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Iraide Ibarretxe-Antuñano: “Los hablantes que mantienen vivas las lenguas aragonesas merecen reconocimiento, empatía y respeto”

La lingüista Iraide Ibarretxe-Antuñano.

María Bosque Senero

Zaragoza —

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Iraide Ibarretxe-Antuñano es lingüista. Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto en 1995. Cursó sus estudios de doctorado en la University of Edinburgh y continuó su formación postdoctoral en la University of California, Berkeley. En la actualidad es catedrática en el Departamento de Lingüística y Literaturas Hispánicas de la Universidad de Zaragoza, investigadora y miembro electo de la Academia Europaea.

Para celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra cada año el 21 de febrero con el objeto de promover la diversidad lingüística y cultural, así como el multilingüismo, se ha estrenado el documental 'En el corazón de las lenguas de Aragón: los hablantes '. Un trabajo enmarcado en el proyecto MultiMetAr, que se ha prolongado durante dos años y en el que se han estudiado el aragonés, el catalán y el castellano. Además de este documental, el proyecto ha puesto en marcha actividades divulgativas, por ejemplo, sobre el potencial de la metáfora como mecanismo de cognición, como herramienta que no solo ayuda a comunicarnos, sino también a pensar, a entender conceptos abstractos y a persuadir a quien nos escucha. Además de estudiarlas, el proyecto MultiMetAr quiere hacer llegar las lenguas de Aragón a la sociedad general, y de esa premisa nace el documental en el que ha trabajado la lingüista Iraide Ibarretxe-Antuñano, con Juan Peñalver Bergua como director, y la colaboración de Maite Moret Oliver y Andrea Ariño Bizarro.

El documental 'En el corazón de las lenguas de Aragón: los hablantes' se ha presentado con motivo del Encuentro ICON-MultiMetAR: “Descubre la metáfora, libera su potencial y empodérate” que acogió la Universidad de Zaragoza los días 21 y 22 de septiembre de 2023. ¿Cuál es la principal motivación que le lleva a poner en marcha este documental?

El objetivo principal es dar voz a los hablantes; visibilizarlos. Los investigadores que nos dedicamos al estudio de las lenguas las conocemos muy bien, pero a veces no nos centramos en las personas que las usan: cómo las sienten y cómo las viven, y lo que significa para ellos comunicarse en su día a día a través de estas lenguas. Con este documental queremos conseguir dos objetivos: por una parte, que, de alguna manera, los hablantes se empoderen, y por otra, que la sociedad ponga en valor la riqueza patrimonial que supone tener una variedad de lenguas como las que coexisten en Aragón, y de la riqueza que aportan. Este documental es un homenaje a los hablantes por habernos ayudado y atendido en nuestros estudios; un reconocimiento a aquellas personas que mantienen vivas esas lenguas hablándolas en su día a día.

¿Cómo ha sido el proceso de creación de este documental?

Ha sido un proceso bonito y satisfactorio para todos los que hemos intervenido. Debía ser un documental de una duración muy corta, así que tuvimos que seleccionar una muestra pequeña de lugares por representatividad y diversidad. También queríamos que las personas que aportaran los testimonios no sólo hablasen las diferentes lenguas, sino que fueran de distintas edades, para demostrar que las lenguas no tienen edad.

Este documental viene a decir lo que nosotros, los lingüistas, ya sabemos y la sociedad, a veces, pone en duda; que todas las lenguas son iguales e igualmente válidas para expresar cualquier concepto o realidad. Por eso, es necesario investigarlas, da igual lo pequeñas o remotas que sean, siempre aportan datos interesantes. Todas las lenguas del mundo comunican y todas pueden ser objeto de investigación.

En él, los hablantes de las lenguas propias de Aragón nos hablan de qué significa para ellos su lengua materna. ¿Ha detectado puntos comunes en el argumentario de las personas con las que ha contactado para hacer este documental?

No es algo solo de los hablantes del documental, aunque sobre todo son más conscientes aquellos que hablan lenguas minoritarias o menos conocidas. La lengua es parte de su forma de ser, de sus valores, de aquello que les identifica y les diferencia del resto de personas. Todos coincidían en el valor de la lengua como parte de su identidad como personas. Otro elemento común que está en todos ellos es la incomprensión que les provoca sentirse diferentes cuando algo o alguien les hace pensar que su lengua no es válida. Sienten presión social al tener que dar explicaciones por emplear su lengua, e incluso llegan a abandonarla. En ocasiones al no haberla escrito o estudiado, sienten que es una lengua de segunda e incluso creen que “hablan mal”. Muchas personas han crecido con estos prejuicios lingüísticos y cuesta demostrarles que sus lenguas, con sus rasgos diferenciales, son igualmente importantes y válidas.

En la parte positiva, un punto en común que tienen las personas con las que hemos hablado es la seguridad de sentir que esa lengua es suya y que nunca la van a dejar de usar.

Respeto y protección, son también dos de las palabras más repetidas entre las personas entrevistadas. ¿De quién o de qué depende que ambas se cumplan?

Hay muchos agentes implicados, un pilar fundamental son los propios hablantes, que deben creer en ellas, en su potencia y en su valor para que se conserven. En Aragón nos hemos encontrado con muchas personas concienciadas en seguir hablando su lengua, pero también con otras que están cansadas o que sienten que no merece la pena enseñarlas y transmitirlas a las generaciones futuras. Por otra parte, el resto de la sociedad debe entender que todas las lenguas son iguales y sirven para todo, respetarlas y estar dispuestos a trabajar la empatía lingüística, no desprestigiando la lengua del otro.

