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El PSC da por hecho que la Gestora del PSOE busca un cambio en las relaciones entre ambos

El presidente de la Gestora, Javier Fernández, junto al líder del PSC, Miquel Iceta

Arturo Puente

Pocas veces el PSC ha afrontado un Congreso en una situación de incertidumbre sobre su futuro como la actual. En plena crisis con el PSOE a cuenta del voto diferenciado en la investidura de Mariano Rajoy, los socialistas catalanes celebrarán este fin de semana su XVII Congreso, con la vista puesta en las posibles decisiones que tome la Gestora de Ferraz, tanto disciplinarias como de modelo organizativo.

Que la actual dirección interina del PSOE estudia un cambio en el marco de relaciones con el PSC es algo que se da por hecho en la Ejecutiva de Miquel Iceta. Cosa diferente es que esta modificación llegue a materializarse. Según fuentes de la dirección catalana, ellos se mantienen “a la espera” y con una clara apuesta por continuar en los órganos ejecutivos y de representación del PSOE.

Tanto es así que descartan que en su Congreso se aprueben cambios respecto a la relación con su partido hermano, pese a la existencia de algunas enmiendas en este sentido. La tensión entre los partidos sí se dejará ver este fin de semana, pero por el otro lado. Según se ha anunciado, el presidente de la Gestora no aparecerá en la clausura del Congreso del PSC, rompiendo una tradición no escrita.

El PSC asegura estarse enterando del sentir de la Gestora por sus declaraciones públicas. Este miércoles, el portavoz de la dirección interina socialista, Mario Jiménez, ha mostrado la voluntad de estudiar un cambio en las relaciones, para establecer una fórmula más “simétrica y equilibrada”. Con estas palabras, Jiménez dejaba ver una posibilidad que los de Iceta han barajado durante las últimas semanas con el nombre de “relación CDU-CSU”, y que supondría la expulsión del PSC de los órganos del PSOE.

Una revisión en este sentido sería algo parecido a una separación amistosa, que no supondría necesariamente la ruptura de la alianza electoral entre las dos formaciones. Así, el PSC seguiría siendo el referente catalán del PSOE, pero no participaría en la toma de decisiones de éste. En ese sentido, los cerca de 17.000 militantes del PSC saldrían del censo general del PSOE, por lo que este numeroso grupo se quedaría sin voto en las primarias a la secretaría general o en las votaciones de los órganos.

La carta en la manga del Congreso

Desde el grupo de diputados del PSC en el Congreso se rebajan las posibilidades de que una decisión tan drástica llegue a producirse, al menos por el momento. Confían en que los ánimos se irán templando con la entrada de la legislatura y el comienzo de la actividad parlamentaria con nuevo Gobierno, e incluso se quita hierro a la carta enviada a los diputados díscolos anunciando que se estudiarán sanciones.

También la ejecutiva del PSC espera que un eventual intento de la Gestora de sacarles de sus órganos no llegue más allá del Congreso del PSOE. Según explican, la relación entre ambos partidos está establecida mediante el llamado “protocolo de unidad”, firmado en 1978 e introducido en los estatutos de ambos partidos, por lo que solo puede modificarse en un congreso, de uno o de otro. E incluso en el caso de que esto se llegase a producir, desde Barcelona llaman a la negociación.

La carta en la manga de los socialistas catalanes es precisamente este Congreso del PSOE. Pese a que ellos serían partidarios de que se convocase “cuanto antes”, la Gestora ha dado muestras de tener poca voluntad de hacerlo inmediatamente, y menos aún después de que Pedro Sánchez haya anunciado su intención de presentarse a las primarias. Por este motivo, el PSC confía en que si todo falla y la Gestora presenta al Congreso una ponencia en la que se les expulse, esta sea una posición rechazada gracias a los favorables a Sánchez. El hecho de que los órganos del PSC se hayan mostrado tan cercanos a Sánchez hace que la expulsión o no de su nutrida militancia sea una primera batalla clave de cara a las primarias.  

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