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Cueva de Bacinete, una pequeña Altamira en el Campo de Gibraltar

Dibujos de la cueva

Francisco J. Jiménez

Cádiz —

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El Parque Natural de los Alcornocales es un tesoro en sí mismo, pero encierra pequeñas joyas que merece la pena conocer. En él se pueden desarrollar actividades como el montañismo, el descenso de barrancos, descenso en kayaks en el embalse del río Palmones y senderismo, entre otras muchas. Pero una de las más llamativas es conocer el Santuario de Bacinete, donde se disfrutará de pinturas rupestres. Toda una experiencia que reúne tres elementos: bonitos paisajes, historia y concienciación ecológica.

En la autovía Jerez-Los Barrios se toma la salida 77 en dirección al Valle de Ojén por la antigua carretera Los Barrios-Facinas. A unos cuatro kilómetros comienza el sendero por un camino que se encuentra cerrado por una cancela que posee un saltadero peatonal. Bacinete es un lugar mágico, con un catálogo de pinturas que van del naturalismo del Neolítico más tardío hasta el esquematismo de la edad del Bronce. Un lugar de encuentro comunal de las diferentes tribus que poblaban los alrededores y vigía del paso natural de la Bahía de Algeciras a la Janda. 

Siguiendo el carril entre alcornoques se asciende una ladera por una vereda pedregosa. Una vez en la cima, se halla una especie de meseta sobre la que se asientan una serie de bloques calizos que forman una galería por las que se dispersan varias covachas rupestres. De ellos, el más conocido e importante es El Abrigo Principal, que contiene alrededor de cien figuras esquemáticas pertenecientes en su mayoría a la Edad de los Metales, hace aproximadamente 3.000 años. Otras pinturas más naturalistas tienen procedencia Neolítica con una antigüedad de unos 6.000 o 7.000 años.

Si se asciende ladera arriba, se llega a un llano donde es posible observar una decena de tumbas antropomorfas, tipo sarcófago, excavadas en la roca. Se trata del legado de los pobladores de estos parajes hace más de cuatro mil años, que también quedaron fascinados con la belleza del lugar.

En las figuras se pueden ver representaciones de seres humanos y también de animales como caballos, ciervos, cabras o zorros. Los expertos del lugar hablan de la figura de El Gigante, un humano que sobresale rodeado de diferentes animales. Las escenas de caza aparecen con frecuencia en las diferentes cuevas.

Simón Blanco, uno de los grandes investigadores de la zona, destaca el valor interpretativo de las pinturas: “Uno de los aspectos más interesantes de la temática antropomorfa es el estudio de los pequeños grupos de figuras humanas y las relaciones que se dan entre ellas, ya que podrían darnos importante información sobre su organización, y en este sentido las representaciones de Bacinete, además de su valor estético, son de gran interés”.

La conservación, una asignatura pendiente

La visita ya no se coordina a través del Ayuntamiento de Los Barrios, sino que debe acordarse directamente con el propietario de la finca en el teléfono 956622700. El principal problema de la zona es el deterioro que está presentando en los últimos años. En Bacinete cada vez quedan menos alcornoques, y aún así, y pese a la seca, se sigue descorchando. La conservación de las pinturas depende directamente de esta cobertura arbórea, ya que la roca arenisca es muy erosionable y débil y los árboles las protegen de la insolación, los vientos y los cambios de temperatura.

A pesar de las evidentes agresiones a las pinturas y su entorno, sigue siendo un lugar que debe ser visitado. Pisando el terreno es fácil dejar volar la imaginación y viajar al Neolítico para andar por donde transitaron posiblemente los primeros pobladores de la provincia de Cádiz.

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