de urgencias del Hospital Negrín de Las Palmas, liderados por el doctor Juan Toral, decidieron estudiar este fenómeno con más detenimiento y arrojar algunos números al respecto. Concretamente, hicieron un seguimiento del número de pacientes que acudía a urgencias los sábados de mayo, con o sin eventos deportivos importantes como la final de la Champions League o la jornada final de la Liga.

¿Los resultados? Se observó un descenso de alrededor del 35% del número de pacientes que fueron a urgencias en las horas que coincidían con los famosos eventos de fútbol. Resultaba, además, curioso que existiera un descenso aún mayor del número de pacientes que acudían por dolencias no banales, concretamente una disminución del 44%.

Por supuesto, hay que tener en cuenta las limitaciones del estudio, ya que se realizó en un hospital concreto y en un mes particular. Es muy probable que estas cifras varíen bastante con otras circunstancias. Aun así, es un fenómeno general y familiar para el personal sanitario español. Otros estudios realizados en otros hospitales muestran tendencias similares.

El chascarrillo habitual suele ser que los partidos importantes de fútbol u otros espectáculos de relevancia social tienen un efecto terapéutico o protector considerable en la población que, durante las horas del evento, acude mucho menos a urgencias. La verdadera razón, sin embargo, refleja una realidad mucho menos amable: hay un abuso generalizado de las urgencias. Es decir, más de la mitad de las personas que acuden a urgencias no padecen una dolencia que sea realmente una urgencia, según cifras de diferentes fuentes. Eso es algo también del conocimiento general del personal sanitario que realiza los triajes, la clasificación de los pacientes conforme llegan a urgencias para determinar la prioridad de su atención. De esta forma, aquellos pacientes que más tiempo esperan en urgencias suelen ser también aquellos que han acudido por algo no urgente.

Varias son las razones detrás de este comportamiento. Por un lado, en múltiples comunidades autónomas, las esperas para acudir al médico de Atención Primaria pueden llegar a ser de 1-2 semanas en los peores casos y de uno a varios meses para los especialistas. Como es lógico, ante este panorama los pacientes prefieren acudir directamente a urgencias para tratar sus dolencias y evitar así un posible empeoramiento o el dolor y otros síntomas asociados. Así pues, parte de la responsabilidad del abuso de urgencias se debe a las autoridades sanitarias de estas comunidades autónomas que no aportan los recursos suficientes para atender a sus pacientes en unos márgenes de tiempo razonables.

Por otro lado, también es cierto que determinados pacientes, teniendo la posibilidad de tener cita en un tiempo razonable en los centros de Atención Primaria, prefieren acudir a urgencias para tratar ipso facto su problema de salud. Las gripes y los resfriados son los dos principales caballos de batalla con los que tiene que lidiar el personal de urgencias. Ambas dolencias no justifican la visita a urgencias salvo que exista algún signo o síntoma de alarma, cosa que rara vez ocurre salvo en personas ancianas o con enfermedades crónicas. Así pues, se trata también de un problema de educación sanitaria. A menudo, los pacientes no saben distinguir lo urgente de lo que no lo es, o, a veces, simplemente acuden sin deber hacerlo porque les resulta más cómodo y rápido.

En estos casos, realizar campañas de información al público sobre cuándo acudir a urgencias sería beneficioso para todos. Si se consiguiera concienciar a los pacientes, no sólo las urgencias estarían menos colapsadas, también los pacientes que acudieran a su médico habitual de familia tendrían más posibilidades de recibir un tratamiento más adecuado para ellos. En ese sentido, comunidades como Catalunya han tomado algunas medidas al respecto, con el teléfono 061. Sin embargo, son necesarios muchos más esfuerzos de concienciación en todo el país pues los que se han dado son “casi siempre puntuales y sin grandes inversiones, por lo que no tienen ningún impacto” como menciona el médico y profesor Vicente Baos.

Ya se sabía que la atención médica continuada por el mismo médico tiene una serie de ventajas como que los pacientes cumplen más los consejos médicos, se toman más medidas de prevención sanitaria, hay mayor cumplimiento de la vacunación y menor número de ingresos en hospitales de urgencia. Hace tan sólo unos días, se publicó un estudio que señalaba una asociación entre una mayor continuidad del tratamiento con el mismo médico y una menor mortalidad.

Desafortunadamente, las limitaciones del estudio no permiten afirmar que sea una relación de causa y efecto, pero podría serlo. Al fin y al cabo, sería lógico, pues el médico de “toda la vida” ha forjado una relación interpersonal más profunda con sus pacientes y conoce mejor sus antecedentes personales. Por tanto, ante enfermedades de tratamiento no urgente, siempre es aconsejable acudir a nuestro médico habitual, si las autoridades sanitarias nos lo permiten en un tiempo razonable, claro está. Como en otras facetas de la vida, en el terreno sanitario, lo más rápido y cómodo (urgencias) no tiene por qué ser lo mejor para nuestra salud a largo plazo.

Para saber más:

Urgencias, ¿el eterno problema?

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