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Ciudadanos endurece su discurso contra el PP pero rechaza censurarle en la Asamblea de Madrid y en el Congreso

Albert Rivera y Cristina Cifuentes, en la recepción del Congreso el día de la Constitución.

Carmen Moraga

Ciudadanos ya no es simplemente Ciudadanos o el partido de la Ciudadanía. Desde hace días, en muchos de sus comunicados, la formación naranja ha empezado a etiquetar a Albert Rivera como el “líder del partido liberal”. La nueva denominación, que proviene del giro ideológico aprobado en su última Asamblea General, persigue que se les identifique con los partidos liberales europeos ganadores de elecciones, como el de Macron en Francia.

Su objetivo es gobernar allí donde puedan en 2019 y para ello toda su estrategia pasa ahora por distanciarse lo más posible del PP, aprovechando el filón de la corrupción que acosa al partido de Mariano Rajoy, con el que consideran que ya han cumplido su acuerdo al ayudarle a sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2017. “Gracias a Ciudadanos, ni hay subida de impuestos ni recortes sociales”, se jactan los de Rivera, que a la vez sacan pecho por haber dado “estabilidad” a la legislatura, pese a la corrupción.

Pero lo que no quieren es que nadie les arrebate la bandera de la lucha por la “regeneración democrática”. Y menos partidos a los que no consideran “dignos” de hacerlo. Por ello votarán en contra de las dos mociones anunciadas por Podemos y Unidos Podemos, tanto este jueves en la Asamblea de Madrid como el próximo día 13 en el Congreso.

El debate regional será el primero y no supondrá ningún susto para la presidenta, Cristina Cifuentes. El PSOE se abstendrá. Y el portavoz naranja, Ignacio Aguado, ya ha dejado claro que votarán en contra de una propuesta “que no tiene apoyos, ni proyecto detrás, ni un programa creíble”.

En declaraciones a eldiario.es, Aguado insiste en que el acuerdo de investidura que firmó con la dirigente del PP madrileño “sigue funcionando” y que solo lo romperá “si Cifuentes es imputada”. “Votaremos en contra de los circos y de los juegos de artificio. Vamos a seguir trabajando en lugar de ir con el puño el alto y la pancarta como les gusta a algunos”, remacha, en alusión a los de Pablo Iglesias.

Hasta ahí, fin de la cita. Porque ahora la tensión se ha instalado entre ambas formaciones en los dos Parlamentos.

Por un lado, en el de Madrid donde Cifuentes está atravesando su particular calvario al verse salpicada inesperadamente por casos de corrupción, circunstancia que está siendo aprovechada al máximo por el partido naranja.

Y por otro, en el Congreso, en donde Ciudadanos se ha unido al PSOE y a Unidos Podemos no solo en una ofensiva contra varios ministros –como Zoido o Catalá–, sino también para investigar hasta el fondo la financiación supuestamente ilegal del PP a nivel nacional.

Este giro ha irritado sobremanera a los dirigentes del PP que ya no ven a Ciudadanos como un partido “leal” y “de fiar”. Les acusan de encabezar, con el resto de los grupos de la oposición, un “linchamiento”y una “conjura” con el fin de rentabilizar electoralmente su desgaste e incluso de lograr “su aniquilación”.

En Ciudadanos, a su vez, aseguran que lo único que pretenden es “regenerar” la vida política e investigar los numerosos casos de corrupción que invanden al partido del Gobierno para depurar “responsabilidades políticas” y evitar que se vuelvan a repetir.

Cifuentes, en manos de los de Aguado

En la Asamblea de Madrid, Cifuentes sabe que está en manos del partido naranja. De su apoyo depende que caiga o continúe en el Gobierno. Y con ese arma juegan los de Aguado. De momento, no tienen prisa aunque miran de reojo las últimas encuestas que les dan una importante subida no solo a nivel nacional. En Madrid, algunos sondeos publicados en plena Operación Lezo, que llevó a la cárcel al expresidente de la CAM, Ignacio González, llegan a otorgarles casi el doble de los 17 diputados que tienen ahora en el Parlamento regional.

Ese escenario, abonado con revelaciones que van surgiendo casi a diario sobre las corruptelas del PP en Madrid, ha animado a Ciudadanos a dar varias vueltas de tuerca a su discurso contra Cifuentes cuya imagen de “regeneración” y “limpieza” suponía hasta ahora la gran baza electoral del PP de cara al 2019.

La comparecencia de la presidenta regional en la comisión de corrupción para explicar los informes de la UCO de la Guardia Civil, que la implican en la supuesta financiación ilegal del PP en Madrid, escenificó ese alejamiento de Ciudadanos con el partido conservador y el deterioro de las relaciones.

En el PP no perdonan el tono “sumamente duro, burlón y despreciativo contra Cristina” que vieron en el portavoz naranja, César Zafra. Y en Ciudadanos replican que ella “perdió los papeles”, contestándole en algunos momentos “a gritos”.

Aunque los encontronazos venían de antes. Sin llegar más lejos, del tenso Pleno de la sesión de control celebrado la víspera en donde Aguado logró sacar de sus casillas a Cifuentes también a cuenta de los contratos supuestamente irregulares de adjudicación de la cafetería de la Asamblea al empresario Arturo Fernández.

En Ciudadanos reconocen que la buena relación personal con la que los dos dirigentes madrileños comenzaron la legislatura se ha enfriado notablemente. La crispación no se va a enterrar puesto que el próximo día 23 Cifuentes debe volver a la comisión de corrupción de la Asamblea para afrontar las preguntas de los grupos, esta vez sobre el caso Lezo destapado en el Canal de Isabel II.

Amenaza de plantón en la comisión de financiación

En el Congreso el partido de Rivera también ha aumentado notablemente su distanciamiento con el PP. El último episodio que ha irritado sobremanera a los de Rajoy ha sido ver cómo los representantes del PSOE, Podemos y Ciudadanos de la Mesa de la comisión de investigación sobre las finanzas del PP, se reunían poco antes de que comenzara la reunión para pactar que los primeros en comparecer en ella fueran los extesoreros del partido conservador, empezando por Luis Bárcenas.

El desacuerdo sobre el alcance temporal, territorial y temático de las investigaciones ha hecho que los populares amenacen con llevar el asunto incluso hasta el Tribunal Constitucional. Fuentes del grupo que lidera Rafael Hernando tampoco descartan dar plantón a la comisión si ven que no logran que se acote la investigación a los últimos años de mandato de Mariano Rajoy.

Como réplica, el PP ha puesto en marcha en el Senado la comisión sobre financiación de todos los partidos por la que harán desfilar a los máximos líderes en cuanto confirmen que la del Congreso se les tuerce.

El coordinador general del PP, Fernando Martínez Maíllo, ha insistido en que si la oposición quiere convertir la comisión del Congreso “en una causa general contra el PP”, su partido desempolvará casos de Ciudadanos, PSOE y Podemos. La guerra de los dossieres puede haber empezado.

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