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“Buscamos un modelo viable y equilibrado, que ayude a ver la luz al final del túnel neoliberal”

Hermes Binner

Miguel Roig

  • “El vicepresidente argentino, Amado Boudou, debe renunciar porque la desconfianza se acrecienta si desde la Presidencia de la Nación no se toman medidas ante la grave sospecha de comisión de un delito”

El presidente del Partido Socialista, Hermes Binner, conversa con eldiario.es en Berlín, donde asistió invitado por la Fundación Friedrich Ebert a varios encuentros con dirigentes del SPD (Partido Socialdemócrata Alemán) y autoridades gubernamentales. Binner analiza en esta entrevista sus planes para presidir un futuro gobierno, la crisis económica y moral que atraviesa su país así como también su personal visión de la socialdemocracia en Latinoamérica y Europa.

El mundo del trabajo se encuentra bajo el influjo de la gran crisis económica y en ese marco, la socialdemocracia europea no parece tener las respuestas que tuvo en otros momentos. Latinoamérica, por el contrario, muestra signos de vitalidad política. Chile, Uruguay, incluso Brasil, administrados por partidos y alianzas progresistas, emiten señales en este sentido.

El hecho diferencial de estos países se produce, fundamentalmente, en el campo social. Es necesario tener una producción y un trabajo estable pero el fruto de ese trabajo tiene que tener como consecuencia una sociedad con mayor participación de los ciudadanos en la búsqueda de la paz social. Este es un problema que no se soluciona de un día para el otro y no es que en Latinoamérica se haya encontrado una solución mágica que resuelve todos los problemas de nuestros países.

Lo que ha encontrado el socialismo es una posibilidad cierta de desprendernos de viejos esquemas y de comenzar a pensar en que hay que crear algo nuevo, herramientas que sirvan para los intereses de hoy y, en primer lugar, para la gente que está postergada. En un clima de insolidaridad solo se pueden esperar focos de violencia; en una comunidad solidaria surgen propuestas de inclusión de 360 grados, transversales: la infancia y la juventud, la educación y la salud, los trabajadores y la sectores de producción, la tercera edad como buen final de un ciclo vital y no como el último eslabón de una serie de incertidumbres. Todos tenemos la posibilidad de poder construir una sociedad mejor en tanto y en cuanto veamos en el diálogo, en la participación y en la transparencia, una vía que permita avanzar en la satisfacción de las necesidades de la población. Ese es el camino que está recorriendo el socialismo en América Latina.

Pero hay puntos neurálgicos: el desempleo, el trabajo en negro, el trabajo forzoso; pero atendiendo a los dos primeros, ¿qué respuesta se le da? Porque la crisis está generando, por un lado, destrucción de empleo, y por otro, alentando el trabajo ilegal.

La satisfacción de uno de los derechos fundamentales del ser humano, el derecho al trabajo, es un eje del socialismo y no una simple aspiración. En ese sentido, se tiene que buscar consenso entre todos los sectores para alcanzar propuestas superadoras. Tal vez ese tipo de propuestas son las que faltan hoy en la socialdemocracia europea. Claro que no se trata de movimientos mecánicos sino de confluencias decididas a un cambio y cuya actitud no puede ser otra que el entendimiento de los actores del mundo del trabajo, incluyendo aquí también las relaciones con la universidad y atendiendo a las nuevas tecnologías y su influjo en la actividad laboral. Todo esto debe organizarse en torno a una propuesta común, un modelo viable, eficaz y equilibrado, que ayude a ver la luz al final del túnel y me refiero al túnel del neoliberalismo, de la exclusión, el túnel de la marginación social.

Estamos en una etapa muy importante en la que hemos visto como la crisis del capital financiero ha incidido fundamentalmente en los trabajadores; hemos asistido a una transferencia del capital espectacular, extraordinaria, de muchísimos bolsillos a unos pocos. Esta concentración de la riqueza genera una gran desigualdad y es uno de los factores más importantes de la inseguridad en la que hoy vivimos. Por eso, tenemos que recapitular y repensar un modelo que conduzca al equilibrio. No estamos en contra del capital; estamos a favor de una propuesta que utilice el capital para crecer: un crecimiento social equilibrado en una democracia abierta a todos.

