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España se alinea con los países que bloquean una mayor reducción de emisiones contaminantes en la UE

Explotación ganadera.

Raúl Rejón

España se ha situado junto a un grupo de países que está bloqueando una reducción más ambiciosa de las emisiones contaminantes en la Unión Europea. La postura española se alinea con Alemania, Reino Unido, Italia, Francia o Polonia a la hora de aguar los objetivos planteados por la Comisión y el Parlamento europeos.

España ha empujado para poder emitir, sobre todo, más partículas en suspensión (PM 2,5) y amoniaco del que se le asignaba en el proyecto consensuado por el Ejecutivo y la Cámara comunitaria. Para las microparticulas, el borrador de directiva obligaría a España a rebajarlas en 62% y para el amoniaco en un 21% respecto a los valores de 2005. La postura española es más permisiva y da un buen bocado a esos recortes: los dejaría en un 50 y un 16% respectivamente.

Eso supone que, por ejemplo, para el amoniaco, en lugar de restar 85.000 toneladas, bastaría con 65.000. En el caso de las partículas en suspensión, la propuesta más ambiciosa le adjudica a España un recorte de 86.000 toneladas respecto a las 142.000 registradas en 2005 en el Inventario Nacional de Emisiones Contaminantes. La posición del Ejecutivo admite 71.000 toneladas.   

La Unión Europea está revisando su normativa sobre Techos Nacionales de Emisiones (NEC en inglés). El próximo 8 de junio se reúnen la Comisión, el Consejo y el Europarlamento para tratar de alcanzar una postura común. El objetivo es recortar la polución del aire para atajar los riesgos para la salud y el medioambiente de diversos tóxicos como el dióxido de sulfuro, los óxidos de nitrógeno, las micropartículas y el metano. Los nuevos límites que cada país tiene que cumplir comprenden el periodo 2020-2030.  

La legislación actual establece una serie de topes obligatorios que debían cumplirse desde 2010. La revisión en proceso incide mucho en algunos tóxicos que ya se han hecho célebres como el dióxido de nitrógeno (NO) por el que España tiene abierto un proceso de infracción, o el de sulfuro. También están incluidos los hidrocarburos que provienen del sector del transporte, la combustión para la generación de energía y, especialmente, “del uso de disolventes, aerosoles y pinturas”, según indica el Ministerio de Medio Ambiente. El Ministerio califica algunos de estos como “extremadamente peligrosos”: el benzeno, el cloruro de vinilo o el dicloroetano son probados cancerígenos y producen “efectos psicológicos adversos”.

Para estos compuestos, los gobiernos reticentes como el español no han planteado objeciones sustanciales. Donde este grupo de bloqueo se ha hecho fuerte es en las partículas suspendidas y, sobre todo, el amoniaco y el metano.

Más efectos que los combustibles fósiles

El amoniaco es, actualmente, el gran contaminante silencioso. Ha pasado desapercibido en comparación con los compuestos que provienen de los tubos de escape y el uso de combustibles fósiles. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Colorado volvió a dar la voz de alarma: los efectos adversos de la emisión de amoniaco exceden los de esos combustibles fósiles.

Las grandes emisiones de este compuesto están alterando el crucial ciclo del nitrógeno en el planeta y su fuente de producción masiva es la agricultura: las deposiciones del ganado y el uso de fertilizantes. El estudio de la universidad norteamericana, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of SciencesProceedings of the National Academy of Sciences, llamaba la atención sobre la escasa regulación de este contaminante.

Para este producto, que tiene relación directa con la multiplicación de micropartículas (PM 2.5), España, Italia, Francia o Gran Bretaña, insisten en establecer obligaciones más débiles.

Para el caso del metano, un gas de fuerte efecto invernadero, todos estos gobiernos han propuesto que no aparezca en la directiva sobre techos de emisiones contaminantes. La digestión del ganado es la principal fuente de este gas, según las cifras de Eurostat. La segunda es la gestión de su estiércol. La razón oficial para pedir que no se incluya el metano es una hipotética superposición con los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero.

Louise Duprez, encargada de Calidad del Aire en la federación ecologista European Environmental Bureau, analiza que “es sorpredente que lo gobiernos presionen para que se redacten leyes más débiles”. Esta organización ha calculado que rebajar los límites oblgatorios “producirá 130.000 muertes relacionadas con la calidad del aire añadidas a las que ya prevé la Comisión Europea”. Para Duprez, la postura de estos países es fruto de la defensa del sector agrícola: “Primero al intentar eliminar el metano de la lista. Y luego rebajando las exigencia para el amoniaco”.

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