Los lingüistas tenemos la obligación de acercar las lenguas, es decir, de explicar qué son y cómo funcionan desde un punto de vista científico y de dar a conocer su utilidad y su valor. Y la protección depende del apoyo institucional, que pasa: por una parte, por la concesión de partidas presupuestarias que puedan sustentar herramientas para el estudio y la enseñanza de las diferentes lenguas, pero también por la protección jurídica para salvaguardar el mantenimiento de esas lenguas.

¿Cuántas lenguas maternas se hablan a día de hoy en Aragón? ¿Cuál es su estado de salud?

Además de toda la diversidad lingüística que aportan las personas que han venido de otros lugares como, por ejemplo, árabe, rumano o wolof, o utilizan otras modalidades como las lenguas de signos, Aragón tiene tres lenguas este momento: aragonés, catalán y castellano, y dentro de cada una de ellas sus propias variedades dialectales. El estado de salud de una lengua no depende de un solo factor, y menos en el caso de las lenguas de Aragón, al no estar instauradas de manera general; por falta de expansión y por falta de normalización entre los propios hablantes. Para cualquier lengua que no sea apoyada por las instituciones, su estado de salud estará pendiendo de un hilo constantemente. Lo que sí se ha detectado con claridad es que, en los últimos años, ha habido un retroceso en la trasmisión de estas lenguas a las nuevas generaciones.

El actual Gobierno autonómico prevé reformar el artículo 4 de la ley de patrimonio cultural para incluir, dicen, las distintas variedades lingüísticas de Aragón. Como lingüista ¿Qué significa esta reforma y cómo afectará a las lenguas que se hablan en la comunidad en este momento?

No está claro cuál es el criterio que se sigue para llevar a cabo esa reforma, desde luego desde un punto de vista científico la nomenclatura “variedades lingüísticas” no es adecuado. En caso de que la reforma se lleve a cabo se perderá visibilización de las tres lenguas, con ella la empatía de la sociedad hacia estas lenguas, y por lo tanto la riqueza lingüística que existe actualmente en Aragón. Planteada así, la reforma no sería inclusiva, sino que fragmentaría todavía más lenguas que se encuentran en un estado ya delicado de por sí.

Como experta, ¿cuál sería la forma más acertada de abordar este tema?

Es importante que se defina el criterio en el que está basado el objetivo de la reforma, porque utilizar el término variedades lingüísticas no es adecuado desde el punto de vista científico. Científicamente las lenguas que existen en Aragón son el aragonés, el catalán y el castellano. El resto son variedades dialectales de estas lenguas.

En los últimos años se ha visto un interés creciente por el conocimiento del aragonés. Su viralización a través de redes sociales, e incluso en medios de comunicación autonómicos, como la televisión, ¿ayudó a acercarlo a las nuevas generaciones y por lo tanto al futuro?

Definitivamente sí. Cualquier forma de visibilización y de normalización de estas lenguas es muy importante. Parece que el aragonés es algo de personas mayores y propio de lugares no urbanos. Sin embargo, el hecho de que se utilice en medios y redes sociales ha ayudado a nuevas generaciones a descubrirla y enorgullecerse de ella, y a los más mayores a normalizar su uso. Además, esta visibilidad también ha hecho que se rompa la concepción errónea de que solo se habla en zonas rurales, en ámbitos familiares y para describir la cotidianeidad de estos ámbitos. Una lengua es todo terreno, se adapta a lo que quieran sus hablantes.

¿Tiene Aragón algo que la haga especial desde el punto de vista de sus lenguas?

Para alguien que se dedica a la dialectología, estar en un continuo dialectal, es decir, que una lengua vaya cambiando de norte a sur sin fronteras abruptas, con ligeros cambios y de una manera fluida dando lugar a una transición natural hacia otras lenguas es algo muy especial, que sucede de forma muy marcada en Aragón.

¿Cuál es el uso del lenguaje que estamos haciendo la sociedad de hoy en día? ¿Hacia dónde nos lleva o qué “problemas” prevé que van a derivar de ello teniendo en cuenta su experiencia y sus conocimientos como experta?

Las lenguas son seres vivos que se adaptan a las necesidades de la sociedad. Los cambios en los usos de la lengua son procesos a los que la humanidad se ha enfrentado a lo largo de la historia. Es algo natural. Ahora lo que toca es adoptar anglicismos, pero hace doscientos años las palabras se adoptaron del francés. Todas las generaciones innovan en el uso oral, ya sea por necesidad tecnológica o social, con el objetivo de poder describir una realidad que se nos presenta nueva. Lo que estamos haciendo ahora no es nada nuevo, solo demuestra que la lengua está viva.

Háganos una recomendación, sobre todo a quienes trabajamos con el lenguaje y nuestro uso puede servir como referencia para otras personas.

Un buen comunicador debe tener en cuenta a quién se dirige y qué le quiere transmitir. Recomendaría a quienes nos lean que adapten el lenguaje a la situación comunicativa en la que se encuentran en cada momento. Y, sobre todo, ser empáticos con las diversas lenguas que existen, y respetar y poner en valor las que tenemos en Aragón. 

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