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Londres extraditará a Lauri Love, el joven con Asperger acusado de hackear al Gobierno de EEUU

Lauri Love

Joaquín Pi Yagüe

Un tribunal londinense ha aprobado este viernes la extradición a Estados Unidos del hacker británico Lauri Love, de 31 años, acusado de haber penetrado en los sistemas informáticos de instituciones de alto valor estratégico como el FBI y el Ejército de EEUU y de haberse hecho con material de carácter notablemente sensible. 

El caso ha despertado la atención de medios de todo el mundo que esperaban hoy a la entrada de la Corte de los Magistrados de Westminster donde, después de más de dos meses de demora, se daba a conocer la sentencia.

Love había encarado su comparecencia con tranquilidad, incluso hizo una pequeña actuación improvisada en la que bailó a las puertas del tribunal.  

La vista comenzó con puntualidad, a las dos hora londinense, en una sala absolutamente atestada de curiosos en la que sus partidarios no parecían presagiar lo que finalmente ha sucedido.

Lauri Love será finalmente extraditado a Estados Unidos. Cabe recurso de apelación, pero a cambio de pagar una fianza. Mientras esto ocurre, su caso pasa a ser un asunto de la Secretaría de Interior.

Partidarios del joven se han concentrado a las puertas del Tribunal de Westminster, a la vez que en las redes han sido múltiples los mensajes de apoyo a Lauri Love y las críticas a la reforma de la actual ley de extradición que consideran insuficiente.

Se impuso el espíritu de la Extradition Act de 2003

La Extradition Act de 2003 era la espada de Damocles que pendía sobre la cabeza de Love, pues ha sido la ley esgrimida por los tribunales del país norteamericano para tratar de conseguir que Gran Bretaña les entregara al informático y activista.

Desde el entorno de Love había motivos para pensar que, a pesar de estar diseñada para casos como este, no se aplicaría debido a los dos varapalos que había recibido previamente, es decir, después del caso McKinnon y, sobre todo, de la aprobación de la forum bar. Albergaban, pues, motivos para la esperanza.

Dentro del marco de la Extradition Act se solicitó el traslado de Gary McKinnon a Estados Unidos en 2004. Al igual que Love, también fue acusado de hackear ordenadores militares de Estados Unidos en 2002 y se le diagnosticó síndrome de Asperger.

Esa orden estuvo vigente durante ocho años, hasta el 16 de octubre de 2012 cuando Theresa May, entonces secretaria de Interior y actualmente líder del Partido Conservador y primera ministra de Reino Unido, bloqueó la extradición de McKinnon alegando razones relacionadas con los derechos humanos.

Producto de este proceso en el que se vio envuelto McKinnon fue la forum bar, que entró en vigor en octubre de ese mismo año. A grandes rasgos establece en su apartado primero que la extradición de una persona depende en buena medida de “los intereses de la Justicia” y que dichos intereses serán sometidos al criterio de un juez que puede considerar que la extradición no es oportuna, entre otras circunstancias, “si la actividad” por la que se juzga a una determinada persona “se desarrolló principalmente en Reino Unido”.    

Naomi Colvin, la portavoz de la Courage Foundation, organización sin ánimo de lucro que defiende a quienes filtran información de interés general, destaca en declaraciones a eldiario.es que la Extradition Act de 2003 “introdujo en el derecho interno [británico] los contenidos del tratado bilateral de extradición entre Reino Unido y Estados Unidos, firmado también en 2003, antes de la ratificación del mismo tratado por” la parte americana.

Lo que viene a explicar Colvin es que aunque el tratado estaba pensado para tener carácter bilateral, al final la demora en su ratificación por parte de Estados Unidos -no fue aprobado en el Senado de este país hasta 2006, por lo que no entró en vigor hasta 2007- provocó que en la práctica existiera un criterio unilateral a juicio de una parte de la opinión pública.

Dicha unilateralidad estribaría en que los fiscales y jueces del país norteamericano pueden solicitar la extradición de un ciudadano que ha quebrantado las leyes estadounidenses desde suelo británico esgrimiendo tan solo una “sospecha razonable”, mientras que en sentido contrario es necesaria una prueba lo suficientemente sólida como para abrir un procedimiento. No obstante, algunas voces se pronunciaron señalando que realmente las diligencias que se han de practicar para obtener una y otra no son tan dispares.

La portavoz de la Courage Foundation comunicó sus impresiones a eldiario.es la víspera del juicio respecto a una hipotética sentencia en contra de Love: “se demostrará que los cambios legales que inició Theresa May después de bloquear la extradición de Gary McKinnon son totalmente ineficaces. Creo que esto volverá a abrir el debate sobre el tema de las extradiciones entre Reino Unido y Estados Unidos que ha sido extremadamente controvertido en este país”. Y aseguró que, aunque se produjera un fallo adverso, “continuaremos apoyando a Lauri independientemente de lo que pase”.

Un viacrucis de casi tres años

Lauri Love fue arrestado el 25 de octubre de 2013 en la casa que sus padres tienen en Stradishall, una pequeña localidad situada en el Este de Inglaterra. En el transcurso de esa operación, la policía requisó seis ordenadores y varios discos duros de su domicilio.

Lo consideraban sospechoso de haber hackeado sistemas informáticos de instalaciones especialmente sensibles desde el punto de vista estratégico para Estados Unidos entre 2012 y 2013, en concreto, los del Departamento de Defensa, la Agencia de Protección para el Medio Ambiente, el Departamento de Energía y la NASA, así como de haber robado datos sensibles tanto de la agencia espacial como de la Reserva Federal.

Esta serie de ataques informáticos se dieron en el contexto de la operación de Anonymous #OpLastResort y, además, también se le atribuyó el hackeo llevado a cabo contra la Agencia de Misiles de Defensa en represalia por el suicidio de Aaron Swartz.  

Cuando la policía requisó los equipos informáticos, se dieron cuenta de que todo el contenido de los mismos se encontraba cifrado. La NCA británica, equivalente al FBI estadounidense, le exigió que descifrara el material, algo a lo que el acusado se negó.

Este organismo de seguridad acudió entonces a los tribunales para exigir a Love que entregara sus claves. Al final los argumentos de la NCA no convencieron a la juez Nina Tempia, según ella misma manifestó entonces, y Love no se vio en la obligación de descifrar el contenido de sus equipos.

A finales del pasado mes de junio se celebró la sesión donde se decidía si Reino Unido respondía afirmativamente a las tres órdenes de extradición emitidas contra Love por separado desde varias jurisdicciones de Estados Unidos. Se escuchó a los testigos de la defensa -quince en total- y a la acusación que, según señalaron varios asistentes a través de Twitter, no presentó ninguno.

Aunque la sesión se prolongó mucho más allá de lo que en un principio se esperaba, la sentencia se aplazó en un principio al pasado 20 de julio, después al 26 y, ese mismo día, se estableció por fin hoy, día 16 de septiembre, como fecha límite. 

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