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“Creo que los empresarios han superado ya la tragedia de ETA”

Miguel Lazpiur, en el cuartel general de su empresa en Bergara.

Aitor Guenaga

Bergara —

“No tengo pecados”. Es difícil toparse estos días con alguien que pronuncie esta frase con rotundidad. Si a eso se une que la persona es un empresario que, además, ha sido el presidente de la patronal vasca (Confebask) entre 2005 y 2011, para algunos puede parecer todavía más inverosímil. Pero con Miguel Lazpiur (Bergara, 1942) casi todo es creíble. Tras su aspecto de bonachón con marcado acento vasco, se esconde un hombre hecho a sí mismo. La entrevista discurre en la planta de Lazpiur, el día que se cumplen tres años desde que ETA anunció el fin de su actividad terrorista. Miguel ya no lleva escolta. Anda con las manos en los bolsillos, sin corbata, mientras muestra orgulloso al visitante todas las esquinas de la planta, las máquinas y a su gente. Y en pocas semanas celebrarán los 100 años de una empresa singular en el tejido industrial vasco.

Tras pasar por Confebask, en una etapa de convulsión en lo político y con el azote del terrorismo, se puede decir que ha abierto una nueva etapa.

Sí. Aunque hay que recordar que yo empecé como vicepresidente de Adegi y ya llevaba unos años.

No eran años fáciles: en concreto, usted accedió al cargo tras el asesinato a manos de ETA de empresario José Mari Korta.

Había que dar el paso. Yo le he reconocido toda la vida a José Alberdi, entonces presidente, el valor que tuvo de dar un paso al frente. También se lo pensó, pero el temple de las personas se conoce en esas ocasiones límite.

Tres años sin atentados de ETA, pese a que la organización se resiste a echar la persiana totalmente.

Indudablemente, no es lo mismo. La verdad es que cuando le mataron a Korta se nos cayó el cielo. Estar en una empresa, tratando de resolver todos los problemas del día a día, laborales, de crédito, de buscar trabajo… y que tengas una losa de esas encima, es muy duro. Y a pesar de la crisis, que también nos acarrea nuestros problemas, es otro escenario.

Esto parece irreversible.

Exacto. Yo lo he visto desde el primer momento. Hasta me he olvidado de lo que es el terrorismo, y no voy a estar rememorando eso permanentemente. Y me ha tocado. Incluso estando yo de presidente de Confebask, le mataron a [Ignacio] Uria, y me tocó vivir aquella tragedia. Pero lo tengo superado, y creo que los empresarios también. Cuando nos juntamos dos o tres empresarios hablamos de la crisis, de la falta de actividad, de personal especializado, de la falta de créditos, incluso de los que han hecho estos fraudes tremendos en Bankia. Pero de la violencia, la verdad, se ha pasado página.

¿Hasta dónde podría haber llegado este país si ETA no hubiera existido?

No soy capaz de decirlo. El país seguro que hubiese sido mucho mejor y más avanzado y no hubiésemos llegado a ese enfrentamiento que ahora estamos tratando de superar. Porque aquí ha habido un enfrentamiento social importante. Toda esa gente que defendía el terrorismo y los que estábamos sufriéndolo; amigo, ahí había una ruptura social. Es así.

¿Cree que costará restañar esas heridas?

Todavía costará.

Hemos hablado de Korta, ha mencionado a Uria; imagino que será lo más duro cuando echa la vista atrás.

Indudablemente. El terrorismo es duro en cualquier dirección que lo mires, pero si te toca de manera cercana, se vuelve muy, muy duro. Muchos hemos recibido las cartas [de extorsión]. Lo que nos consolaba era que decíamos que ETA no ha matado nunca por el impuesto revolucionario, pero luego resulta que no ha sido verdad: ¿por qué mataron a Uria? Y a Korta yo creo que le mataron porque en un consejo rector 15 días antes marcó unas directrices para no pagar el impuesto revolucionario. Lo mataron por esa rebeldía.

Pero de 2005 a 2011, cuando usted estuvo al frente de la patronal, supongo que habrá muchas más cosas que recordar. Tampoco ahora Confebask atraviesa un buen momento.

No estoy para nada de acuerdo en cómo se están haciendo las cosas ahí. La dirección que debería haber tomado esa organización es otra. No se trata de reducir competencias a Confebask, que es absolutamente necesaria para Euskadi, sino de incrementarlas.

¿Y diría que la anterior presidenta, Nuria Lopez de Gereñu, no ha podido hacerlo?

No le han dejado hacer. Y los responsables han sido todos los demás, sobre todo las territoriales. Creo que ha entrado gente nueva y están en una dinámica en la que se debilita a la organización.

También pudimos comprobarlo en todo lo relacionado con la reforma laboral. Adegi fue especialmente beligerante.

