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La ciudad de los negocios vs La ciudad de los cuidados
Es necesario ponerle nombres a las cosas. Sólo así las cosas existen. La política municipal es eminentemente práctica, pero también en este ámbito se trabaja con conceptos que es necesario expresar. Cuando hablamos, por ejemplo, de que estamos construyendo junto con otras organizaciones un bloque del cambio es porque seguimos frente al bipartidismo en el que nada cambia, y durante tres años hemos comprobado de manera directa y fehaciente como en Sevilla PSOE-PP, con la suma de Ciudadanos, caminan en la misma dirección, votan al unísono en la mayoría de consejos y comisiones, parece que responden a los mismos intereses. Pero lo más importante destacar en este sentido es que sus políticas carecen de un modelo de ciudad, porque no se puede tener un modelo cuando pones la ciudad al servicio de las élites. Puedes tener un modelo de cartón pluma, puedes tener una buena campaña de márqueting o incluso intentar tapar las miserias de tu ciudad bajo las alfombras rojas, pero lo que no puedes es convencer a nadie de que tienes un verdadero modelo, coherente, que dé soluciones y mejore la vida de la gente.
A este “no-modelo” lo podemos describir como “la ciudad de los negocios”, el cual entiende la ciudad como un producto del que sacar partido. Un modelo sumamente inestable por estar siempre dependientes de las diferentes burbujas que se van sucediendo y fomentando. Antes era la burbuja inmobiliaria, que ya conocimos y aún seguimos padeciendo sus efectos. Ahora toca la burbuja turística y la de los grandes centros comerciales. Ambas suponen que los beneficios se repartan entre unos pocos, mientras que sobre otras muchas se cargan sus efectos negativos: paro, deuda, desigualdad, inmovilismo...
Pero a ese no-modelo nosotras anteponemos “la ciudad de los cuidados”, entendiendo este concepto de “cuidados” de una manera amplia donde la idea fuerza consiste en poner la vida en el centro. Y cuando decimos “la vida” nos estamos refiriendo a muchas cosas a la vez: nos referimos a que las necesidades básicas de las personas, como la luz, el agua o la vivienda, estén cubiertas y garantizadas; donde se respete y se cuide de nuestro ecosistema y de su biodiversidad, tanto vegetal como animal como el más preciado de nuestros bienes comunes; a que los servicios públicos sean públicos, sin intermediarios, sean de calidad y estén al servicio de la gente en función de sus necesidades; donde la economía, el urbanismo, la cultura o la movilidad estén gestionados y diseñados para crecer como sociedad y no sometidos a otros intereses; nos referimos una ciudad donde los feminismos sean eje transversal desde donde desarrollar la política y desde donde anclar nuestros principios, como la igualdad, la empatía, la capacidad de resiliencia o el respeto a las minorías (que son mayoritarias en su conjunto). Una ciudad que, en definitiva, esté orgullosa de ser ciudad y que cree en el municipalismo, basado en la colaboración, como principal fortaleza desde la que hacer frente a los grandes retos globales del siglo XXI.
Estos dos conceptos serían el mapa, la mejor guía, para evaluar a qué ciudad se parece más la Sevilla de hoy o, cuanto menos, hacia donde nos hemos encaminado en los tres últimos años.
Empecemos por hablar de nuestro ecosistema, o de las zonas verdes como suele decirse al hablar de las ciudades, como si sólo fueran un coloreado incómodo en el PGOU. Aquí encontramos un error de partida, el “servicio público” a cargo de su cuidado, es decir “Parques y Jardines”, está privatizado. Por lo tanto, no esperemos que las prioridades de una empresa sean nuestros árboles, huertos y jardines, ni por supuesto el interés general, sino los beneficios o al menos el mantenimiento de dicha empresa. Un asunto que se viene denunciando desde hace años desde la ciudadanía, porque Sevilla está muy lejos de ser esa “capital verde” de la que algunos hablan. En Sevilla cada vez hay menos espacios públicos habitables y para colmo se talan árboles a diestro y sinientro, según unas supuestas indicaciones de “técnicos” que se excusan en la peligrosidad de la caída de las ramas, sin admitir la falta de planificación previa y sin pensar en la vida de esos árboles y en la gran pérdida que suponen para todas y todos. Tampoco hacen referencia a las garantías que tenemos de su reemplazo o que, en cualquier caso, esa posible sustitución supondrá años de espera. Y lo más grave es que esa misma denuncia las hacía el partido socialista cuando estaba en la oposición e incluso se permite el alcalde la soberbia de decirnos a los partidos que lo hemos denunciado que lo hacemos por motivos partidistas cuando tendría que tener la dignidad de dar explicaciones sin intentar responsabilizar a otros. Porque ni su burocracia ni sus técnicos van a tapar el problema, ni van a parar las movilizaciones, ya que estas personas están haciendo lo que él mismo debería estar haciendo. Claramente se saltan la ordenanza al no informar a los vecinos y vecinas, no hubo ningún tipo de diálogo, ni tampoco publicaron las fichas de los apeos antes de talar. Se escudan en que son actuaciones de urgencia para luego caer en la contradicción diciendo que el informe que dictaminaba que se debían talar 2.500 árboles lo tienen desde el 2015. Perdieron tres años para el diálogo y para trabajar en la mesa del árbol donde buscar soluciones alternativas, a las que apuntan personas expertas.
