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La historia del viaje del legado de Lorca

Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes de Madrid

Álvaro López

“Los fondos que la Fundación García Lorca alberga son dibujos originales del poeta, manuscritos de prosa, teatro y poesía, su correspondencia, con cartas dirigidas a su familia y a amigos y una colección de cartas escritas a él, la biblioteca del poeta, con una importante colección de revistas literarias de la época, libros dedicados al poeta por sus autores, un fondo actual de estudios sobre su vida y su obra, un importante archivo fotográfico con más de 900 fotografías ya catalogadas, material musical, que incluye partituras autógrafas de García Lorca y más de 300 coleccionadas por él, un archivo de recortes de prensa en vida de Federico y recortes actuales, recogidos y catalogados desde 1986 hasta la actualidad, las obras de arte del poeta que firman artistas de la talla de Salvador Dalí, Ramón Gaya, Ismael de la Serna...”. Esta es la descripción del legado de Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 1898) según la fundación propietaria del mismo, que lleva su nombre y que fundó su hermana Isabel. Dicho legado es la prueba en vida más cercana a la carrera del, para muchos, poeta granadino más universal de todos los tiempos. Y el mismo es objeto de polémica en Granada. En su Granada natal. Desde que se decidió trasladarlo precisamente hacia sus orígenes desde Madrid, donde Lorca forjó buena parte de su carrera.

De hecho, el último acontecimiento que se ha llevado a cabo con respecto al legado, tuvo lugar el 20 de diciembre. Aquel día, la Fundación Federico García Lorca y el Consorcio del centro que lleva el nombre del poeta, firmaron el que se presupone el documento definitivo para que por fin el fondo documental del poeta llegue a Granada. Pero lo cierto es que hasta ese momento, han tenido que pasar muchos acontecimientos que ni siquiera con esa firma quedan del todo resueltos.

Década y media de negociaciones

El origen de la llegada del legado de Lorca a Granada está a comienzos del presente siglo. Aunque al poeta lo fusilaron el 18 de agosto de 1936, su legado ha permanecido cobijado desde entonces en la Residencia de Estudiantes de Madrid donde Federico coincidió y entabló amistad con la Generación del 27 de Buñuel o Salvador Dalí, quien resultó ser una de sus amistades más íntimas. No en vano, en su trayectoria vital, el artista granadino pese a morir con apenas 38 años fue capaz de crear una cantidad ingente de obras de toda clase que configuraron un legado poético y artístico de gran valor.

Pero no fue hasta el año 2002 cuando Lorca comenzó a poder regresar a su tierra. A Granada. Porque fue en esa fecha cuando se produjeron las primeras conversaciones entre la familia del artista que había creado su Fundación en 1984 con Isabel García Lorca, hermana del poeta, como la principal impulsora de esta institución pensada para preservar la memoria bibliográfica de Federico. En 2002 llegaba el euro como moneda, España se modernizaba y Granada caminaba por el final de la legislatura de un tripartito formado por PSOE, IU y PA con Enrique Moratalla, de los socialistas, como alcalde. Fue él quien comenzó las negociaciones con la fundación y con Laura García Lorca, sobrina del poeta, para poder construir un centro cuyo principal fin fuese albergar el legado. De hecho, llegó a pedir ayuda a la Junta de Andalucía presidida por Manuel Chaves para que le ayudase en la gestión y en la inversión que habría que poner en marcha para construir el edificio.

Pero no sería hasta un cambio en la alcaldía en 2003, con Torres Hurtado del PP ya como primer edil de Granada, cuando la Fundación García Lorca, el Ministerio de Cultura del Gobierno de Aznar y el propio Ayuntamiento de Granada se hicieron la primera foto que ponía fecha para que el legado viajase a la ciudad de la Alhambra: el año 2007. Ese horizonte no era otro que el que se esperaba alcanzar con la apertura del llamado Centro Federico García de la plaza de la Romanilla que empezaría en 2005 sus obras para que en dos años estuviese operativo. No obstante, la idea inicial era empezar la construcción del centro un año antes, pero problemas entre el Ayuntamiento y la Junta por los fondos europeos que ayudarían a sufragar los costes de la obra, dilataron la adjudicación de la misma a una empresa que la ejecutase.

En marzo de 2005, con el legado aún reposando en la Residencia de Estudiantes de Madrid, se dio forma a un consorcio, en el que estaban presentes entonces el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, Diputación y Ayuntamiento de Granada así como la Fundación Lorca, y que no se fundó como tal hasta 2007. Precisamente el año en que esperaban estar listas las obras para la apertura del centro y que no estaban cerca de acabar por diversas razones. Una de ellas es que se perdieron parte de los fondos europeos destinados para la infraestructura por un retraso en la ejecución de los plazos. Y otro de los motivos es que precisamente el consorcio acabó siendo pieza fundamental para el retraso de la llegada del legado por una de las instituciones que lo conformaba: la propia Fundación Lorca.

