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40 años de la exclusión de la homosexualidad de la Ley de Peligrosidad

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Juan-Ramón Barbancho

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El 26 de diciembre de 2018 se cumplirán 40 años de la exclusión de la homosexualidad de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, una fecha importante para celebrar porque, aunque esto no significó el fin de la represión y el hostigamiento, de insultos y amenazas, sí que al menos las personas LGBT dejaron de ser, legalmente, no sólo excluidas sociales sino también “peligrosas” para la sociedad por tratarse de un peligro (y una desviación contagiosa) que atentaba contra la moral nacional-católica, contra la familia y contra la “propiedad privada” (sic), además, por supuesto, de estar asociados al comunismo. Hasta entonces ser tú mismo/a era un delito.  

Hasta 1970 se utilizaron para este fin las modificaciones que se introdujeron en la Ley de Vagos y Maleantes el 15 de julio de 1954, pero el 4 de agosto de 1970, bajo la presidencia del Gobierno de Carrero Blanco, fue promulgada la de Peligrosidad y Rehabilitación Social que establecía penas que iban desde multas hasta cinco años de internamiento en cárceles o centros psiquiátricos para su “rehabilitación”. 

Con la aplicación de esta ley se calcula que fueron más de 3.000 los homosexuales represaliados en todo el Estado Español y unos 1.000 pasaron por las cárceles de Huelva y Badajoz entre 1970 y 1979, además de los que pasaron por los “módulos para invertidos” de otras como la Modelo de Barcelona o Carabanchel.   

Si la primera ley condenaba los actos, fueran públicos o privados, la segunda punía el mero hecho de serlo, ya que no iba a juzgar hechos sino conductas, modos de actuar. Si esto ocurría con aquellos que podían cometer delitos de “homosexualismo” en el caso de las mujeres transexuales era mucho peor porque no tenían que cometer ningún “acto contra natura”, simplemente eran detenidas por su apariencia, detenidas, maltratadas, injuriadas.  

Con las primeras elecciones democráticas las leyes de represión política y social fueron desapareciendo paulatinamente, pero en el caso de los homosexuales fue mucho más lento que para el resto. La Ley de Amnistía fue promulgada el 17 de octubre de 1977, pero sólo afectó a los presos políticos y de opinión, los homosexuales no fueron contemplados en ella. El 20 de septiembre de 1977 Felipe González presentó una propuesta de ley para modificar la Ley de Peligrosidad, pero no mencionaba en su redacción inicial la despenalización de la homosexualidad, fue el Grupo Parlamentario Comunista quien lo planteó -no sin un debate interno previo- y fue acogido en la citada propuesta. La referencia a la homosexualidad se eliminó finalmente de la Ley el 26 de diciembre del 78 en el Consejo de Ministros. El 11 de enero de 1979 se publicó en el BOE y dejó de ser delito. Cabe agregar que entre 1975 y 1978 hubo 181 procesados bajo esa ley. 

Muchos hombres homosexuales y mujeres transexuales sufrieron el peso de estas leyes infamantes, las detenciones, las noches en las comisarías, con palizas y torturas, y las cárceles, pero muchos más, aún sin haber tenido que pasar por esta aterradora experiencia, sufrieron la terrible represión y homofobia social, el desprecio incluso de sus familias, el aislamiento y en muchos casos la desesperación. Incluso algunos, “voluntariamente”, se sometieron a terapias aversivas para intentar curarse de lo que ellos mismos consideraban una enfermedad, una desviación y una aberración, un peligro social.  

En el caso de Sevilla la comisaría de la Gavidia tiene el nefasto “honor” de ser el lugar donde eran recluidos en primera instancia tras su detención en las calles. En esta llamada eufemísticamente “fábrica de tortas” fueron vejados y apaleados muchos/as de ellos/as, sin darles más explicación. Allí pasaron días y noches esperando ser liberados o llevados a la cárcel, ante la “atenta mirada” del llamado Billy El Niño. 

Este mismo año, 1978, el 25 junio, se celebró en Sevilla un mitin, a las 12 de la mañana, tras el cual salieron a la calle en lo que podría ser llamada la primera manifestación (ABC. 27 de junio de 1978, pág. 32) “del Orgullo Gay”. Se celebró en la sede de CCOO de la calle Calatrava y asistieron, según la prensa, casi un millar de personas, con la asistencia de los partidos políticos de izquierdas (incluso llegaron a colgar una pancarta desde la Giralda). Después se concentraron en la Plaza del Triunfo y fueron al Palacio de Justicia donde se disolvió.  

Fue organizado por el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria, con el Colectivo de Lesbianas y la Organización Autónoma para Liberación de la Mujer. Allí estaban La Esmeralda y Soraya, muy conocidas, como también Antonio Campillo y Manolo Cortés, entre otros/as muchos/as.  

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