Este tema conecta directamente con otro de los asuntos más importantes en el que nosotras hemos centrado nuestros esfuerzos durante estos años, me refiero a la adecuación de la ciudad para luchar contra el cambio climático. Para ello pusimos en marcha una campaña “Un verano para todas. Por el derecho al fresquito” porque es la manera más sencilla y eficaz para concienciar sobre este grave problema. Porque si bien no todo el mundo se para a informar sobre la complejidad y la magnitud de la situación, sí que todas podemos ver y sentir sus efectos. La contaminación del aire, que empeora con la escasez de zonas verdes y de arbolado, es un problema de salud pública que se agrava con las bolsas de calor que se dan en nuestra ciudad en verano debido a las altas temperaturas y a la falta de recursos puestos a disposición para paliarlas. Con esta campaña, además, conectamos con otro asunto que no es menos grave, como es la pobreza que hay en Sevilla, pobreza que va por barrios, encabezando 7 barrios sevillanos los ránking de todo el Estado, como no pararemos de recordar. No todas las personas pueden irse de vacaciones o pagar el consumo del aire acondicionado. No todas, por tanto, tienen “derecho al fresquito”, que si bien lo decimos con sentido del humor y ternura, hablamos de la crudeza de unas cifras y unas condiciones de vida que hacen que en Andalucía la esperanza de vida sea más corta con respectos otras zonas de la geografía española. En nuestra capaña ya el año pasado presentamos, y se aprobó en pleno, una moción con una batería de medidas para mejorar en este sentido la ciudad, pidiendo más fuentes de agua para beber o para refrescar el aire, más opciones de ocio veraniego como piscinas de recreo o más cines de verano, más espacios verdes, más sombra y también proponíamos dejar de vivir de espaldas a nuestro río y empezar de hacer un uso social y cultural en él. De todas esas medidas poco o nada se ha hecho. Nosotras sin embargo seguiremos haciendo actividades, recogiendo firmas y haciendo conscientes a la ciudadanía de que estamos en un tiempo en que todas estas son reivindicaciones legítimas y necesarias.
Dentro de la propuesta, incluíamos como una de las necesidad fundamentales la bioclimatización de los colegios, porque no podemos seguir consintiendo que los niños y niñas sufran el calor en las aulas. “Queremos aulas y no saunas” es uno de los gritos reivindicativos de las “Escuelas de calor”, movimiento que viene reclamando esta necesidad de adecuación de los coles, tanto en verano como en invierno, pero que aún no ven suficientes resultados. Mejoras que se suman otras muchas necesidades que siguen pendientes, como la accesibilidad o la falta de personal. También, se tendría que escuchar más a los propios niños y niñas, implicándoles también en este proceso de bioclimatización para que en el futuro sean generaciones preparadas para los tiempos que vienen y que la educación medioambiental sea parte integrante del temario de estudio. No podemos pedir responsabilidad sobre aquello que no se conoce.
Dentro de las políticas municipales, están entre nuestras responsabilidades principales algo que ha sido la gran ausente dentro del actual gobierno de los socialistas: la movilidad. Mientras se disputan con el PP y Cs la medallita del metro, o más bien de la “foto que promete el metro”, la ciudadanía sigue atascada en la ciudad. Después de tres años seguimos sin tener un Plan de Movilidad y ahora vuelven a hipotercarlo todo a un futuro nuevo mandato que puede que no llegue. Nosotras nos centramos en soluciones realizables, a más corto plazo y más sostenibles. Hemos aprendido mucho de profesionales y colectivos, que apuestan por propuestas concretas, como la de trabajar en una red completa de BTRs. Necesitamos una solución metropolitana que sea realista y que combine diferentes medios de transporte. Necesitamos una ciudad que priorice los trayectos realizados por el peatón, la bicicleta y el transporte público. Que por fin lleve a cabo la necesaria restricción del tráfico a no residentes en el casco antiguo, tal como estudios recientes confirman que es una medida apoyada por el 70% de la ciudadanía sevillana. Necesitamos valentía, participación y sentido común (o en lo común) para peatonalizar algunas calles como la calle Betis o San Luis, fomentando así la convivencia y el cuidado de esas zonas. Medias que no entendemos por qué no se han hecho en tres años, algo que nos sitúa muy por debajo de lo que como ciudad europea de referencia por sus visitantes ya habría realizado.