La fundación que posee el legado del artista ha estado metida de lleno desde el comienzo en los problemas económicos derivados de la construcción del centro. Uno de los más flagrantes lo protagonizó el que fuera secretario de la misma, Juan Tomás Marín y que en 2015 fue denunciado por la fundación por apropiación indebida de fondos destinados a la construcción del centro. El exsecretario reconoció todos los cargos que le fueron imputados pero su deriva le costó un agujero económico cercano a los 8 millones de euros que se hizo público en octubre del año 2016 mediante una auditoría. Un agujero que dilató la puesta en marcha del Centro Lorca y por tanto la llegada del legado que estaba supeditado hasta entonces únicamente a la apertura del edificio en honor al poeta.

Centro sí pero sin legado

Si el vodevil hasta ese momento ya había sido lo suficientemente denso como para entender por qué el legado de Federico García Lorca aún no descansa en Granada, lo que vino a continuación mantuvo las dudas. Pues el 29 de julio 2015 el Centro Lorca abrió sus puertas. Tras una década de retrasos en las obras por diversos impagos y con la única condición de que debía abrirse para albergar el legado, el consorcio abrió el edificio pero sin rastro del fondo documental y artístico del poeta. La razón la tenía el agujero económico sin justificar que hacía imposible que Lorca regresara a Granada a un centro sin las cuentas claras.

En ese periodo de tiempo se rumoreó con la posibilidad de que la fundación estuviese pensando vender parte del legado para saldar los problemas económicos que habían ido apareciendo. La casa Christie's había valorado en 20 millones de euros en 2007 el valor total del legado de Lorca, cantidad más que suficiente para satisfacer los agujeros financieros. Sin embargo, la sobrina del poeta y presidenta de la fundación, Laura García Lorca, siempre ha negado que se planteara vender el legado. No obstante, debido a la mala situación de las cuentas del Centro Lorca, el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid se apresuraron, en 2016, en declarar el legado Bien de Interés Cultural (BIC) para evitar de esta manera que la fundación, propietaria del legado lorquiano, pudiera venderlo. Antes, debido a las numerosas dudas que producía el trabajo de la fundación dentro del Consorcio del Centro Lorca, la institución fue apartada de la gestión que ostentaba desde que se firmó esa encomienda en 2007.

El legado debe llegar en 2018

Tras la declaración de BIC y la auditoría que cifraban el agujero económico en casi 8 millones de euros, lo último que se ha puesto sobre la mesa es el afán del actual alcalde de Granada, Francisco Cuenca (PSOE), por ser el edil que reciba por fin el legado. En año y medio como alcalde, Cuenca ha llevado por bandera el tratar de llegar a un acuerdo que pudiera liquidar la gestión de la fundación al frente del Centro Lorca y permitir que las cuentas quedasen claras para que el Ministerio de Cultura aceptara el traslado del legado a Granada.

Cuando 2017 toca a su fin y sobre la bocina, el 20 de diciembre Cuenca, como presidente del consorcio, firmó por primera vez junto con la fundación la liquidación de las cuentas de la encomienda de gestión que la institución lorquiana tenía. De esta manera, se reconocen como buenas las cifras económicas aportadas en las diversas auditorías aunque se obvia un desfase económico que se sigue sin justificar. El mismo asciende a algo más de 1 millón de euros según denuncian las formaciones municipales de la oposición en el Ayuntamiento de Granada tras la reunión mantenida con el consorcio minutos antes de la firma del acuerdo. A cambio de perdonar ese desfase, el legado podrá llegar en usufructo durante un periodo de 3 años y tras esa fecha se creará una nueva institución de gestión del fondo documental en el que también se decidirá cuál será la titularidad y participación de las administraciones en el legado. No obstante, en 2020 caducan los derechos de autor del mismo y pasarán a ser de dominio público al cumplirse 80 años desde que se certificó la muerte de Federico. Que si bien fue fusilado en 1936, su fallecimiento no se firmó hasta 1940.

Con todo, pese a que el objetivo es que el legado pueda llegar al Centro Lorca antes del 30 de junio de 2018, la oposición municipal añade dudas sobre el acuerdo. Pues el pacto al que llegaron consorcio y fundación incluye además que la parte de la deuda que correspondía a La Caixa, entidad que aportó un crédito bancario de 4 millones para la construcción del centro que nunca se saldó y que forma parte de los casi 8 millones del agujero económico, se saldará cediendo parte de la gestión del edificio lorquiano. Al mismo tiempo el consorcio, o lo que es lo mismo, las administraciones públicas, han asumido una deuda cercana a los 3 millones de euros en facturas sin justificar según denuncian desde la oposición.

Hasta que el legado descanse de una vez por todas en el Centro Lorca que nació para tal efecto, aún pueden quedar otros seis meses. Si el fondo lorquiano llega a reposar entonces en Granada, un poema del propio Federico habrá dejado de resultar profético. Cuando escribió en “Encuentro” unos versos que resumen esta historia: “No mires nunca atrás, vete despacio y reza como yo a San Cayetano, que ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos”.

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