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Diez años del 11M

Trashorras reconoce que implicó a ETA en el 11M porque le interesaba la línea editorial de El Mundo

El exminero José Emilio Suárez Trashorras, en una sesión del juicio por el 11M en febrero de 2007. / EFE / TVE

Irene Castro

El exminero José Emilio Suárez Trashorras, condenado a 34.715 años de cárcel por su participación en los atentados terroristas del 11M, confiesa en una carta dirigida a uno de los abogados de las víctimas que contribuyó a promover la teoría de la conspiración, promocionada por el periódico El Mundo y que alimentó el Partido Popular, porque le interesaba su línea editorial.

Trashorras, que admitió recientemente en una entrevista que “implicar a ETA fue una tontería” que hizo para “generar confusión”, explica en una carta que eligió el diario que dirigía Pedro J. Ramírez porque le interesaba su “línea editorial”: “Sólo era filtrar datos que ya habían sido publicados en El Mundo y corroborarlos”.

Condenado por facilitar el robo de los explosivos que acabaron con la vida de 192 personas e hirieron a más de 2.000, Trashorras arranca la misiva que ha enviado a uno de los abogados de las víctimas del 11M explicando que urdió con su por entonces abogado, Gerardo Turiel, la estrategia de colaborar con El Mundo, dado que su línea editorial era la que más le interesaba.

“Fernando Múgica, con la serie de artículos de 'los agujeros negros del 11M', era la persona que consideramos más adecuada”. Esas informaciones que motivaron al exminero a participar en la conspiración ponían en duda que los yihadistas imputados estuvieran detrás de los atentados e incluso tachaban de “farsa” la operación en la que se suicidaron siete de los terroristas. El periodista, que arremetía contra la labor desempeñada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, vinculó en esos artículos a ETA en los atentados.

“Sólo era seguir la línea de El Mundo”

El Mundo“Fernando Múgica siempre dejó presente su máximo interés de relacionar a ETA en los atentados, yo por mi parte sabía que relacionarme a mí y a Antonio Toro con ETA era muy fácil”, señala Trashorras desde la cárcel de El Dueso (Cantabria) antes de explicar que su exsocio 'Nayo', José Ignacio Fernández Díaz, informaba a la Guardia Civil y la Policía Nacional de las relaciones que mantenía con “los vascos”.

Además, el suministrador de la dinamita utilizada en el 11M admite que, al ser confidente de las Fuerzas de Seguridad, estaba “al tanto de las investigaciones”. “Después de saber todo lo anterior, sólo era seguir la línea editorial de El Mundo”, reconoce. En la carta a la que ha tenido acceso eldiario.es, Trashorras niega haber cobrado por las declaraciones que hizo al periódico que dirigía Pedro J. Ramírez, aunque admite haber recibido “ofertas millonarias” de la televisión Veo 7, perteneciente al mismo grupo de comunicación.

El condenado, que cambió de versión en numerosas ocasiones y llegó a decir que “era víctima de un golpe de Estado encubierto tras un grupo de musulmanes” y que la policía le había ofrecido dinero y un piso por incriminar a dos de los asesinos, Jamal Zougam y El Tunecino, desmonta de nuevo la teoría que contribuyó a generar. “Jamal Ahmidan [El Chino, uno de los suicidas de Leganés] no tenía necesidad ninguna de recurrir a ETA para la obtención de explosivos pues el mercado negro de dinamita que había en Asturias era suficiente para abastecerlo de cualquier cantidad de explosivo que necesitara”, expresa en la carta.

“ETA no ha tenido nada que ver”

El periódico que dirigía Pedro J. Ramírez se empeñó en vincular a 'El Chino' –considerado el jefe de la trama que ejecutó los atentados en los trenes– con ETA. Esa teoría también la auspició el Partido Popular, que preguntó al Gobierno por las relaciones del yihadista con la banda terrorista. “¿Considera el señor ministro que la conducta de Jamal Ahmidan, El Chino, en las semanas previas al 11M avala la actitud de un terrorista?”, fue una de las preguntas con las que el partido de Mariano Rajoy intentó poner en duda la autoría de los atentados, que se investigaba en la Audiencia Nacional.

