La presión para que Artur Mas dé un paso al lado crece en el tiempo de descuento para la investidura

Todo parece indiciar que Catalunya volverá a las urnas en marzo salvo que Artur Mas dé un paso al lado y acepte que otro candidato de Junts pel Sí presida la Generalitat. En tiempo de descuento, a las voces del diputado en el Congreso de ERC, Joan Tardà, se le han sumado otros miembros de Junts pel Sí que reclaman al president un gesto para que la legislatura empiece tras tres meses de negociaciones.

Los últimos días de la negociación entre Junts pel Sí y la CUP recuerdan a las jornadas de confusión y cumbres que periódicamente vive el proceso soberanista. Sucedió antes y después de la consulta del 9-N; también cuando se fraguó Junts pel Sí.

A primera hora de la mañana de este jueves, el diputado de Junts pel Sí, Gerard Gómez del Moral (ERC), ha afirmado que el compromiso de la candidatura era hacer a Mas president pero que “llegados a este punto, si esto no es posible, tenemos otros compromisos superiores, como es la independencia”.

Horas más tarde, en un escrito en su blog, el portavoz de las juventudes de ERC ha asegurado que Artur Mas debería dar un paso al lado “por compromiso y patriotismo”, y ha añadido que el actual president en funciones debe tener “un papel absolutamente relevante” en el futuro Govern. “Si su puesto es el 'desatascador', tiene que hacer un gran (e injusto) acto de generosidad”, ha remachado el joven diputado. Asimismo, ha reclamado a la CUP que se comprometa “al 100%” con la legislatura y apoye los presupuestos y al Govern.

¿Se han trasladado estas declaraciones en los medios de comunicación a la última reunión de este jueves entre Junts pel Sí y la CUP? Fuentes conocedoras del encuentro señalan a Catalunya Plural que sí. Matizan, sin embargo, que dichos planteamientos chocan con el enroque de Convergència en mantener a Mas como candidato a la presidencia. La posición de todas las partes es seguir con la negociación hasta el final. Nadie quiere ser visto como el que se ha levantado de la mesa.

El president en funciones, Artur Mas, no ha dado su brazo a torcer. En una entrevista en horario de máxima audiencia en TV3, Mas ha justificado no dar un paso al lado, tal y como le pide la CUP, porque el proceso soberanista no se puede permitir “vetos”. Así, a juicio de Mas “para proteger el proceso político hay que preservar el principio de que no se puede excluir a nadie”.

La de Gómez del Moral no ha sido la única voz que ha contradicho la versión oficial de Junts pel Sí, que por boca de su número uno las pasadas elecciones, Raül Romeva, ha reafirmado a Mas como candidato a la presidencia: “La situación es la misma que el martes. No hay novedad”, ha aseverado Romeva.

En concreto, la plataforma Súmate, que agrupa castellanhablantes independentistas y cuyo presidente, Eduardo Reyes, es diputado por Junts pel Sí, ha trasladado una propuesta para lograr un acuerdo divergente con la línea oficial de JxSí. Han planteado que Mas ceda la presidencia a la actual vicepresidenta de la Generalitat, Neus Munté, y que él asuma el papel de conseller en cap. La entidad ha afirma que la CUP ha dado el visto bueno a esa posibilidad.

Súmate, tras reunirse con miembros de la CUP y de JxSí, ha constatado que el escollo para el acuerdo es que Mas sea president. “Tiene que imperar el sentido común. No podemos ir a nuevas elecciones. Lo que queremos todos los de JxSí es ir a la independencia sin pasar por nuevos comicios”, ha dicho Reyes. La vicepresidenta ha rechazado en Twitter la opción de Súmate para evitar elecciones anticipadas. Munté ha reafirmado a Mas como su candidato y ha asegurado que no será “moneda de cambio de nadie para traicionar la voluntad de los electores”.

En paralelo a los movimientos de los diputados, centenares de personas se han concentrado en varias poblaciones catalanas para reclamar un acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP -otro rasgo que recuerda a las movilizaciones populares de los días que precedieron a la consulta. La concentración que más personas ha congregado ha sido la de la plaza de la Catedral de Barcelona, en la que se han mezclado partidarios del 'acuerdo' a secas y un grupo que pedía sin rodeos que Mas se hiciera a un lado.

Pese a las declaraciones y los movimientos populares, todo parece indicar que la presión sobre Mas llega demasiado tarde y que durante los próximos tres días la legislatura más corta de la historia de Catalunya languidecerá sin prisa pero sin pausa.