Los primos de Rivera

Casi todos tenemos un primo, en política se hizo célebre el de Rajoy. Pero hay muchas clases de  primos, la RAE, en una de sus entradas, define primo como aquella persona incauta que se deja engañar o explotar fácilmente. Los primos no se entretienen mucho en discernir sus engaños, por eso lo son, son felices en su ingenuidad. Si les dicen que todos somos iguales porque hemos nacido en un mismo sitio, con una misma nacionalidad, “po p'alante”. Si les dicen que vamos unidos en pos de un destino en lo universal, con una única raza, bandera, himno, lengua, pues también.

Otros primos no es que sean ingenuos, es que lo son de conveniencia. El repertorio  popular en español es rico y elocuente. Dicen que el partido de Rivera ha puesto oficinas para reclutar gente del PP. Pues aquí tenemos otra versión de primo; a apuntarse, a  donar sangre, que esto va de transfusión entre las derechas, mientras más primo más me arrimo, que se acaba esto, y ya se sabe, al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

Rivera ha creado una plataforma de “españoleo” a granel, las lágrimas hay que llevarlas puestas. Uniformismo, negación de la diversidad, negación de los conflictos, solo con los no españoles. Todos somos españoles y basta. La impedimenta es escasa,    consiste en una bandera y un pito, si tienen tambor, mejor. Caballo y lanza, mejor aún, que en eso consistía ser de los buenos en los remotos tiempos fundacionales. No sé si se trata de una profunda ingenuidad o de un tremendo cinismo, en todo caso ideología de baja intensidad, comprensible para primos, ideal para domesticar a los más incautos. A estas alturas cómo  no recordar a Wert; hoy sería jaleado por sus primos, porque si todos hubiéramos sido bien españolizados , esta piel de toro de Estrabón no tendría problema alguno. El insigne ministro en el exilio lo vio.

A ver, todas las tramas corruptas que arruinan a la democracia son españolas y mucho española, de casa, para qué preocuparnos. Por qué no considerar a todos y cada uno de los paraísos fiscales como  territorios españoles de ultramar. Todos felices y a dormir con la tele de todos, una por supuesto, ahora con el himno de Marta Sánchez, como cuando en España éramos todos españoles de bien y la tele española nos serenaba el alma antes de dormirnos , con  el himno y el palacio del jefe  de estado y su familia de fondo. No como ahora que cada uno se siente con derecho a ser español o lo que sea, como democráticamente le salga de sus mismísimos ovarios.

Como era de prever, los acosados tras la Gürtel y sus casos aislados por sus infinitas corrupciones, han reclamado su España, alertado a sus primos de los  peligros para su España, se han reliado en la bandera de su España , afirmando de manera contundente: de aquí no me muevo. Son los españoles y mucho  españoles, los de balcón, para qué quieren más credenciales; son los mismos a los que no están dispuesto a  dejar caer los plataformistas de los primos de Rivera.

Desde luego que los titos los apoyan, como sea, si hay que conmover a la prima de riesgo-  no es cuestión de género- se conmueve, o a los primos de la bolsa; si la demoscopia tiene que decir que los primos son de Rivera, se dice. Estamos ante un  nuevo  invento: el primo demoscópico. Sale en bruto en las encuestas, aunque el no lo sepa, pero hace lo suyo.

El diccionario de la RAE también da otra entrada, además de a primo, a primavera . Simple y cándido, dice. Podría haber otra primavera distinta y que se fueran los corruptos pero me temo que no, no habrá primavera en España, aunque sí aumentan los primos y los primaveras. Aunque a falta de primavera política nos quede la trompetera. La de “Los Delinqüentes”, pero los buenos, los que trafican regalando alegría y sueños  al pueblo.

Ya saben, tira p'alante y quítate las penas, despídete del abrigo y tira por los callejones donde están creciendo las flores sin ningún control. Y no sean ustedes  primo ni primavera.