Y ya que hablamos de los visitantes, del turismo, hablemos también de esa palabra que tan poco gusta a algunos, pero que es reflejo de una realidad patente en muchas ciudades y aquí también: la turistificación. Nosotras no la hemos inventado. Tampoco hemos creado la plataforma ciudaddana que ya existe para tratar este tema, CACTUS. Pero sí que como representantes públicos, responsables de velar por el bien común, nos lo hemos puesto como prioridad de nuestra agenda política. Las “buenas cifras” del turismo de nada sirven si no somos capaces de regularlo, si desembocan en una nueva burbuja especulativa. Ni es bueno para la industria, ya que su crecimiento no es sostenible, ni es bueno para las personas que viven en Sevilla y que cada vez se sienten más expulsadas, no sólo de sus viviendas por la subida desorbitada de los alquileres, sino de los espacios público ciudad, atestados de veladores muchas veces con precios abusivos. Nosotras queremos un turismo responsable mediambiantalmente y laboralmente, que sea sostenible, accesible y compatible con la buena convivencia. Que sea eminentemente cultural, descentralizado y basado en el respeto. Aún estamos a la espera de que se regulen los apartamentes turísticos a los que claramente se les dio luz verde para que proliferaran, hasta que la queja ya viniera de los propios empresarios hoteleros. Como contrapartida, aún no vemos medidas compensatorias reales con las que devolverle a la ciudad lo que la ciudad da. Llevamos año y medio esperando la ordenanza y consurso público para relugar los autobuses turísticos, algo que no sólo nos hace perder un millón de euros al año sino que también mantiene sin ningún tipo de control a estos vehículos, la ocupación que las empresas hacen del espacio público o el diseño de sus rutas y paradas. Ni que hablar tiene que ese “momento dulce del turismo” sigue siendo igual de amargo para la mayoría de trabajadoras y trabajadores que lo hacen posible, ya sean de la hostelería, la limpieza, los guías o las trabajadoras culturales realcionadas con el sector. En poco han visto ellas y ellos mejorar sus condiciones laborales y sus sueldos. Y cómo no, aúnesperamos la implantación de la tasa turística que estamos dispuestas a apoyar, o el impuesto, del que ahora prefiere hablar el alcalde para poner la pelota en el tejado del gobierno central y no en el andaluz.
Este asunto conecta con el modelo económico general que defendemos para nuestra ciudad, más cercano de la llamada economía social. Para ello impulsamos la celebración de un Feria de la Esconomía Social, en la que comenzar a sentar las bases, fomentar el encuentro y trabajar en propuestas posibles para Sevilla. Este sería uno de los pilares de ese modelo de ciudad de los cuidados que proponemos, ya que entendemos que es un tipo de economía más enraizada en el territorio y más sostenible. Al concentrarse en lo local, ofrece más oportunidades para conectarse con la con la innovación social y tecnológica que desde aquí se está haciendo, sobre todo por gente joven que tiene muchas ganas de aportar y quedarse en nuestra ciudad. También, es un modelo desde donde explorar todo lo relacionado con el empleo verde, las energías renovables y el reciclaje. Pero que sobre todo la anteponemos porque ofrece más certezas y mejor calidad en el empleo.
En definitiva, y volviendo al principio, se trata de “La ciudad de los negocios” frente a “La ciudad de los cuidados”. Nosotras trabajamos por la segunda opción y estamos convencidas que es el modelo que prefiere la mayoría social, ya que es el único que vela por sus intereses. Hemos perdido tres años muy valiosos, donde mucha gente sigue esperando salir de una situación de emergencia social, en los que sigue habiendo desahucios cada día y donde las mujeres víctimas de violencia machista carecen de la atención y recursos necesarios. Hay cuestiones urgentes y cuestiones importantes a resolver a largo plazo, sin embargo por parte del actual gobierno socialista no se han visto avances significativos, ni de unos ni de otros. No han estado a la altura de lo que se esperaba, ha defraudado la confianza de mucha gente, a pesar de sus “supuestos buenos datos electorales”. Ni nos frustraremos ni nos quedaremos en la resignación. Sevilla merece un Ayuntamiento del cambio y es nuestra responsabilidad conseguirlo.
Susana Serrano es portavoz y concejala de Participa Sevilla, y coordinadora general de Podemos Sevilla.
Sobre este blog
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