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Un mirlo en la calle Génova

Feijóo en la presentación del programa electoral del PP para el 28M en Guadalajara

Javier Aroca

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Se puede estar fuera, así ha sido en la moción de censura. Al lado, en la embajada de Suecia, insistiendo en desafinar contra los intereses del Estado, esta vez rodeado de embajadores. O lejos, en la UE, con sus propios correligionarios, a la húngara, para que te riña Paolo Gentiloni, comisario de Fiscalidad de la UE, por tu oposición no constructiva y cagarla de todas las maneras, repetidamente y en todas partes, como un mirlo. No es que Alberto Núñez Feijóo sea cuántico y esta virtud le permita estar en más de un sitio a la vez; no es que se le acumulen la agenda, el estrés y las ocurrencias, que también; es pura incontinencia de esfínter.

Mientras se notaba una ausencia huidiza de la moción de censura, porque era esperpéntica, dijo don Alberto, pero coherente con sus expectativas de futuro postelectoral con la extrema derecha, Díaz Ayuso hacía un simulacro de ruptura con Vox en la Asamblea de Madrid. Parecía convenido, una engañifa compatible con sostener que sigue siendo el socio preferido. Pero lo obvio es que Díaz Ayuso está marcando el tiempo a Núñez Feijóo, lo cual vuelve a poner sobre el tapete la pregunta de quién manda de verdad en el PP.  

Su incoherencia, la de todo el PP,  se refuerza con el mantenimiento del acuerdo de gobierno en Castilla y León o con las hechuras   políticas cotidianas de Moreno Bonilla - caso de la legalización de regadíos en Doñana -, igual de antieuropeo, siguiendo el reguero de Vox en Andalucía.  

Allí donde vaya Pedro Sánchez, allí detrás va el mirlo, cagando a saltitos

Nivel de riesgo mínimo, dicen, porque las elecciones están ahí. Sin embargo, Núñez Feijóo circula en la UE a contramano, contra la propia Comisión Europea, contra España, en sus denuncias económicas o reclamando unas pensiones para los españoles como las de Emmanuel Macron en una Francia que arde sin consensos; sobre la visita de Pedro Sánchez a China, invitado por su presidente Xi Jinping, el candidato popular niega al presidente la representación del Estado español.

Celoso de su presencia en la Cumbre iberoamericana, ha acusado a Sánchez de rendir pleitesía a los autócratas, acompañado que estaba por el rey allí presente. Él, mientras, se paseaba con la hispanidad madrileña, bendecido por el reaccionario evangelismo entre aleluyas, el que nutre el golpismo Iberoamericano y refugia a su aristocracia criolla en el barrio de Salamanca. Un PP mirado con merecido recelo por la Conferencia episcopal, hasta ahora monopolista de la cura de almas de la derecha española. Allí donde vaya Pedro Sánchez, allí detrás va el mirlo, cagando a saltitos. 

Uno empieza a sospechar si en el fichaje de Borja Sémper, más que a un moderado buscaron a alguien que hiciera de señor Lobo

Tras su infortunio europeo sobre las pensiones, ha tenido que matizar Borja Sémper, tras sus referencias a la Cumbre iberoamericana, ha terciado con poca fortuna Esteban González Pons, a su vez también experto en escatología política. Uno empieza a sospechar si en el fichaje de Borja Sémper, más que a un moderado buscaron a alguien que hiciera de señor Lobo.

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