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“El problema no es Europa, sino quién está gestionando Europa”

Juan López de Uralde (Luis Serrano)

Fernando Vicente

Equo no es un partido político al uso, así que por mucho que de puertas afuera se le perciba como su líder. Juan López de Uralde en realidad ocupa el cargo de 'coportavoz'.

El principal partido verde español está integrado en el Partido Verde Europeo, que desde el pasado domingo 10 de noviembre abrió su proceso de primarias en busca de un nombre que encabece su candidatura a las Elecciones Europeas del mes de mayo.

“Otros partidos hablan de primarias, pero no las hacen”, ataca Uralde con el tono suave que le caracteriza. “Nosotros llevamos mucho tiempo haciéndolas, y ahora es la primera vez que un partido lanza unas primarias unitarias para elegir los lideres de su campaña a nivel europeo”. Son abiertas, es decir puede votar todo aquel que comparta los planeamientos de los verdes. Y son online, por lo que, explica “cualquier persona puede entrar a través de la web del Partido Verde Europeo y ver las propuestas de los cuatro candidatos”.

Tras quedarse a las puertas en las Generales de 2011 Equo apuesta por las Elecciones Europeas de Mayo...

Equo, como partido miembro del Partido Verde Europeo, estará en las elecciones europeas, y los eurodiputados que consigamos irán a reforzar el grupo verde europeo, que es el cuarto grupo parlamentario en Europa. La política europea ha sido fuente de muchos problemas, que hemos venido sufriendo en los últimos años en España como consecuencia de las políticas de austeridad impuestas por la troika. Ahora es el momento, la oportunidad, de cambiar esas políticas. Sólo se podrá si hay una mayoría social que apuesta por un cambio en las instituciones europeas, y la principal herramienta para conseguir ese cambio son estas elecciones europeas.

Si los verdes son fuertes en Bruselas es gracias a los votantes del norte de Europa. ¿Es una cuestión cultural que a su mensaje le cueste llegar en el Sur?

No sólo. Yo creo que en el caso de España hay varios factores. Uno, efectivamente, es social. En el sentido de que ha habido una percepción, probablemente fomentada, de que lo verde es un enfoque parcial, que se dedica sólo a cosas como los pájaros, pero que no da respuestas globales. Esa imagen se ha fomentado mucho. Y así, cuando se plantea una respuesta global desde lo verde cuesta mucho que la gente lo vea.

¿Cuáles son los otros factores?

Pues un trabajo activo por parte de los partidos de izquierda existentes para que ese espacio no se abra, por no perder ellos una parte del electorado. Pero eso no se ha correspondido luego con políticas verdes. Es decir que si los partidos que tratan de ocupar ese espacio hubieran hecho realmente políticas verdes, Equo no existiría. Pero no ha sido así. También hay una parte que es relevante, y que tiene que ver con nosotros mismos, que es que por primera vez se está haciendo un esfuerzo por crear y consolidar las bases. No se trata de tener una marca atractiva, sino de trabajar dese la base para que funcione.

¿Cómo?

Pues lo primero fue un proceso de unificación que culmino en junio de 2011. Hoy, el 95% de los movimientos verdes que había están en Equo, fue un trabajo muy arduo. Y por otro lado, el trabajo no sólo con ecologistas, sino nuestra presencia en las mareas, nuestro apoyo a distintos movimientos…

¿Esa dispersión no se traducirá también en una dispersión del voto que perjudica a todos?

Hay gente que está pensando en votar a otros, y gente que está pensando en votarnos a nosotros, eso es normal. Al final habrá una clarificación de los espacios. Nosotros trabajamos por la creación en España de ese espacio de ecología política. Con la que está cayendo hay mucha gente moviéndose, y no necesariamente tenemos que confluir todos en la misma organización, o en la misma propuesta política.

Pero desde Equo sí se buscan alianzas…

Claro, ese es un trabajo constante. Nosotros no hacemos política de fotos fijas, sino muy fluida. Estamos en contacto con muchas gentes que van y que vienen, trabajamos en coaliciones, tanto pensando en las europeas como en otras convocatorias. De cara a las municipales, por ejemplo, estamos trabajando con muchos grupos locales. Para nosotros el dialogo y el sumar es parte de nuestra identidad.

