Victoria sobre la bocina de España ante Rusia en Dos Hermanas
Se pasó de la agonía de los penalties a la felicidad absoluta del público de Dos Hermanas en el momento en que, a 38.8 segundos para el final y con empate a 8, volaba por el cielo de Montequinto un balón lanzado a la portería rusa por una colosal Anni Espar. Milésimas de segundo en silencio y júbilo total al besar la red. Debut en Liga Mundial ante el coco ruso y tres puntazos al saco en este arranque de la World League.
Comenzó la batalla en Montequinto con dificultades para España, que no encontraba la portería rival. Por contra, en la primera jugada de uno más, Elvina Karimova encontraba el hueco en la meta de Laura Ester. Miki Oca pedía el primer tiempoo muerto para ajustar pero era la capitana Ekaterina Prokofyeva la que ponía el 0-2. Entretanto, Anni Espar marraba un penalti pero en la segunda ocasión, y de rechace tras un poste, Bea Ortiz inauguraba el marcador (1-2) para alegría del público que rebosaba en número Montequinto.
En el segundo cuarto España se entonó en ataque, empatando Bea Ortiz por la escuadra en superioridad. Pero seguía incómoda en ataque ante un equipo que no es bronce mundial por casualidad. Con Paula Leiton sometida a un marcaje muy pegajoso por parte de Borisova, se reducían las opciones en ataque, aunque Paula ya había conseguido echar a Tolkunova por tres faltas. Gorbunova adelantaba de nuevo a Rusia (2-3). No fue arriba a la mitad porque la mano de Judith Forca ponía el 3-3 al descanso.
Helena Lloret adelantó a España (4-3), respondió Yvanova y de nuevo Anni Espar nos ponía por delante en un partido que se aceleraba por momentos. Yvanova vio puerta de nuevo, esta vez con fortuna, y ponía las tablas en el marcador. Pero ahí estaba una incombustible Anni de nuevo para poner arriba a España con un penalti forzado por ella misma.
Yvanova se empeñó en aguar la fiesta a la Selección española y al público de Dos Hermanas. Y Profofyeva, la capitana, se inventó un chut raso que entró lenta y amargamente tras la línea de gol para las nuestras (6-7). La guardameta rusa nos devolvió el favor a chut flojo y desesperado de Forca que sorprendentemente entró. En este toma y daca llegó Borisova para poner el 7-8 en el marcador a poco más de un minuto para el final del tercer cuarto. Pero de nuevo empatamos.
Con 8-8 a 8 minutos del final, llegaba la hora de la verdad. Las defensas se cerraron. Claro, nadie quería perder. Cuatro minutos de “tanteo” y a por el gol psicológico. No apto para cardíacos. Y el gol que no venía. A 38.8 del final, una preciosa vaselina de Anni Espar ponía el 9-8 y el delirio en las gradas. España tenía que defender a “muerte” el ataque ruso. Y lo hizo.