En Andalucía, 16.000 niños y niñas, un 1% de la población infantil andaluza, han muerto en los últimos seis años, aunque se cree que podrían ser muchos más, ya que hace tiempo que se dejó de hacer el recuento de víctimas. 1 de cada 4 niños que aún permanecen en Andalucía está en grave riesgo de sufrir enfermedades mentales, y de los que han logrado huir, miles de ellos han desaparecido, secuestrados por las mafias de trata de personas, o quizás se encuentren con algún familiar, aunque se desconoce con exactitud dónde están.
Del resto, algunos han cruzado a otros regiones o zonas limítrofes a Andalucía, y otros se han lanzado al mar desde las costas de Cádiz, Almería, Málaga, Granada o Huelva, en botes inflables sobrecargados y en pésimo estado. Muchos se han ahogado en el camino, se calcula que hasta 18.000 niños han encontrado en el mar su tumba.
Los que han conseguido cruzar el mar han llegado a lugares que desconocen, anhelando acogida y protección, pero se han encontrado atrapados en centros de detención, o abandonados en campos de refugiados, sin acceso a la escuela, sufriendo violencia por parte de fuerzas del orden y de parte de la gente que vive en esos lugares, viviendo en condiciones infrahumanas, sin acceso a agua potable, inhalando el humo de los plásticos que queman sus mayores para calentarse en el invierno, sin juguetes, sin vida.
Algunos han viajado solos: subieron al bote porque sus padres habían muerto o porque sólo tenían dinero para pagar a los traficantes por el pasaje de una persona, y decidieron que fuera su hijo. A estos se les conoce como Menores Extranjeros No Acompañados, los mena.
Una generación completa destrozada, perdida y con escasísimas probabilidades de recuperación. Por tanto, una región como la nuestra condenada y empujada violentamente a un abismo de pobreza, violencia y atroz sufrimiento.
Imagina que esto pasara en Andalucía. Por suerte para nosotros, no está pasando, pero sí está ocurriendo, y justo de la forma descrita arriba, en Siria.
Save the Children trabaja en Siria desde antes de la guerra y seguimos allí, salvando vidas, y denunciando esta situación ante la comunidad internacional y las partes del conflicto, pidiendo el compromiso del cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario y el respeto a los Derechos Humanos y a los Derechos de la Infancia, y no pararemos hasta que obtengamos un firme compromiso y observemos resultados reales en la protección de estos niños que sufren las devastadoras consecuencias en sus vidas de una guerra cruel e interminable. Exigimos, una vez más, el fin de la pesadilla para estos niños.
Cada año, desde que comenzó el conflicto, hemos alertado, a través de diversos informes, de la situación de la infancia siria, de cómo se han convertido en objetivo bélico, cómo han destrozado sus escuelas, sus casas, sus vidas, como están siendo explotados o las niñas obligadas a casarse cada vez más jóvenes, y todo esto ante la pasividad de la comunidad internacional.
El pasado 7 de marzo Save the Children presentó en Sevilla, con la presencia de la presidenta de la Junta de Andalucía, el Informe Heridas Invisibles, que alerta, en el sexto aniversario de la guerra, de las casi irreversibles consecuencias que este conflicto está teniendo para la salud mental de los niños que aún permanecen dentro del país.
Estas heridas invisibles que no se ven y que cada vez son más profundas, son las que están sufriendo los niños que aún permanecen en Siria, niños que dentro de pocos años serán los que tengan que regir los destinos de su país, de su tierra; niños que serán los que tengan que mantener viva la memoria de esos más de 16.000 niños que han perdido la vida desde que comenzó el conflicto.
No está pasando en Andalucía pero imagina que estuviera pasando. La responsabilidad de todos para exigir el fin de la pesadilla en Siria debe ser firme y contundente. Los niños sirios no pueden esperar más.
Javier Cuenca, responsable en Andalucía de Save the Children
Sobre este blog
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