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Sobre tránsfugas y otras especies

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La moción de censura es un instrumento democrático para sustituir a quien gobierna en un ayuntamiento, un cabildo o un ejecutivo. En el caso del Gobierno central, varias de las presentadas fracasaron, como la de Felipe González contra Adolfo Suárez en mayo de 1980 (aunque sirvió para darle una enorme notoriedad al entonces joven dirigente socialista). La de Antonio Hernández Mancha contra González, en marzo de 1987, que fue el punto de inflexión para el fin de la efímera carrera política del entonces líder, ejem, de AP. La de Podemos contra Mariano Rajoy en junio de 2017, con Pablo Iglesias de candidato a la Presidencia. O las dos de Vox contra Pedro Sánchez. La primera, presentada por Santiago Abascal en octubre de 2020, y la segunda, chiripitifláutica, utilizando como candidato alternativo a Ramón Tamames, en marzo de 2023; un patético final para quien había sido uno de los destacados dirigentes del PCE en la lucha contra la dictadura franquista. Sí salió adelante la de Sánchez contra Rajoy en junio de 2018.

Respecto al Gobierno de Canarias, solo triunfó la de 1993 contra el socialista Jerónimo Saavedra, apoyada por numerosas formaciones que luego darían lugar a Coalición Canaria, y que llevó a Manuel Hermoso a la Presidencia del Ejecutivo en la primavera de 1993. 

En el ámbito municipal han sido muchas las presentadas en el conjunto del Archipiélago. En Las Palmas de Gran Canaria en enero de 1990, el PSOE e ICU censuraron a José Vicente León (CDS) con el voto indispensable de un tránsfuga del partido centrista, Miguel Ángel León Zalve, primo del destituido alcalde. El transfuguismo no respeta ni a las relaciones familiares. Otro caso flagrante de prácticas nada presentables sucedió en el municipio grancanario de San Bartolomé de Tirajana a comienzos de siglo. Un alcalde con mayoría absoluta, José Juan Santana (CC), fue censurado por los votos del PSOE, Agrupación de Vecinos y el de un tránsfuga de la propia CC, Juan Francisco Ramírez, militante del CCN, llevando a la alcaldía a Marco Aurelio Pérez. Se habló entonces de que la censura se basaba en oscuros intereses económicos a los que Santana se había negado a plegarse. 

Pacto de las tuneras

Sin olvidar, claro está, lo sucedido en Teguise en la constitución del gobierno del ayuntamiento en 1983. El PSOE había ganado por mayoría absoluta en la histórica villa conejera, logrando siete de los trece concejales de la corporación. Pero, cuando se votó la elección del alcalde saltó la sorpresa: los socialistas solo lograron seis papeletas y su alternativa, miembro de un grupo independiente, se alzó con la Alcaldía, gracias al transfuguismo de un integrante de la plancha del PSOE, Alfonso Tolosa Machín. El beneficiado de la operación (conocida como pacto de las tuneras) fue Dimas Martín, que luego lo sería todo en la política de Lanzarote: presidente del Cabildo, senador o diputado en el Parlamento canario. Y que terminaría en la cárcel por variadas condenas en el ejercicio de su actividad política.

En el actual mandato, desde las elecciones de 2023, se han producido diversas mociones de censura en Canarias. Las corporaciones municipales de Puerto de la Cruz, Granadilla, Güímar, San Mateo, Guía o Agaete cambiaron de alcalde/alcaldesa. También hubo censura en el Cabildo Insular de Tenerife, donde el socialista Pedro Martín dejó paso a Rosa Dávila (CC).

Fuerza ética

La más reciente, este martes 18 de noviembre, se produjo en el municipio grancanario de Valsequillo. El alcalde saliente, Francisco Atta, se queja amargamente de que la misma contó para su aprobación con el decisivo apoyo de una tránsfuga de su propio partido (Asba, que forma parte de Municipalistas Primero Canarias). Su denuncia tendría un mínimo de credibilidad y hasta fuerza ética si su nueva organización partidaria, de la que Atta es además dirigente (secretario de Acción Política), no dispusiera de una pequeña tropa de tránsfugas -ni uno ni dos, más de veinte- en ayuntamientos como Las Palmas de Gran Canaria, San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía, La Aldea, Teror o Arucas. También en el Cabildo Insular de Gran Canaria. 

Se denomina tránsfuga a quien abandona una organización política, pero mantiene el cargo público que con esta obtuvo. O, como se señala en el Pacto Antitransfuguismo (acuerdo sobre un código de conducta política en relación con el transfuguismo en las instituciones democráticas): “A los efectos del presente acuerdo, se entiende por tránsfugas a los y las representantes locales, autonómicos y estatales que traicionando al sujeto político (partidos políticos, coaliciones o agrupaciones de electores) que los y las presentó a las correspondientes elecciones hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes”. 

Además, en la adenda III del Pacto Antitransfuguismo (incorporada en 2020) afirma que “se considerará tránsfuga asimismo la persona electa por una candidatura promovida por una coalición, si abandona, se separa de la disciplina o es expulsada del partido político coaligado que propuso su incorporación en la candidatura, aunque recale en otro partido o espacio de la coalición, sin el consentimiento o tolerancia del partido que originariamente lo propuso”. Lo que, de forma tan clara como contundente, desmiente la débil argumentación esgrimida por Primero Canarias en defensa de sus tránsfugas.

Considero que el transfuguismo es una práctica muy nociva que debilita la confianza en la democracia y en las instituciones; y que sería positivo tratar de erradicarlo con normativas tan contundentes como precisas. Evitando que los tránsfugas puedan participar en la votación de mociones de censura o cuestiones de confianza y, además, prohibiendo que ejerzan cargos en los gobiernos de la institución en la que, cual lapas, se encuentran apegados. 

No será nada fácil modificar la actual situación. De hecho, las últimas sentencias posibilitan a los tránsfugas votar, en igualdad de condiciones al resto de concejales, en las mociones de censura. Pero, se logre cambiar o no, lo que no vale es acoger, justificar y aplaudir a los tránsfugas cuando te benefician, y señalarlos, criticarlos y demonizarlos cuando te perjudican. Como hacen, sin el menor recato, el ya exalcalde de Valsequillo y los suyos. 

Doble moral. Vieja, muy vieja, política.

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