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“Estamos viviendo el fin del euro tal y como lo hemos conocido”

Belén Carreño

Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla y miembro del comité científico de ATTAC.

¿Qué le parece la medida de control de cambios adoptada en Grecia?

Como posición general, soy partidario de que existan controles de capital. No entiendo por qué las economías han de quedar sujetas a los vaivenes que imponen capitales puramente especulativos. La historia ha demostrado que, incluso en el marco puro y duro del capitalismo, funcionan mejor cuando han existido. Hasta el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) admitió en un informe de 2012 que la liberalización de la cuenta de capital no tiene por qué tomarse como un principio inamovible o como algo que es siempre positivo. Y, por supuesto, creo que es imprescindible cuando se producen turbulencias como la actual en Grecia.

Las autoridades y los medios de comunicación deberían ayudar a que se entienda que es una medida que ni es nueva ni significa el caos, sino que alivia los problemas existentes. Debería saberse y tenerse en cuenta también que si los bancos griegos están en peligro de quiebra no es porque se produzcan estas circunstancias excepcionales, sino porque se dedican a crear dinero de la nada, generando volúmenes ingentes de deuda sin respaldo ninguno.

¿Fue acertada la decisión de Tsipras de convocar el referéndum?

Creo que sí, porque necesita el mayor apoyo ciudadano posible y porque medidas de tanto impacto deben tener la complicidad y la aprobación de quienes van a tener que sufrirlas. Es un gesto y una exigencia elemental de la democracia.

¿Cómo se puede evitar el contagio a otros países del euro?

Es imposible. Están ya contagiados. Estamos viviendo el fin del euro tal y como lo hemos conocido. Una unión monetaria ha llegado a donde tenía que llegar: al fracaso. Antes o después, se producirán este tipo de situaciones en cadena y los impagos serán inevitables, por la sencilla razón de que la deuda generada por la banca en Europa es materialmente impagable.

La Eurozona no tiene un mecanismo previsto para que un país abandone la moneda única. ¿Es posible mantenerse en el euro sin usar el euro, o usando el euro con otra moneda complementaria?

La UE no puede expulsar a un socio ni está contemplada la manera de que un país miembro de la unión monetaria la deje (naturalmente, salvo que se salten por alto la letra y el espíritu de los tratados y hagan todo fuera de la ley). Por tanto, la única solución es que se establezca una moneda complementaria en Grecia (lo deseable sería que también en otros países). Creo que el BCE lo debe tener ya pensado y que no solo no causaría problemas sino que permitiría que Grecia y otros países comenzaran a dinamizar rápidamente su mercado interno y a estabilizar pagos. El problema es que la Troika no busca eso, como ha quedado demostrado en los últimos años.

¿Hay margen para la negociación hasta el día del referéndum del próximo domingo? ¿Puede Tsipras echarse atrás? ¿Qué supondría la victoria del sí o del no?

Siempre hay margen si se quiere, pero creo que una vez convocado tendrá que celebrarse. Ahora, no creo que el gobierno pueda decidir. El tiempo de la negociación se ha detenido. Eso no quiere decir que mientras tanto no se estén produciendo movimientos y que puedan pasar muchas cosas. La UE tratará de que lo decisivo y relevante no sea la voz del pueblo, así que imagino que habrá algún tipo de sorpresa o incidencia en el camino. Si el pueblo rechaza el acuerdo, al Gobierno griego no le queda más remedio que cumplir esa voluntad y tendrá que mover ficha la UE. Si la voluntad popular fuese otra, contraria a la posición del Gobierno, podría ocurrir cualquier cosa, incluso la convocatoria de nuevas elecciones con carácter más bien plebiscitario.

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