Sí, defendiendo sus competencias sobre la discusión de los convenios provinciales. Pero lo que han existido han sido diferencias de criterio y de carácter estratégico. Y no estoy para nada de acuerdo. Las organizaciones territoriales tienen que dar más competencias a Confebask. Tengo claro, además, que al frente debe haber un empresario, porque la actitud no es la misma. El empresario tiene otra manera de actuar y vive la realidad empresarial de otra manera.

Usted se ha mostrado muy crítico con la labor de Bildu al frente de la Diputación de Gipuzkoa, sobre todo en materia fiscal.

El que ha tomado esas decisiones no tiene ni idea del entramado empresarial guipuzcoano. Es empobrecer el país, una gran equivocación. ¿Qué ha hecho el empresario vasco toda su vida? En cuanto hay dos duros estamos pensando en reinvertir y traer nuevos equipamientos para poder competir. Si te lo quitan, esa inversión se corta y va en detrimento de la riqueza que puedes generar. Pan para hoy y hambre para mañana.

¿Y cree que hay tantos empresarios guipuzcoanos que quieren hacer las maletas?

Datos fehacientes no tengo, más allá de lo publicado. Pero sí las percepciones de lo que hablamos los empresarios. Hay un riesgo evidente de que algunos opten por poner el domicilio social en otro sitio y entonces los impuestos dejan de pagarse aquí. La gente lo está analizando y está pesando en hacer movimientos.

¿No considera que es bueno llamar más a la puerta de las grandes fortunas? ¿La solidaridad no debe llegar de quien más tiene?

Sí, es un principio ético importante, pero yo no le puedo decir a otra persona lo que tiene que hacer. Se debería generalizar en otros ámbitos y en otras áreas. Todos debemos ser más solidarios y más sensibles a esa realidad. ¿Pero uno es más sensible a esa realidad cuando pone actividades empresariales que generan trabajo y bienestar para el país o cuando te fuerzan a pagar impuestos con los que no estás de acuerdo? Las empresas estamos aprendiendo a hacer lo mismo con menos dinero, ¿Y las administraciones?

Pues yo diría que recortes ha habido.

Sí, ¿pero están haciendo lo mismo con menos dinero o están haciendo menos con menos dinero? El Estado del bienestar no tiene nada que ver con el despilfarro que muchas veces se produce. Muchas veces las administraciones no son lo suficientemente eficientes.

¿Deben apretarse más el cinturón?

Deben aprender a gestionar, que miren a muchas empresas cómo están haciendo las cosas. Deben aprender del mundo privado. Y facilitar la actividad a las empresas, y el resto vendrá por añadidura.

El mundo privado ha aprovechado la reforma laboral para devaluar las condiciones laborales de los trabajadores.

Las empresas solo queremos que nos pongan en condiciones similares a los de nuestra competencia. Nosotros no hemos bajado los salarios y estamos compitiendo. Un problema importante es la flexibilidad laboral, que es absolutamente necesaria hoy en día para que una empresa pueda trabajar en el mercado global. Es verdad que han decaído muchos convenios, pero no ha pasado nada, seguimos igual. El mercado laboral español es muy rígido. Si no se abre paso esa flexibilidad, las empresas están muertas. Por no hablar de la paridad monetaria, que es un lastre tremendo.

¿Y cómo lo está haciendo el Gobierno del PP?

Hay una cosa que no ha cumplido, el tema de las bajas laborales. Dijeron que las mutuas iban a controlarlas, lo cual evita mucho fraude, porque hay fraude. El que tiene necesidad, puente de plata, pero hay mucho bajista profesional, en España más de 400.000, y es un costo que España no se puede permitir.

¿El Ejecutivo vasco tiene una política industrial clara?

Siempre ha tenido mucha más sensibilidad que en otros sitios, los nacionalistas y los socialistas. Suficiente nunca se hace. Algún ministro español me ha tratado de convencer a mí de que en España la construcción era clave y el turismo, la segunda pata. Y yo, venga con la industria, pero no había manera. Ahora dicen que sí, pero a buenas horas. Aunque no es fácil salir de la crisis, porque es desconocida y muy potente, es como el ébola, salvando las distancias“.

La gente está harta, los jóvenes sin trabajo se van fuera y cada vez hay menos prestaciones. Y luego lo de las tarjetas negras, la corrupción…

Todo eso lo veo con mucha tristeza. Pero siempre hay tiempo, incluso para reciclarse, y las escuelas profesionales están reciclando mucha gente. Si esto remonta, en unos años vamos a tener carencia de mano de obra especializada. Y la corrupción entiendo que produce una frustración enorme.

Usted que estuvo en Confebask en la etapa del plan Ibarretxe, no sé cómo ve lo de Cataluña.

Por un lado me produce preocupación, por otro lado puede ser que los catalanes tengan su razón. Creo que Cataluña también necesita que se le haga caso porque cuando ha ido a plantear sus necesidades no se le ha atendido debidamente.

Dicen que el dinero es miedoso por naturaleza y que los empresarios quieren estabilidad política.

No he hablado con los empresarios catalanes ahora. No estoy muy al día, pero muchas veces las cosas se resuelven con el suficiente diálogo

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