Torre Pacheco, en la Región de Murcia, ha sido noticia estos días por algo que debería hacernos reflexionar colectivamente: ataques racistas, amenazas y persecuciones contra vecinos y vecinas migrantes que llevan años formando parte de la vida cotidiana de este pueblo. Todo esto tras la agresión a un hombre mayor, cuya autoría aún se investiga, pero que se convirtió de inmediato en excusa para encender un discurso de odio que llevaba tiempo cocinándose.
Lo ocurrido no es un hecho puntual. Es una señal de alarma: hay quienes quieren romper lo mejor que tenemos como sociedad, nuestra capacidad para convivir, para imponer el miedo y la división.
La sociedad española sabe bien lo que significa superar dificultades sin perder la cohesión. Lo hemos hecho muchas veces: dejando atrás una dictadura, afrontando crisis económicas, saliendo adelante tras una pandemia mundial. Hemos aprendido a convivir y a sumar, porque cada avance se ha logrado colectivamente: los más de 48 millones de personas que habitamos este país, vengamos de donde vengamos, trabajamos, estudiamos, pagamos impuestos, tejemos barrios y familias juntos.
Defender la convivencia hoy significa exigir que quienes nos representan, en el Gobierno y en la oposición, no legitimen ni alimenten este discurso tóxico. Significa defender que este país se hace grande con cada persona que aporta, trabaja y convive, no dejando gente fuera ni levantando muros
Los disturbios de Torre Pacheco nos recuerdan que este pacto social básico no está garantizado. Basta un rumor tóxico y unos altavoces políticos irresponsables para que un barrio se convierta en escenario de miedo. Sin embargo, también vemos la otra cara de esta sociedad: la de quienes se plantan, protegen a sus vecinos y rechazan la violencia. La de quienes entienden que expulsar o señalar a personas migrantes no resolverá ninguno de los problemas reales: ni el paro, ni la falta de vivienda asequible, ni la precariedad, ni la corrupción.
Defender la convivencia hoy significa exigir que quienes nos representan, en el Gobierno y en la oposición, no legitimen ni alimenten este discurso tóxico. Significa defender que este país se hace grande con cada persona que aporta, trabaja y convive, no dejando gente fuera ni levantando muros.
La pregunta es clara: ¿preferimos una sociedad enfrentada y recelosa o una comunidad que crezca sumando todas nuestras fuerzas? Defendamos lo mejor de lo que somos: la capacidad de convivir, dialogar y seguir construyendo un país más grande y digno para todas las personas.
Por eso invitamos a todas las personas, organizaciones y colectivos a sumarse y firmar En defensa de nuestras vidas, un compromiso por la convivencia y contra los discursos de odio. Porque defender la convivencia es defendernos a todas. Porque expulsar a quienes han elegido este país como su hogar es expulsar nuestras propias vidas.
In Memoriam. A Lucrecia Hevia, periodista y directora de elDiario.es Andalucía. Gracias por tu compromiso firme con los derechos humanos, la información honesta y la defensa de una sociedad más justa.
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