Díaz desgrana su próximo programa electoral

Susana Díaz convocó hace 15 días un debate general sobre Andalucía en el Parlamento autónomo para desmontar la idea de que convocará elecciones antes de tiempo, un “rumor sin fundamento”, según dijo este miércoles a sus señorías. “Vamos a intentar que las urnas nos cojan trabajando”, señaló la presidenta de la Junta, en uno de los pocos desahogos que se permitió.

Y para intentar desmostrar que ella no está en cálculos electorales, afirmó que Hacienda ha firmado ya la orden para el inicio de la elaboración del Presupuesto andaluz para 2019. Acto seguido, los socialistas inidicaron por lo bajini que si no hay nuevas cuentas será por culpa de Ciudadanos, su leal socio de legislatura. Quiere esto decir que es probable que la presidenta andaluza barrunte celebrar las elecciones en otoño, en lugar de en marzo de 2019, lo que sería un anticipo técnico que no necesitaría mucha explicación.

Haya o no elecciones anticipadas, la legislatura andaluza está acabada. No da más de sí, ni hay tiempo para acometer nuevas medidas que seguramente se incorporarán al próximo programa electoral de los socialistas, como la que anunció la presidenta socialista de extender a las familias monoparentales (326.200) las ayudas públicas que la Junta concede a las familias numerosas (120.000). Es decir, aumentar una vez más las transferencias de renta indirectas a los andaluces, promesas que siempre le han dado réditos electorales al PSOE.

Díaz afrontó el debate con ánimo de aburrir a todo el mundo, en tono bajo, en una calculada demostración de hipotensión política, pero mirando hacia el futuro y lanzando guiños a su derecha (Ciudadanos) y a su izquierda (Podemos-Izquierda Unida), al que le ofreció un posible apoyo a destinar el 5% del PIB a educación a cambio de que estos partidos apoyen el blindaje de la sanidad pública, a la que Ciudadanos pone peros.

“No tengo socios preferentes”, proclamó Díaz, quien lleva meses insistiendo en que ella es la centralidad. La socialista está ya en otra cosa, va un paso por delante y con la mirada puesta en que el PSOE de Andalucía sople las velas de 40 años en el poder si gana la próxima convocatoria electoral.

Díaz no entró al trapo a ninguna de las críticas que le lanzaron desde todas las bancadas, donde le recordaron que el debate de este miércoles se celebra un año después de su estrepitosa derrota en las primarias por alzarse con la secretaría federal del PSOE, empeño en el que estuvo dedicada a todas horas durante los dos primeros años de legislatura.

“No tiene ni ideas, ni proyecto para sacar a esta tierra del agujero donde ustedes la han metido”, le afeó el coordinador de IU, Antonio Maíllo. “Andalucía necesita un proyecto ambicioso, el problema no es de financiación, sino de gestión”, le dijo su aliado de Ciudadanos, Juan Marín. “No ha hecho nada para combatir la corrupción”, le espetó Teresa Rodríguez (Podemos). “Usted es el continuismo de un fracaso probado”“, señaló el presidente del PP, Juanma Moreno, quien intentó sin éxito que Díaz contestara sobre el uso de una tarjeta de crédito de un alto cargo de la Administración en un club alterne, un caso que investiga la Guardia Civil.

Como ella mismo confesó, Díaz fue “relajada” al debate. A cada crítica, contestó con media sonrisa, siempre a la ofensiva, un paso adelante. “A mí no me viene nadie a decir cómo tengo que defender Andalucía”, advirtió desde el primer hasta el último minuto. Está por ver si, como dijo Maíllo, el PSOE de Andalucía ha perdido su capacidad de mutación que le ha permitido continuar al frente del Gobierno regional tras diez elecciones seguidas. Claro que también la oposición debería revisar si así chafará que el PSOE sople las velas de su 40 aniversario en la Junta.