Parece que sí se puede

Ni Podemos, ni Ganemos, ni el 15M. Si alguien le está torciendo el pulso a los políticos convencionales, es sin duda, su convencimiento de que los ciudadanos ha despertado y no están dispuestos seguir siendo unos convidados de piedra, en los desafueros perpetrados desde casi todas las esferas del poder, lo detente quien lo detente y lo ejerzan en el ámbito territorial que sea.

La casi segura retirada de la no nata ley Gallardón, sobre el aborto más tridentino de los países de nuestro entorno y la previsible no presentación, de la “cuasi” dictatorial reforma electoral, con la que el PP pretendía garantizarse en el BOE, lo que no le iban a otorgar las urnas, son solo un botón de lo anterior.

La marcha atrás del PP y su Gobierno, no se deben ni a la oposición del PSOE -que preocupa poco o nada en Génova- ni a la presencia de Podemos, sino a la certeza, de que el personal no está por la labor de seguir aguantando los atropellos políticos y económicos, de que lleva años siendo víctima.

Los Arriola boy's han llegado a la conclusión, de que el “sostenella y no enmendalla” que ha sido el norte en las actuaciones de Mariano Rajoy, desde su entrada en política, podía ser el boomerang que se llevara por delante, las muy tocadas expectativas electorales de los de la gaviota. Tengo para mí que ni Pedro Sánchez, ni Pablo Iglesias, ni Ada Colau, habrían torcido lo más mínimo el brazo a Rajoy a la hora de sacar adelante el más retrógado paquete electoral que recordamos desde el Fuero de los Españoles.

En el PP parecen haberse dado cuenta de que el caldo de cultivo de descontento social que han ido generando con sus políticas antisociales ha llegado al punto crítico, antesala de una explosión de consecuencias incontrolables. Por eso y sólo por eso, han levantado el pie de acelerador “regeneracionista”, ante la amenaza cierta de que el cabreo desatado del personal se los llevará por delante en las urnas, con reforma o sin reforma electoral.

El hecho de que cada día que pasa nos desayunemos con algún nuevo desafuero, desde la Casa Real a las últimas de las pedanías del rincón más apartado de este país, ha desbordado con creces el vaso de la paciencia de los ciudadanos. No ha habido ni un sólo terreno que no haya sido mancillado por la corrupción generalizada que ha convertido este país en un gigantesco Patio de Monipodio. Desde los suministros del Ejército a las visitas del Papa; desde los cursos de formación a los ERES; desde la cooperación internacional al 3 por ciento, prácticamente todos los ámbitos sobre los que han tomado decisiones nuestros políticos se encuentran bajo sospecha o definitivamente echados a perder.

Ante una situación tan insoportable como esa, la ciudadanía ha dicho ¡basta! Favoreciendo la aparición de fenómenos como Podemos, Ganemos, 15M, etc, que están sirviendo de válvula de escape para que esa olla, a la que nuestros políticos han llevado al límite de toda presión, no acabe por reventar llevándose por delante hasta el lucero del alba.

Bien harían nuestros próceres, incluídos los emergentes, en tomar nota de una realidad en la que la ciudadanía ha pasado de la pasividad tradicional de los administrados al activismo decidido de quienes no están dispuestos a consentir tanto desafuero.