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Rouco Varela se queda sin su 'miniVaticano'

Maqueta del plan para los jardines del Seminario con las nuevas edificaciones proyectadas.

Sofía Pérez Mendoza

La Iglesia española se quedará sin su miniVaticano. El proyecto pone punto y final a su andadura después de que el Tribunal Supremo haya confirmado lo que ya falló en 2010 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM): el plan de construcción, surgido de un acuerdo entre el Arzobispado y el Ayuntamiento de la capital, de un conjunto de equipamientos en unos jardines históricos vulnera la ley, altera la estructura y adolece del instrumento de protección del patrimonio histórico-artístico imprescindible para legitimarlo.

En los planos que impulsaba el cardenal Antonio María Rouco Varela estaba previsto levantar 20.000 metros cuadrados de edificios en un terreno de 79.000 en la castiza zona de Las Vistillas. “Una intervención de las características que se pretenden, por constituir una verdadera remodelación urbana, solo puede tener cobertura legitimadora en un plan urbanístico protector y el que ha sido aprobado no tiene esa naturaleza por lo que conduce a su anulación”, reza la sentencia, que condena al Arzobispado y al Ayuntamiento al pago de las costas. El Alto Tribunal desestima así los recursos de casación interpuestos a la sentencia del TSJM de 2010.

El pacto ofrecido por la Iglesia en 2005 era el siguiente: la diócesis dirigida Rouco Varela devolvería al Ayuntamiento unos terrenos cedidos por el alcalde Álvarez del Manzano a cambio de recibir la licencia para construir en los suyos propios una Casa de la Iglesia, una residencia de sacerdotes y una biblioteca diocesana. A cambio, el acuerdo permitía al gobierno municipal construir en las zonas cedidas por el Arzobispado un polideportivo, una escuela infantil y una residencia para mayores.

Para hacerlo posible, la Comunidad de Madrid aprobó la modificación del Plan General de Ordenación Urbana en 2007 para la zona de la Cornisa de San Francisco-Seminario. Este cambio incorporado ad hoc con el objetivo de dar luz verde al proyecto de Rouco incluía el convenio previo entre el Consistorio y la Iglesia para construir 14.000 metros cuadrados. Una suerte de Ciudad de la Iglesia en pleno centro de la capital que se llevaría por delante unos jardines que datan del siglo XVI y que están incluidos en la delimitación del conjunto histórico Recinto de la Villa de Madrid.

La Asociación de Amigos de la Cornisa-Vistillas inició entonces una pugna legal contra el gobierno municipal que la sentencia del Supremo, sin posibilidad de recurso, ha dado por cerrada. Un camino de obstáculos que les ha costado cerca de 9.000 euros. Aunque satisfechos con el fallo judicial, siguen reivindicando la declaración de los jardines de los Duques de Osuna, su denominación oficial, como Bien de Interés Cultural.

“Llevamos dos años intentando que reconozcan el valor de un terreno cargado de historia que es perfectamente recuperable, pero la Comunidad de Madrid siempre nos ha dado largas aduciendo a que la cuestión estaba en manos de los tribunales. Hoy ya no tienen excusa”, explica Álvaro Bonet, vicepresidente de la asociación. Hace cinco días, junto con la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, volvieron a presentar una solicitud a la Dirección General de Patrimonio, de quien aún no han obtenido respuesta.

Los dos muros de la discordia

Antes de conocer el fallo del Supremo, el Arzobispado de Madrid comenzó a mover fichas. Como señala Bonet, a principios de 2011 construyó un muro “ilegal” detrás del templo San Francisco el Grande con el fin de separar el terreno que le pertenece de la zona cedida al Ayuntamiento para la construcción de equipamientos públicos. “Denunciamos esta decisión unilateral y sin licencia al Consistorio. En su momento, nos dijeron que se había dado orden de demolición, pero finalmente no se ejecutó. No queremos que se amplíe el dominio público, sino que se mantenga la unidad de unos jardines cuya historia ha sido desconocida durante muchos años”.

Mientras unos muros se levantan, otros estaban condenados a desaparecer. Así lo denuncia la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, que alega que el proyecto del miniVaticano ponía en peligro de extinción un trozo de la Real Cerca de Felipe IV, una construcción emblemática cuyo derribo estaba previsto para abrir una calle.

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