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Las editoriales frenan la publicación de ebooks

Baja la publicación de libros electrónicos en España

Paula Corroto

Los últimos datos del registro de ebooks en la Agencia del ISBN no son buenos. Las cifras, hechas públicas la semana pasada por la Federación del Gremio de Editores (FGEE), organismo que controla el ISBN –una especie de matrícula para los libros- desde que fuera privatizado en 2010, señalaban que la publicación de libros electrónicos había caído un 6,22% en 2014 con respecto a 2013. Es decir, se publicaron 19.077 obras en formato digital frente a las 20.338 del año anterior.

El dato es correlativo a lo ya señalado por eldiario.es el pasado diciembre con respecto a los ebooks autopublicados: desde 2012 el número ha bajado desde los 4.592 títulos a los 3.369 títulos autopublicados con ISBN. Es cierto que, en este caso, no todos los libros electrónicos tienen esta matrícula, ya que, por ejemplo, para plataformas como Amazon no es necesaria.

Sin embargo, las editoriales sí necesitan contar con ISBN –es necesario para cada formato y edición y su coste varía entre los 95 y los 140 euros- si lo colocan a través de plataformas de distribución como Libranda, Bookwire o Digital Books, que es lo habitual. Y la estadística muestra que el impulso iniciado hace tres años se ha ralentizado. ¿Cuáles son las causas? ¿Han tirado la toalla los editores con el libro digital? ¿Se acabó el fenómeno cuando ni siquiera había explotado del todo? ¿Cómo es posible si los dispositivos no han desaparecido del transporte público?

Para Antonio María Ávila, director ejecutivo de la FGEE, el frenazo se debe a razones económicas. Con una facturación que apenas sobrepasa el 3% del total, Ávila reconoce que “hay un cierto desencanto. No hay retorno de la inversión para ofrecer una oferta legal. Sigue siendo un mercado balbuciente y si no hay retorno, no hay beneficio y se deja de digitalizar”. El director señala que en 2013 la producción de ebooks se incrementó en un 123% por lo que es “normal” que en 2014 haya bajado.

Un ajuste “por la crisis”

Un ajuste “por la crisis”Los editores, no obstante, apuntan a otras razones. La mayoritaria tiene que ver con que ya han digitalizado gran parte de su catálogo, como manifiestan Luis Solano, de Libros del Asteroide y Santos Palazzi, del área digital de Planeta. “Si bien las novedades siguen digitalizándose a medida que se lanzan al mercado, el proceso de digitalización del fondo editorial va tocando a su fin. La mayor parte de los catálogos editoriales ya han sido digitalizados”, estima Palazzi. También hay que recordar que las subvenciones para la digitalización se han parado en el último año, por lo que hay sellos que no han podido llevar a cabo este trabajo.

A ello se une que la producción de títulos ha bajado en términos generales, también para libros impresos. De hecho, según la Agencia del ISBN, los títulos publicados en 2014 fueron un 2,5% menos que en 2013, 72.416 frente a 74.300, lo que determina, según Ávila, “un ajuste debido a la crisis económica, que podría haber sido mayor si no se hubieran tenido que imprimir los nuevos manuales educativos que exige la nueva ley de Educación (LOMCE)”. Precisamente, Palazzi también apunta a este decrecimiento generalizado: “En el caso de Grupo Planeta, la cifra de novedades de 2014 supone un decremento del 15% respecto a 2013”. Es más, si se compara el dato con la producción total de 2012 (88.349) se observa que la caída es del 19%.

Los editores no tiran la toalla

Los editores no tiran la toallaSin embargo, los editores resaltan que no ha bajado su apuesta por el libro digital, pese a que las cifras de facturación no sean muy altas. “En nuestro caso supone alrededor del 10% de las ventas en unidades y un 5% en facturación. No son altas, pero no es para tirar la toalla ni para pensar que se vaya a producir un vuelco en el mercado”, apostilla Solano. Tampoco Palazzi cree que se pare la publicación en este formato, ya que es una cuestión del ritmo del mercado. “En ningún momento ha dejado de crecer, muy al contrario de lo que ha ocurrido con la edición en papel, que ha descendido un 5% en 2014. No me consta que haya desencanto ni abandono por parte del sector”, apostilla.

Lo que sí que es cierto es que la venta unitaria es lenta y no despega. Se apunta siempre al precio de los ebooks, aunque para los editores esta no es una razón determinante. “En nuestro caso los precios están en la mitad que el precio en papel, y ocasionalmente hacemos promociones a precios más bajos, con lo que el precio real es aún menor. No me parece que haya mucho más margen en el precio para incentivar la venta”, sostiene Solano. En realidad, cuando apenas se venden 30-40 unidades en digital al mes –cifra que se maneja en el ínterin del sector- el retorno es muy escaso.

Para este editor, las razones habría que atribuirlas a otras causas, “por un lado a que no hay tanta demanda como nos pensábamos que habría, es decir, que los lectores siguen prefiriendo leer en papel, y la segunda, evidente, la piratería. Contra la primera creo que el mundo editorial ha hecho bastantes cosas como cantidad de libros disponibles, precios bajos y facilidad de compra, aunque podrían hacer muchas más. Es impresentable que libros importantísimos y recientes no tenga versión digital. Y contra la segunda los que tienen que actuar son los poderes públicos, que son los encargados de hacer respetar las leyes”.

Servicios de suscripción y bibliotecas

Servicios de suscripción y bibliotecasEn el caso de Palazzi, él cree que, más allá de la venta unitaria, deberían ser determinantes los servicios de suscripción, pero, aunque las fórmulas de negocio en este sentido se han implementado en el último año, tampoco acaban de funcionar, incluso en EEUU. En un reciente artículo, el periódico The Economist destacaba que Amazon, Oyster y Scribd apenas habían atraído a un 4% de los compradores de ebooks.

Según este diario, las causas eran en gran parte que no tenían un buen catálogo –de hecho, las grandes editoriales se muestran muy cautas a la hora de ofrecer sus ebooks en estos servicios- y que debían estar más dirigidas a nichos, como por ejemplo el de la literatura infantil y juvenil, que sí es un mercado que no ha dejado de crecer en todos los formatos (hasta un 7% en ebooks en 2013, según la Association of American Publishers). En España el fenómeno es paralelo: ni 24symbols, ni Nubico, ni Amazon Unlimited se caracterizan por haber impulsado el mercado, y en gran parte se debe a que, a pesar de que los editores defiendan estos servicios, su catálogo no tiene las novedades de las grandes editoriales. Una cuestión que se revela un tanto esquizofrénica.

Sin embargo, hay una pequeña luz al final del túnel: las bibliotecas, un servicio que también destaca Palazzi. Son ellas las que sí están moviendo este mercado a través de plataformas estatales como ebiblio o autonómicas como e-liburutegia en el País Vasco. Habrá que ver cómo se desarrolla 2015, pero, de momento, en términos de producción de títulos digitales, el parón es estadístico y evidente.

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