¿Hay algo concreto para las europeas?

Tenemos abiertos varios procesos. Hay uno prioritario para nosotros, que es con la gente con la que ya hemos ido en las elecciones generales de 2001, que son nuestros aliados naturales como Compromís en Valencia, Iniciativa Verds de Mallorca, y donde podría incorporarse CHA de Aragón, o incluso Nueva Canarias. Eso son conversaciones que están en marcha, y que para nosotros son grupos con los que compartimos una forma de entender y de ver el espacio ciudadano en el que nosotros querríamos estar.

¿E Izquierda Unida? ¿Volverán a intentarlo?

Con ellos hay conversaciones, de momento todo está abierto. Pero nuestra voluntad es cerrar un acuerdo con ese grupo con el que nos sentimos cercanos. Y también porque en Europa el grupo parlamentario es una coalición del Partido Verde Europeo y la Alianza Libre Europea, que son partidos de carácter regionalista como estos. Compartiríamos también el mismo grupo en Bruselas, lo cual es una alianza natural.

¿Cuáles son las líneas rojas programáticas en las conversaciones con IU?

Programáticas y también formales. En este momento hay una realidad, y es que la ciudadanía reclama que se haga política de otra manera. En ese sentido las formas son también el fondo. Así, cuestiones como elecciones primarias, o listas elaboradas de forma democrática, son líneas rojas para nosotros. Otro tema es que aspiramos a conseguir eurodiputados que se integren en el Grupo Verde Europeo, y, tres, que las políticas verdes sean prioritarias en el programa de acción. Estos son nuestras tres líneas rojas.

“La sentencia del Prestige es inasumible”. Son sus palabras. ¿Y ya está? ¿Hay que resignarse?

Efectivamente, hay una sensación de vacío. Se ha dejado pasar demasiado tiempo, 11 años. Eso es lo grave, que deja una sensación de estafa, y que el mensaje que se manda a aquellos que se benefician de este tipo de transportes, cosa que no tiene precedentes, es que no pasa nada. Yo creo que es necesaria una reflexión de como responder ante esta situación que nos deja desnudos.

¿Tiene ya una idea de por donde debería ir esa respuesta?

Yo creo que, desgraciadamente, sólo podría venir de foros internacionales. Hay que buscar la fórmula para que se censure esta pasividad española ante el Prestige. Hay ya iniciativas por ese camino, como las de afectados de otros países que podrían presentar demandas. La única salida que veo es buscar formulas que lleven el Prestige ante las instituciones internacionales.

¿Para eso sí sirve Europa?

Claro. No es un discurso porque estemos ante las elecciones europeas. Es que durante los últimos años se ha producido un discurso anti europeísta que nosotros no compartimos. Nos definimos como europeístas. El problema no es Europa, sino quién está gestionando Europa y cómo lo esa haciendo. Europa es una buena idea y, por ejemplo en materia medioambiental ha aportado mucho a España y lo seguirá haciendo. Hay que advertir contra estas corrientes antieuropeas, el aislamiento no nos traería nada bueno, de allí venimos y no queremos volver.

Hablando de marca, usted viene de Greenpeace, una organización que sabe mucho de eso, de la utilidad de las acciones espectaculares…

Equo no se plantea parecerse a Greenpeace, nosotros somos un partido y lo que queremos es hacer política. Greenpeace tiene una función, y lo hace muy bien, pero Greenpeace es Greenpeace. Nosotros lo que queremos es presentar propuestas y alternativas que vayan llegando a la gente…

Lo pongo de otra manera, Ciutadans también empezó de cero, su líder se desnudó en un anuncio para llamar la atención y consiguió representación parlamentaria …

Fue una acción de marketing exitosa. Probablemente es cierto que nosotros aun no hemos dado con esa tecla, con ese campanazo. Pero lo seguimos intentando. Equo es en política el reflejo de lo que están siendo muchas otras iniciativas en el ámbito empresarial o periodístico. A nosotros no nos interesa tener grandes capitales detrás, sino que si hay una masa crítica que quiere que esto funcione, pues funcionará, y si no, pues no.

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