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La CUP desplaza el choque con JxSí a la negociación de los nuevos presupuestos

Los diputados Anna Gabriel (i) y Benet Salellas (c) de la CUP

Arturo Puente

Ni guerra de declaraciones, ni asambleas interminables ni incógnitas hasta la última hora. La CUP ha esquivado un posible nuevo culebrón político en torno a la cuestión de confianza, a la que se someterá Puigdemont el día 27 de septiembre, anunciando este lunes que dará los 10 votos de sus diputados para que el president vuelva a obtener la mayoría absoluta del Parlament. Los anticapitalistas ni siquiera pondrán condiciones para este apoyo, con el objetivo de desplazar el choque con JxSí del debate independentista a las cuestiones puramente económicas.

“Entendemos que [la cuestión de confianza] la planteará no tanto en clave de confianza sobre su persona sino en clave de culminación del proceso”, ha asegurado este lunes la diputada Anna Gabriel en TV3 para justificar el apoyo de su grupo. “Si alguna cosa justifica un cierto acuerdo con JxSí es todo lo que tiene que ver con la ruptura con el Estado español”, ha remarcado.

La diputada de la izquierda independentista despejaba así la pelota hacia adelante, sobrepasando de un solo golpe la incertidumbre sobre la cuestión de confianza. Los cupaires prefieren evitar otra discusión cainita sobre los mecanismos de la ruptura, después de que el llamado referéndum unilateral de independencia se haya deshinchado por parte del Partit Demòcrata.

Ahora, la CUP se centrará en la negociación de los presupuestos, un debate que les parece mucho más provechoso y que fue el origen de las últimas desavenencias entre los grupos, que llevaron a Puigdemont a lanzar una cuestión de confianza.

Será en la negociación de cuentas donde la CUP se permitirá volver a remarcar sus diferencias de criterio con el resto del bloque independentista. Por este motivo, los anticapitalistas han reclamado emprender cuanto antes la negociación con Oriol Junqueras, vicepresident y conseller de Economía, sobre el nuevo proyecto presupuestario. El de Esquerra ha prometido llevarlo a la Cámara a lo largo del mes de octubre, presumiblemente hacia el final, y la CUP no desea que en esta ocasión el tiempo sea un factor de discordia.

Además los cupaires quieren evitar a toda costa que esta negociación se parezca a la que se llevó a cabo la primavera pasada cuando, a su juicio, el Govern les ofreció un paquete cerrado sin capacidad de negociarlo. Ahora quieren que las discusiones sobre cómo deben ser las partidas de gasto y las medidas de ingresos se aborden por parte de ambos lados de forma integral y abierta desde el primer día.

Según aseguró Junqueras hace unas semanas, su departamento hizo diferentes ofrecimientos a la CUP durante el verano para sentarse a negociar las nuevas cuentas, que los anticapitalistas rechazaron hasta tener encarrilada la cuestión de confianza.

Desde la CUP se aproximarán a esta negociación sin poner “condiciones previas”, según afirman fuentes de la formación, pero con algunos objetivos bien claros. Como en los fracasados presupuestos de 2016, la formación quiere que el proyecto de Economía para 2017 contemple modificaciones en la ley de acompañamiento, en lo que respecta a la recaudación. “Queremos que los presupuestos se debatan en el Parlament”, explican desde la formación, “pero esperamos que haya gestos de buena voluntad previos, más allá de decirnos que se pueden modificar cosas en el trámite parlamentario”.

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