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De curar a toreros a inventar la epidural: el legado del cirujano aragonés Fidel Pagés Miravé

Fidel Pagés Miravé trabajando

Candela Canales

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El 26 de enero de 1886 nació en Huesca Fidel Pagés Miravé, que 35 años después se convertiría en el inventor de la anestesia epidural. Nació y se crio en el seno de una familia acomodada, su padre, Juan Pagés Marqué, era originario de Tarrasa, y su madre, Concepción Miravé Sesé, de Sasa del Abadiado, en el término municipal de Loporzano.

Estudió en Huesca y, en su etapa universitaria, se trasladó a Zaragoza para cursar Medicina en la Universidad. Terminó la carrera en 1908 con el premio extraordinario. El 30 de septiembre de ese mismo año ingresa en el Cuerpo de Sanidad Militar y lo destinan al Hospital Militar de Carabanchel. Durante los primeros años de servicio, no está fijo en ningún lugar mucho tiempo, pasa por Melilla, San Fernando, Tarragona o Toledo. 

En agosto de 1912 publica su primer artículo. Lo hace en la Revista de Sanidad Militar y lleva el título “La lucha en campaña contra de las enfermedades infecciosas”. Un año después, se casa con Berta Concepción Bergenman Quirós, con la que tendrá cinco hijos. En 1915 empieza a trabajar como cirujano de la beneficencia en el Hospital General y destacan las nuevas técnicas quirúrgicas que emplean en el tratamiento de las heridas por asta de toro, siendo uno de los cirujanos pioneros en las plazas de toros. Su fama de cirujano aumenta, hasta convertirse en el médico personal de la Reina María Cristina, con la que entabla amistad. 

Anestesia metamérica

Fue en 1921 cuando publicó su trabajo más importante, 'Anestesia metamérica', definido por el médico Pierre Morisot como “el primero en que no sólo el principio de la anestesia epidural, sino también sus aplicaciones prácticas están codificadas perfectamente. En tal aspecto, Pagés puede ser considerado como el verdadero promotor del método”. Pagés demuestra un “conocimiento inusitado de la ciencia publicada hasta el momento, nombra a todos los científicos que han hablado sobre el tema del que escribe”, explica Fernando Gallego Estrada, anestesista del Hospital San Jorge de Huesca. 

Diez años después de esta publicación, Achilles Dogliotti, un cirujano italiano catedrático de la Universidad de Turín, publicó un artículo en el que describía esta técnica sin citar previamente a Pagés. Presentó dicho trabajo en el congreso de Madrid y “nadie levantó la voz diciendo que fue Pagés quien lo escribió”, explica Gallego Estrada. Sin embargo, un año después, este trabajo llega a las manos de un médico argentino llamado Alberto Gutiérrez, que recordaba haber leído el artículo de Pagés: “al leer el artículo ‘anestesia segmentaria extradural’, en el que se adjudica el procesamiento a Dogliotti, vino a mi memoria el trabajo de Pagés y me impuse la obligación de buscarlo. Tuve suerte y, después de mucho revolver, conseguí encontrar un ejemplar en la biblioteca de la facultad de medicina, en honor a la verdad la anestesia segmentaria le corresponde a Pagés. Dogliotti en ninguna de sus publicaciones hace mención alguna de Pagés, quiero pensar que no conocía su trabajo, si bien hay una grandísima similitud entre ambas publicaciones”, relataba el médico argentino. 

En 1935, el médico Jaime Pi-Figueras fue a la Reunión de la Sociedad Italiana de Anestesia celebrada en Turín, en la que también estaba Dogliotti, y reclamó la autoría de Pagés. Después de años de olvido, el artículo de Pagés fue traducido al inglés en 1961 y, 14 años después, al francés, según explica Ignacio Velázquez en el trabajo 'Aproximación a la obra científica del Comandante médico Fidel Pagés Miravé'. 

Después de su descubrimiento, Pagés siguió trabajando y el 18 de septiembre de 1921 se trasladó a Nador tras el desastre de Annual. Desempeñó su labor en el hospital Docker durante el conflicto y atendió a cientos de heridos, entre ellos Millán Astray, al que salvó la vida. “El trabajo de Pagés en el Hospital Docker es continuo e incesante. (...) En estos días llegó a permanecer hasta 24 horas seguidas en quirófano. Pagés no solamente espera en el Hospital la llegada de heridos, sino que cuando acontece el avance de las tropas españolas se incorpora con su equipo quirúrgico a las zonas de combate”, explica Velázquez. 

El 24 de diciembre Pagés regresa a Madrid y se incorpora a su puesto en el Hospital de Urgencias, al mismo tiempo que publica un trabajo en el que relata toda su experiencia como cirujano en los hospitales de Melilla y deja clara “su actitud frente a este tipo de heridos, teniendo en cuenta que durante la Gran Guerra las posiciones de los cirujanos se dividían en intervencionistas y abstencionistas. Pagés cree que lo indicado es la intervención inmediata de las heridas abdominales”, relata Velázquez. 

Al año siguiente, en 1923, Pagés pide un descanso y se va con su familia a Cestona (Guipúzcoa). El 21 de septiembre se propone regresar a la capital pero, a 15 kilómetros de Burgos, el vehículo tiene un accidente y Fidel Pagés fallece en el acto.

El olvido de su figura

Cien años después de su descubrimiento, se están realizando varios actos para reivindicar la figura de este médico oscense: “si en vez de nacer aquí nace en Nueva York o en Londres hubiera cambiado todo, el reconocimiento hubiera sido, su vida y su historia formaría parte del acervo occidental, hubieran hecho películas, series y novelas, su vida es apasionante”, asegura Fernando Gallego Estrada en la conferencia 'El médico militar oscense Fidel Pagés Miravé: el gran héroe olvidado' organizada por en Instituto de Estudios Altoaragoneses y la Diputación de Huesca. Asimismo, atribuye el olvido de su figura a varias causas, desde el momento histórico, el cambio en las técnicas de anestesia o la situación de la ciencia española.

En la misma línea, Velázquez asegura en su escrito que “se trata de uno de los personajes más injustamente tratados por los distintos historiadores y biógrafos de la Medicina. Probablemente su temprano fallecimiento y una insuficiente difusión de sus escritos entre sus coetáneos, hayan contribuido decisivamente a este olvido” y resalta que “pocas veces nos encontraremos un médico que consiga aportar importantes novedades en diversos campos de la medicina y a la vez se le reconozca tan poco”.

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