Cinco platos para el menú de Navidad que son perfectos para congelar después las sobras

Es fundamental organizarse para consumir primero los alimentos más perecederos.

Beth Hernández

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Antes de que lleguen las celebraciones navideñas suele haber una organización previa del menú que se servirá en la comida o cena. Normalmente, se prevé con antelación qué entrantes preparar, qué aperitivos ofrecer, cuál será el plato principal y, por supuesto, qué postre pondrá el broche final a la velada. En estas fechas tan señaladas, en las que nos reunimos con familiares o amigos, es habitual cocinar en abundancia para asegurarnos de que nadie se quede con hambre.

De hecho, existe la creencia popular de que es preferible que la comida sobre antes de que falte. Como consecuencia, en muchas ocasiones se elaboran cantidades superiores a las necesarias y, una vez terminada la celebración, quedan las sobras. Sin embargo, no hay que desperdiciarlas, ya que en muchas ocasiones pueden conservarse correctamente mediante la congelación, ya sea para consumirlas en otro momento o para reutilizarlas en nuevas recetas.

Cómo congelar alimentos

Para congelar los alimentos de forma adecuada, es fundamental protegerlos bien utilizando recipientes herméticos, bolsas aptas para congelación, papel transparente o papel de aluminio de uso alimenticio. Además, conviene emplear envases planos y no demasiado grandes, ya que facilitan una congelación más rápida y homogénea del producto.

Asimismo, es recomendable dividir las preparaciones en porciones individuales o pequeñas cantidades. De este modo, la congelación será más eficiente y, posteriormente, se podrá descongelar solo la cantidad necesaria. En el caso de alimentos líquidos, como cremas o caldos, es importante dejar un pequeño espacio libre en el recipiente, puesto que el volumen aumenta al congelarse.

Si lo que vas a congelar acabas de cocinarlo, una vez terminada la cocción se aconseja dejar enfriar el plato en el frigorífico durante una o dos horas antes de introducirlo en el congelador. Esto ayuda a preservar mejor la calidad y la textura del alimento.

Cómo descongelar los alimentos

Para una descongelación segura, el objetivo principal es evitar la proliferación de bacterias. El método más recomendable consiste en pasar la comida del congelador al frigorífico con al menos doce horas de antelación, colocando el recipiente sobre una bandeja para recoger posibles líquidos.

Si se opta por el microondas, es preferible hacerlo en porciones pequeñas, deteniendo el proceso y removiendo de vez en cuando para lograr una descongelación uniforme y evitar que el exterior se caliente en exceso. Finalmente, es esencial asegurarse de que los alimentos estén completamente descongelados antes de cocinarlos o calentarlos.

Recetas con carne

Carilleras en salsa

Tres ejemplos de platos con carne que se pueden congelar fácilmente si sobra en la comida de Navidad son las carrilleras de cerdo, el estofado de ternera con patatas y el pavo relleno. Las carrilleras son un plato sencillo, pero muy sabroso, ya que se trata de un corte de carne tierno que requiere una cocción lenta para que quede jugoso.

Para prepararlas, primero se salpimienta y se pasan ligeramente por harina, y luego se sellan en una cazuela con un poco aceite hasta que se doren por todos los lados. A continuación, se retiran y, en el mismo aceite, se sofríen las verduras picadas junto con el ajo para potenciar los sabores. Finalmente, se incorpora la carne con las verduras, se cubre con caldo y se deja cocinar a fuego lento durante aproximadamente una hora y media, hasta que la carne esté tierna y la salsa bien concentrada.

Por su parte, el estofado de ternera con patatas también se prepara mediante una cocción prolongada que permite que la carne se ablande y los sabores se integren. Primero, se salpimienta la ternera y se dora ligeramente en una cazuela con un poco de aceite. Después, se retira la carne y se sofríen las verduras picadas hasta que estén blandas. Seguidamente, se devuelve la carne a la cazuela, se agrega un chorrito de vino y se deja reducir. Finalmente, se cubre todo con caldo, se añaden las patatas y se cocina a fuego lento.

A la hora de congelar este tipo de platos, es fundamental organizarse para consumir primero los alimentos más perecederos. Además, conviene evitar congelar guisos con patatas ya cocidas o con la salsa demasiado espesa, ya que esto puede alterar la textura y hacer que el plato quede pastoso al descongelarse.

Pavo relleno

En cuanto al pavo relleno, lo primero que se debe hacer es limpiar su interior y secarlo con un papel de cocina. A continuación, se prepara el relleno según la receta elegida. Una vez listo, se introduce cuidadosamente dentro de la cavidad del pavo y se cose. Después, se unta el exterior del pavo con mantequilla o aceite y se sazona con sal. Se coloca en una bandeja de horno y se cubre parcialmente con papel aluminio para evitar que se queme la piel.

El pavo se hornea durante 40 minutos. Finalmente, transcurrido ese tiempo se retira del horno y se deja reposar antes de trincharlo. Con respecto a congelar el pavo, si durante la cena ya se ha cortado, es recomendable retirar el relleno y congelarlo en un recipiente aparte. De este modo, se conservan mejor tanto la carne como los sabores.

Cuando se vaya a congelar el pavo en rebanadas, conviene colocar las porciones individuales en bolsas pequeñas o recipientes herméticos, asegurándose de eliminar todo el aire posible para mantener la calidad.

Verduras

Crema de verduras

Otro tipo de alimentos que se pueden congelar con facilidad son las cremas o purés de verduras, así como las verduras cocidas. En general, conviene evitar las cremas con lácteos o con grandes cantidades de nata, queso cremoso o yogur, ya que al congelarse la grasa y el agua forman cristales de hielo que alteran la textura y pueden estropear el resultado final.

En cuanto a la patata, aunque por sí sola no se congela bien, cuando está integrada en una crema triturada no suele presentar problemas. Basta con remover de nuevo la mezcla con la batidora antes de servir y recuperará una textura uniforme y suave. Además, es recomendable congelar las cremas en porciones individuales o para dos personas. Se aconseja usar envases aptos para congelador y evitar recipientes de vidrio o cristal, ya que no son ideales para la descongelación rápida.

Entre las verduras que se congelan bien para cremas se incluyen la calabaza, la zanahoria, el calabacín, el puerro, el brócoli, la coliflor y muchas otras. Incluir alguna crema de verduras en el entrante de la cena de Nochebuena o la comida de Navidad es muy buena opción, para contrarrestar otros platos más pesados y contundentes.

Para preparar una crema de verduras, primero lava, pela y cortas todos los ingredientes en tamaños similares para que se cocinen de manera uniforme. En una olla grande, calienta un poco de aceite de oliva y sofríe las verduras, removiendo para que se mezclen los sabores. Luego, cubre con caldo o agua hasta que queden sumergidas y añade sal y pimienta al gusto. Cocina a fuego medio durante aproximadamente media hora, hasta que las verduras estén tiernas. Después, retira del fuego y tritura con una batidora de mano hasta obtener una textura suave y homogénea.

En el caso de las verduras cocidas sobrantes de alguna guarnición, como patata, el brócoli o zanahoria, también se pueden reutilizar para elaborar platos diferentes, como una especie de tortilla o fajita. Tras descongelarlas, pícalas y salpimiéntalas, luego cocínalas en una sartén con un poco de aceite. Con un tenedor, aplasta las verduras mientras se cocina a fuego suave durante quince minutos. A continuación, compacta la mezcla presionando con el tenedor y, con ayuda de un plato, da la vuelta como si fuera una tortilla. Añade un poco más de aceite y cocina otros quince minutos, hasta que quede dorada y bien hecha, lista para servir.

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