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La fiesta de Junts pel Sí deja deberes a la CUP

Una asistente al Born alza el puño mientras entona 'Els Segadors' / SANDRA LÁZARO

Oriol Solé Altimira

Noche de euforia independentista en la sede de Junts pel Sí. Las sonrisas no han desaparecido ni un momento del rostro de los cientos de personas que llenaban la plaza del Mercado del Born de Barcelona. Después de la sonrisa, sin embargo, la duda. Esta duda tiene unas siglas, las de la Candidatura de Unitat Popular (CUP) y su papel a partir del 28-S. “Sí, tenemos 62 diputados, pero la CUP no lo pondrá fácil. No me fío”, resume Miquel, un jubilado del barrio de Horta de Barcelona.

“Estamos contentos, pero esperamos que la CUP esté por la labor”, comenta una pareja de jubilados cuando el escrutinio va dejando claro que Junts pel Sí no obtiene la mayoría absoluta. Junts pel Sí ha quedado en 62 diputados (9 menos que la suma de CiU y ERC de las elecciones del 2012) y los 10 diputados de la CUP serán claves para la investidura y el recorrido parlamentario del proceso soberanista. También hay quien sí se fía de la CUP. “El camino lo haremos juntos”, sostiene Pau, un estudiante de Barcelona. Su amigo Marc remata: “Hay mayoría absoluta independentista. Se ha roto el mito de que la alta participación favorece al 'no'”.

Con la CUP o sin, hay ganas de empezar la fiesta. Todavía no han salido los líderes de los demás partidos para comentar el resultado cuando una DJ se instala frente el Mercado del Born. La segunda canción que suena es Celebrate good times come on, y la plaza del Born se deja llevar por el ritmo de Kool and the Gang. Un grupo de adolescentes de 16 años, que ni había nacido cuando se compuso la canción ni ha podido votar este domingo, baila como si el suelo del Born fuera una discoteca de los 70.

No sólo baila el público. La secretaria general de ERC, Marta Rovira, ha igualado a Iceta como política marchosa oficial de esta campaña y lo ha dado todo en el escenario con Invencibles, la rumba himno de campaña de Junts pel Sí. El número 6 de la lista, Eduardo Reyes, que mientras se hacía el escrutinio salía a fumar con semblante nervioso, ha abierto una botella de cava como si fuera un piloto de Fórmula 1. El Born embelesa.

El estado de euforia es tal que el discurso de Artur Mas es interrumpido con gritos de 'president'. “Calma, calma, calma, calma y buenos alimentos”, responde Mas. “El president tiene toda la razón. Hoy han ganado el 'sí' y la democracia”, comenta con los ojos vidriosos Joana haciendo suyas las palabras del presidente de la Generalitat. El público arranca los enésimos gritos de 'independencia' cuando ve Mas, Junqueras y Romeva en el plató de TV3, y vuelve a bailar cuando en la pantalla aparecen los tertulianos de la cadena pública.

La música se detiene de nuevo para que aparece la cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, en la pantalla. Aplausos generales, que bajan de intensidad cuando Baños repite la palabra “desobediencia”. Vuelve a caldear el ambiente Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos, y la plaza reacciona con gritos de 'indepenència'. Pero la reacción más encendida no la ha provocado ningún miembro ni de Junts pel Sí ni de ninguno de los partidos contrarios a la independencia, sino Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió Democrática. Los gritos de “botifler” (traidor) retumban en el Born cuando Duran anuncia que pone su cargo a disposición del consejo nacional de UDC.

Irati y Jaione, dos vascas que estudian en Barcelona, lo miran todo extrañadas. “Estamos impresionadas por la euforia que hay. Nos da un poco de envidia, la verdad”, confiesan. El proceso ha terminado con la tradicional vasquitis que tenían los catalanes respecto Euskadi, algo impensable hace cinco años. Los políticos se van de la televisión y la discomóvil estrellada de Junts pel Sí sigue, al menos hasta que toque negociar la investidura.

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