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IU y el convidado de piedra
Hasta ahora estaban en la cena. Invitados. Sentados. Tomando partido en la conversación. Unas veces en los extremos de la mesa, como oposición. En los últimos tiempos, ocupando algunos lugares importantes. Pero la sombra del convidado de piedra sobrevuela Izquierda Unida en Andalucía y corren el riesgo de que no les dejen ni tocar las servilletas en las próximas elecciones autonómicas.
En estas últimas semanas su número en el festejo ha sido el de los equilibristas. Empujados por las circunstancias, han echado a andar por el cable, aunque nunca ha sido IU partido de tierra firme y se ha movido con cierta destreza con sus equilibrios internos. De hecho, IU lleva una legislatura de equilibrios. Entre la necesidad de demostrar que es un partido de Gobierno, capaz de reformas, y el deseo de distinguirse siempre del PSOE, para no ser fagocitado por el socio veterano y mayoritario.
El equilibrio entre la consolidación del nuevo liderazgo de Antonio Maíllo y el contrapeso de un Diego Valderas saliente y cansado pero que por primera vez ha logrado meter a IU en el Consejo de Gobierno. Entre los que quieren reivindicar la toma de decisiones y los que presionan para romper el pacto. Entre Andalucía y Madrid. Entre su afán de convergencia y la escasa si no nula necesidad de la formación de Pablo Iglesias de contar con IU. Entre sus ganas de sumar en la municipales y su retraso en presentar candidatos claros a expensas de los vaivenes de otros actores.
Y en medio de tal ejercicio de funambulismo, entra en escena la crisis sobre el viaje al Sáhara del vicepresidente (¿por qué lo llaman desacuerdo cuando quieren decir crisis?) y la consulta a sus 4.000 militantes sobre la continuidad del pacto de Gobierno para antes de verano si el pacto no se mete prisa con algunos compromisos, claramente puesta en duda por la presidenta Susana Díaz. Sumen a este gazpacho la presencia de Podemos, los nuevos actores de la política nacional haciendo demostración de fuerza en Andalucía y enseñando algunas de las cartas que van a utilizar: una candidata mujer, joven, carismática y enérgica.
IU en Andalucía está caminando por uno de los cables más difíciles de los últimos años y la cadena de sucesos de las últimas semanas, amén de la presión de Podemos a sus espaldas, ha puesto a la Federación en una situación en que la decisión no es ya mantener el equilibrio de la legislatura, si no caer de la mejor manera, y a ser posible, con red.
Sus movimientos tendrán que ir orientados a no convertirse en el convidado de piedra, el invitado prescindible. Y demostrar que el desgaste que se le augura a la formación de izquierdas en el panorama nacional no tiene por qué ser equivalente en Andalucía. Porque en este caso llegar a la cena ya siendo estatua como don Gonzalo en el Burlador de Sevilla puede no terminar ni en venganza ni en victoria.