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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

La autonomía de Andalucía, el gran patrimonio democrático de nuestro pueblo

Banderas de Andalucía con motivo del 28F
27 de febrero de 2021 20:53 h

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“Yo estaba en la huerta cuando llegaron aquellos hombres vestidos de falangistas. Eran las 11 de la mañana del 2 de agosto de 1936. No pude despedirme de él…”.  

Así relata Luisa, la hija de Blas Infante, la detención de su padre por un grupo de falangistas aquí en su casa, en Coria del Río, hace 85 años.

Su mujer, Angustia García Parias, le había pedido mil veces que se dejara ya de tanto “Andalucía, Andalucía, Andalucía”, porque iba a “traer la tragedia a su casa”, en sus propias palabras.  

De rodillas imploró Angustias para que no lo mataran, sin conseguir que sus asesinos se echaran atrás.  

La noche del 10 de agosto, Blas Infante fue fusilado en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona.  

Aún no se han recuperado sus restos, como ocurre con miles de andaluces y andaluzas asesinados por sus ideas durante la Guerra Civil y los oscuros 40 años de represión franquista.  

Y no sólo lo fusilaron, los franquistas vigilaron y amedrentaron a Angustias en esta Casa durante años. Incluso la acusaron de hacer señas desde aquí arriba a los aviones de los rojos para que pudieran llegar hasta Sevilla.  

Ella salvó y guardó la bandera verde y blanca que hoy nos representa, arriesgando también su vida y la de sus hijos, para que hoy sea la bandera de todos y todas, de la Andalucía “libre, en paz y llena de esperanza” con la que su marido soñaba.  

Blas Infante dio su vida por Andalucía y señaló el camino hacia lo que hoy somos, una tierra hecha a sí misma en pie de igualdad con el resto de “España y la Humanidad”.  

Una comunidad de mujeres y hombres iguales, en la que los hijos de los trabajadores, de esos pobres jornaleros con los que Blas Infante se crió en su Casares natal, tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades que los demás.  

Los y las socialistas andaluces mantenemos vivo su legado con orgullo, porque es el sentir del compromiso colectivo del pueblo andaluz.  

El mismo compromiso que alumbró una Autonomía de Primera para Andalucía en 1980.  

El mismo compromiso que nos ha hecho ayudarnos unos a otros para superar lo más duro de una pandemia histórica, en pleno siglo XXI.  

El mismo compromiso que nos lleva a mirar hacia adelante con la ilusión de construir unidos el mejor futuro posible para Andalucía.  

Por todo ello, los socialistas andaluces vivimos con indignación que la ultraderecha se haya atrevido a meter en el Parlamento andaluz, la Casa de todos los andaluces, los símbolos de los falangistas que asesinaron a Blas Infante, a García Lorca y a miles de andaluces y andaluzas, sólo por sus ideas.  

Decía Antonio Machado, andaluz ilustre y símbolo del exilio de la Guerra Civil, de cuya muerte en Francia esta semana se ha cumplido 80 años, que “benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin”.  

No es casualidad que veamos ahora en el Parlamento andaluz símbolos falangistas y franquistas.  

No es casualidad que esto pase en 2021 en Andalucía.  

Los socialistas denunciamos, desde el minuto uno, que el pacto de intereses de las derechas con la extrema derecha que hoy gobierna en Andalucía, lo pagaríamos caro en derechos y en libertades los andaluces y andaluzas. Y así está siendo.  

A Moreno Bonilla le perseguirá siempre haber sido el primer político español en abrir las puertas de las instituciones a la ultraderecha. La misma que es aislada y repudiada con un cordón sanitario democrático en Parlamentos de toda Europa.  

Su injusta equidistancia, que no moderación, da alas a la extrema derecha, a los nostálgicos de los años más oscuros de nuestra historia reciente, a los que consideran un “invento” nuestra Autonomía, porque no ven más allá de su egoísmo y de sus intereses clasistas.  

Escribió Blas Infante, “la única manera de fraternidad es la práctica de la tolerancia”. Y esa es la gran diferencia.  

Los socialistas defendemos el andalucismo humanista de Blas Infante.  

El “milagro posible” que saludaba el presidente Plácido Fernández Viagas el 4 de diciembre de 1978 al firmar el Pacto de Antequera, que alumbró nuestro autogobierno.  