Este escenario que cita, el de la brecha, en el que la riqueza se concentra en pocas personas, plantea nuevas cuestiones. La clase obrera parece haberse mudado a Asia mientras una capa media se enfrenta a las nuevas tecnologías que redefinen el trabajo y generan más exclusión. ¿Cómo se evita que cada día más trabajadores adultos pierdan su trabajo y cómo se ayuda a los jóvenes a insertarse en el mercado laboral?

Lo primero que hay que hacer es reconocer que ese problema existe. Si miramos hacia otra parte sigue avanzando la desigualdad que genera esta política. Nosotros, desde el socialismo en Latinoamérica, estamos convencidos que se avanza realmente poniendo un eje en la producción, el trabajo y la acción social. Los países que han avanzado y se han consolidado en esta idea, exhiben un avance sobre aquellos que carecen hoy de la planificación de una economía sostenible. El plan que proponemos en Argentina es factible. Es un modelo de desarrollo sustentable que, aprovechando las oportunidades que da el contexto internacional, puede generar un crecimiento económico, el cual, además de garantizar un mercado laboral amplio y diverso, permite una distribución del ingreso y de la riqueza para un mayor bienestar e igualdad de la población.

¿Cómo ve la negociación entre Gobierno argentino y el Club de París?

A las deudas hay que honrarlas y hay que buscar una forma de cumplir con el Club de París que en su momento prestó fondos a Argentina, a Uruguay, a Brasil, a Chile. Estos países la han honrado y Argentina, no. Hay que encontrar una forma de financiación con las posibilidades reales de poder devolver esos fondos. Nosotros necesitamos obras de infraestructura imprescindibles para nuestro país y eso se puede lograr si hay una política clara, si hay un plan director, estratégico que realmente oriente cuales son las prioridades. Por lo tanto, esa es la vía que nosotros creemos que es absolutamente factible de pagar esa deuda con producción. No hay que obviar el hecho de que el Gobierno que suceda al actual deberá enfrentarse al modo en que la deuda fue gestionada y, posiblemente, resolver los errores que herede para poder llevar adelante ese plan director eficaz que además de garantizar crecimiento evite que, una vez más, los sectores más carenciados sean los afectados.

¿Es posible que el país tenga que enfrentar un default [suspensión de pagos]?default

El país se encuentra al borde de un default pero esta vez, el riesgo de la cesación de pagos no aparece asociado a la asfixia de una deuda imposible. Desde el primer fallo del juez federal estadounidense Thomas Griesa [El juez consideró que las solicitudes argentinas de moratoria para pagar a los fondos especulativos, unos 1.500 millones de dólares, no estaban bien fundamentadas] hasta ahora, han pasado dos años. En este tiempo, el gobierno argentino hizo lo que mejor sabe hacer: culpar a enemigos ocultos, promover la confrontación y delegar máximas responsabilidades en funcionarios con mínimas credenciales para asumirlas. En estos días, nos preguntan constantemente cuál es el camino a seguir. Desde el Frente Amplio UNEN tenemos muy claro que, más allá de las razones que condujeron a esta coyuntura, estamos ante un problema nacional de enorme relevancia y de proyecciones futuras. En este sentido, creemos que la única salida en esta instancia es la negociación, y que el gobierno nacional debe abandonar la errática gestión que ha demostrado hasta ahora para asumir el problema con responsabilidad.

El vicepresidente argentino, Amado Boudou, ha sido procesado por diversos delitos que, presuntamente, cometió siendo ministro de Economía. ¿Usted cree que debe renunciar?Amado Boudou

Sin ninguna duda. No hay antecedentes en la historia política argentina de un procesamiento a un vicepresidente en ejercicio. Cualquier gobierno pierde credibilidad frente al procesamiento de altos funcionarios por casos de corrupción. Esta desconfianza se acrecienta si desde la Presidencia de la Nación no se toman medidas claras y ejemplares ante la grave sospecha de comisión de un delito, como lo es un auto de procesamiento. El vicepresidente de la Nación debe apartarse del cargo para no seguir dañando al gobierno y socavando la credibilidad en las instituciones. Si no es así, la división entre política y sociedad civil se profundizará aún más y resultará cada vez más difícil concretar los necesarios consensos nacionales para afrontar las dificultades sociales y económicas que están comenzando a vislumbrarse.