“Después de todo lo que sé a día de hoy, ETA no ha tenido nada que ver en los atentados”, zanja Trashorras, que señala que el “negocio” en la Mina Conchita, desde la que salieron los 200 kilogramos de Goma 2 que explotaron en Madrid, estaba en marcha desde 1.999.

Trashorras apunta que la 'Operación Pipol' –acción policial antidroga desarrollada en 2001 en la que se localizó explosivo en un garaje al que tenían acceso Trashorras y su cuñado Antonio Toro– estuvo a punto de acabar con “todo el entramado”. Según su versión, el jefe del Grupo de Estupefacientes, Manuel García Rodríguez, les dio “protección en Asturias a cambio de información, dinero y regalos”.

“Te pagan a ti para que cuentes cuentos”

“La investigación de tráfico de explosivos llevada a cabo por la policía en Oviedo se cortó y se dio por concluida tras una reunión en la comisaría de Avilés con el jefe de la brigada de Oviedo, reunión que reconoció Manuel García en una de sus declaraciones”, añade Trashorras en la misiva.

El policía, que utilizaba a Trashorras como confidente en la lucha antidroga, declaró desconocer su actividad como traficante de explosivos y expresó que no dio importancia a las relaciones que tenía con “moritos” porque le dijo que iban a Pontevedra “a cambiar el hachís por cocaína y hacían la ruta del norte”. “Nunca me dio información de que alguien traficara con explosivo”, expresó Manuel García, 'Manolón', para justificar que por eso nunca sospechó de que Trashorras lo hiciera.

Esta carta no es el primer testimonio en el que Trashorras admite una confabulación con El Mundo. En septiembre de 2006, El País dio a conocer una conversación intervenida en la cárcel entre el exminero y su familia en la que reconocía que mentiría con tal de recibir dinero: “Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española. Desde que nací. Desde la Guerra Civil hasta ahora”, aseguraba.

“Yo no sé por qué la justicia no le cierra la boca a El Mundo...”, respondía su madre. “Porque tienen más dinero que todos ellos juntos, no te jode. Son unos mercenarios. Te pagan a ti para que cuentes cuentos”, dijo el preso. A pesar de esa conversación, en la que dejó clara su intención de mentir para respaldar las publicaciones del diario, la teoría de la conspiración se mantuvo durante años.

Arrepentimiento y perdón

En una segunda carta, enviada en fechas próximas al décimo aniversario de la matanza, Trashorras pide perdón a las víctimas, muestra su arrepentimiento por su participación en los atentados y se ofrece para colaborar con la Administración de Justicia. “Nunca seré capaz de perdonarme el haber producido tanto dolor a personas que nunca conocí y ni sabía nada de sus vidas, fue mucho por mi inconsciencia, irresponsabilidad y mi gran egoísmo”, admite el exminero, que dice que “jamás hubiera participado en algo así sabiendo el resultado final y la cantidad de vidas y familias destruidas”.

Además, reconoce que durante “la instrucción del sumario” no colaboró “en todo aquello que sabía para poder aclararlo todo definitivamente” y que pretende “reparar en la medida de lo posible el daño producido”. Para ello se ofrece a colaborar ahora con las víctimas y la Administración de Justicia.

Trashorras plantea reuniones con las personas afectadas tras participar en un “encuentro restaurativo” que le “sirvió para ver de primera mano las consecuencias de mis actos”: “Estoy dispuesto a escucharlas con total respeto y ofrecerles todas las explicaciones y datos que me soliciten”. “Busco mi paz y la de aquellos afectados”, dice el exminero en la carta escrita desde la cárcel de El Dueso, donde cumple la condena a 34.715 años de prisión.

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