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Patrimonio
Kilómetros de ingeniería hidráulica romana bajo el suelo de un pueblo de Jaén

Un equipo de arqueólogos y espeleólogos trabajan para darle vida a las minas de Torreperogil

Álvaro López

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El subsuelo del municipio de Torreperogil (Jaén) escondía una joya de 2.000 años de antigüedad y de origen romano: túneles de canalización o minas, como las llaman los arqueólogos, en buen estado de conservación.

Que allí abajo había restos se sabía desde hace años, cuando una parte del suelo de la localidad empezó a hundirse y reveló ese pasado arqueológico. Pero que estaban bien conservados y las fechas aproximadas de su construcción se ha descubierto ahora con la intervención de un equipo de expertos, arqueólogos y espeleólogos, que llevan más de un año trabajando para desentrañar lo que ocultan las galerías de esta cueva artificial generada entre los siglos I y II de nuestra era, que no es otra cosa que una obra de ingeniería hidráulica de alto nivel.

José Millán es uno de los que mejor conoce las minas romanas de Torreperogil. Presidente de la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas (AAES), cuenta con una amplia experiencia en este campo gracias a que en Carmona (Sevilla) hay estructuras subterráneas de las mismas características. “Como conocían nuestro trabajo, desde el Ayuntamiento de Torreperogil se pusieron en contacto con nosotros para que les ayudásemos a poner en valor las minas que hay en el municipio”.

2.000 años de conservación

Lo primero que hay que destacar de estas galerías subterráneas es que, por su ubicación, tenían una doble función. “Por un lado, estaban pensadas para el abastecimiento humano de agua, y por otro, al encontrarse en un desnivel desde un cerro, sospechamos que tenía funciones industriales”, apunta Millán. Como las minas poseen varios túneles de diferente tamaño que captan el agua de los manantiales que hay bajo la superficie, estos se encargan de distribuir el líquido elemento en varias direcciones. “En función de la longitud de la galería, podemos determinar qué uso pudo tener”.

Por ejemplo, en estos momentos se ha conseguido limpiar por completo un túnel de 600 metros de largo y se está trabajando en otro, llamado La Nava, que, de momento, tiene más de dos kilómetros. “Por su tamaño, sabemos que el primero sirvió para dar agua a los núcleos de población que había alrededor de Torreperogil y que eran pequeñas villas romanas agrícolas”. Con respecto a la segunda galería, aún es pronto para saber si era para abastecimiento o tuvo alguna otra utilidad.

La misma huella por toda Andalucía

Lo que también están desvelando las minas es que Torreperogil no existía en época romana. Entonces era simplemente un cerro. Lo cuentan las minas que no parecen tener canalizaciones hacia la localidad jiennense. Más bien parece que hubo asentamientos humanos posteriores que aprovecharon precisamente esta estructura como pozos de agua. Por otro lado, las galerías milenarias demuestran a su vez que los romanos las construyeron por toda Andalucía. “Hasta la fecha, sabíamos que había en zonas de Sevilla, Córdoba o Málaga por haber vestigios de esta cultura, pero ahora vemos que también hay en Jaén. No es descartable que haya en más lugares de la comunidad”, sostiene José Millán.

Desterrando mitos, este espeleólogo deja claro que las labores que se están haciendo en las minas de Torreperogil tienen más de exploración y limpieza que de arqueología: “En estos lugares rara vez vas a encontrar algo de valor en ese sentido, aunque por supuesto estamos acompañados de arqueólogos”. La misión que persiguen, de la mano del Ayuntamiento de Torreperogil, es recuperar las minas y hacerlas visitables . “Están muy bien conservadas”.

Precisión matemática

Entre las características que definen a las galerías que conforman esta infraestructura está sobre todo su construcción matemática. “Los romanos eran muy exactos con las medidas y se puede apreciar que tuvieron como referencia el pie para calcular los espacios”. Si bien hay túneles de 60 centímetros de diámetro que los hacen difíciles de explorar, hay detalles a simple vista que demuestran un origen propio del Imperio Romano. Por ejemplo, “hay lucernarios que evidencian que las galerías se iluminaban con lucernas de aceite, que eran las pequeñas lámparas que se usaban entonces”.

De clara inspiración persa, estas minas fueron construidas meticulosamente y gracias a que el suelo arcilloso hacía fácil los trabajos y la posterior extracción de agua. Además, según explica José Millán, esta zona de Torreperogil está conformada de calcarenita que protege de forma natural el subsuelo. “No es necesario que se construyan revestimientos de ladrillo como en otras estructuras similares ya que la propia roca consolidaba la galería”. Otro detalle que explica por qué están tan bien conservadas.

El proceso de recuperación de los túneles es “muy lento” y está condicionado por los taponamientos que se puedan encontrar en las llamadas lumbreras, puntos que se ubicaban cada 30 metros para asegurar la construcción y que se convertían en pozos que en algunos casos están hoy repletos de suciedad o escombros. Esto es uno de los aspectos que más ralentiza las investigaciones y que puede suponer una inversión por cada tapón de unos 6.000 euros. No obstante, en apenas un año, y dado el buen estado de conservación, los expertos ya han desentrañado una galería y han avanzado bastante en la segunda. “Sabemos que hay entre 5 y 6 túneles. Dependiendo de cuánta longitud tengan y los taponamientos que haya, podemos acabar con los trabajos en unos tres años”.

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