La gran asignatura pendiente de nuestra democracia es no haber enseñado en las escuelas la brutal represión de vidas, de ideas, de libertades y de derechos, que supusieron los 40 largos años de franquismo en España. Como sí se ha hecho en Alemania, en Argentina o en Chile.  

No sólo porque conocer la historia abre la mente y ayuda a no caer en los mismos errores del pasado. Sino porque los herederos de los asesinos no caminarían entre nosotros hoy con el desahogo del que se siente impune.  

Alertaba Blas Infante en su obra Dictadura Pedagógica sobre la peor de las crisis posibles, “la crisis de humanidad”. Esa que hace que volvamos la cara hacia otro lado al ver la desgracia en el rostro ajeno, incapaces de ponernos en el lugar del otro, de empatizar con su dolor y su sufrimiento.  

Los socialistas queremos una Andalucía solidaria y humana, que no olvide nuestro oscuro pasado, ni cuántas vidas costó superarlo.  

Queremos la Andalucía comprometida con el progreso de la mayoría de la gente por la que luchó Blas Infante. Porque sólo si avanzamos todos y todas, juntos, merece la pena avanzar.  

Queremos la Andalucía igualitaria y universal con la que soñaba García Lorca.  

La Andalucía en la que no cabe el maltrato machista que echó de Almería a la gran periodista Carmen de Burgos, con su hija de la mano.  

La Andalucía culta, en la que la educación es un derecho de vida y no de cuna, como defendían Antonio Machado, Francisco Giner de los Ríos y tantos andaluces y andaluzas ilustres de los que nos sentimos orgullosos.  

Exigimos al gobierno andaluz respeto a los andaluces que murieron defendiendo sus ideales bajo la opresión del franquismo.  

Respeto por aquellos que aún están en tapias de cementerios y en cunetas, y que sólo viven en el dolor eterno de sus familias.  

Respeto a las mujeres que fueron maltratadas, purgadas y acosadas durante años por el régimen franquista.  

Andalucía necesita Verdad, necesita Justicia, necesita Reparación y saldar la deuda de Memoria con las víctimas del franquismo, para poder caminar hacia el futuro seguros y con la cabeza alta.  

Por todo ello, los socialistas defendemos la Autonomía de Andalucía como el gran patrimonio democrático que tiene nuestro pueblo, porque fue la ventana por la que entró la luz de la libertad, el progreso y la igualdad en nuestra tierra.  

Cuando las derechas cuestionan la Autonomía atacan a Andalucía, atacan la revolución económica que posibilitó y la igualdad social que instauró.  

El empeño sistemático de las derechas por desprestigiar el Estado de las Autonomías va más allá de una consigna populista que señala culpables para encontrar adeptos.  

Cuando las derechas atacan la Autonomía, atacan el Estado del Bienestar que vino de su mano.  

Atacan a los servicios públicos esenciales que nos hacen iguales.  

Atacan a la sanidad pública que nos cura en la peor de las pandemias. A la educación que da oportunidades de tener una vida mejor a nuestros jóvenes, niños y niñas.  

Atacan a la protección de nuestros mayores y al cuidado de las personas con dependencia.  

Atacan al derecho que tenemos todos y todas de construir el futuro que queramos, el que nosotros decidamos.  

Esa es la Autonomía que le sobra a las derechas, la que nos iguala, la que nos protege del abuso de aquellos que en nuestros derechos sólo ven negocio.  

Defendamos nuestra Autonomía, porque es lo mismo que defender Andalucía.  

El proceso autonómico fue un antes y un después en la historia de nuestra comunidad, al igual que lo es hoy la pandemia que aún padecemos y los profundos cambios sociales, económicos y laborales que está provocando.  

Creo que, a estas alturas, todos somos conscientes de que nada va a ser igual que antes de la pandemia.  

Aprovechemos los cambios y convirtámoslos en oportunidades. Desde la unidad que siempre nos hizo invencibles.  

Construyamos juntos la mejor Andalucía posible. Una Andalucía justa, abierta, solidaria, moderna, verde, feminista.  

Y demostremos al mundo que el sacrificio de Blas Infante, y de tantos andaluces y andaluzas sabios y valientes por su tierra, mereció la pena.  

Muchas gracias y ¡Viva Andalucía! 

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