Para que usted sea presidente se debe consolidar una nueva mayoría. ¿Cómo se está construyendo esa concertación de voces distintas para alcanzar este fin?

Fundamentalmente en el diálogo y en lograr una propuesta común. Ese consenso en la propuesta común es lo que nos fortalece pero también está la ideología que nos ayuda a pensar en una forma común. Y sabemos, y creemos que de esa participación activa de los distintos sectores que forman hoy los partidos políticos vinculados al progresismo, que tienen propuestas progresistas, surgirá una herramienta valida para consolidar una reforma en la política argentina. Los partidos grandes, los partidos que surgieron a fines del siglo XIX y el gran partido que surgió a mitad del siglo XX, están hoy en etapas de fragmentación que se ha incentivado enormemente a partir de la crisis del año 2001. Entonces, construir una nueva propuesta electoral partiendo de la ideología y de los valores, y consolidándolo en un programa es lo que realmente nos habilita a nosotros a pensar que algo nuevo está pasando en Argentina, que algo se va a construir en Argentina, que no es verdad que todo lo que está en Argentina funciona mal; sino lo que es verdad es que hay grupos políticos que están a cargo del Gobierno que verdaderamente no dignifican la función pública y sobre ellos se soportan gruesas denuncias de corrupción. Lejos de investigarse, la verdad es que siempre se cree que se puede superar a través del tiempo; esto se llama impunidad, no tiene otro nombre. Esa impunidad es la que realmente fragmenta, divide y posterga acciones que benefician a los corruptos.

Las propuestas políticas que se generan fuera del espacio que usted lidera se nutren del desprestigio político y ese es uno de los ejes del relato neoliberal: la política como problema y no como solución. En algunos países de Europa, la socialdemocracia ha caído en la trampa de mirar la realidad con ojos liberales para sumarse a esta corriente. ¿Puede ocurrir esto en Argentina?

La práctica ha demostrado que todas las responsabilidades que hemos tenido los partidos que estamos hoy en el Frente Amplio UNEN, han transitado, con algunos errores mayores o menores, un camino ético y nunca se equivocaron de bolsillo a la hora de distribuir el dinero. Porque una cuestión fundamental es saber cual es el dinero propio y el ajeno que se está manejando. Esta confusión no ha ocurrido en ninguna de las fuerza políticas que integran el Frente Amplio UNEN. Esto es un gran valor y una fortaleza frente a la sociedad que está cansada de ese viejo eslogan: “roba pero hace”. Nosotros pensamos que hay que hacer pensando en la sociedad; si la sociedad nos confía su voto nosotros debemos responderle y tenemos que responderle con bienestar.

Este bienestar no solo es dar de comer a la gente, sino trabajar por una integración, una cultura del diálogo, una cultura en la que se pueden retomar temas que quedaron pendientes ayer. La idea de progreso implica crecimiento económico y un correlato, el consecuente desarrollo que permite ese crecimiento, con una redistribución equitativa para sostener un modelo social equilibrado. Por eso creemos que hay una gran posibilidad de que comencemos a tejer una nueva realidad entre los países de América Latina y los países de la Unión Europea. Nos interesa mucho el diálogo de las dos orillas en el marco de ese modelo. Cuando cae el mundo bipolar se genera una serie de polarizaciones; en el caso nuestro, estamos dentro del Mercosur. Es necesario fortalecerlo y no debilitarlo como ha hecho nuestro país pero también es necesario pensar que desde la regionalización tenemos un puente natural con Europa.

Creo que realmente tenemos un territorio de causas comunes y es importante transitarlo, luchar juntos, y trabajar por el crecimiento de sociedades más dignas con paz, armonía, con la idea profunda de que se puede construir todos los días un futuro mejor.

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