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‘Luz de gas’: el documental que muestra la verdad detrás del cierre de la Central Térmica de Andorra

Así era la Central térmica de Andorra antes del derrumbe de las torres

Nerea Lozano

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“Un documental que hay que ver, digerir, reflexionar y después comentar”, así es como define Ana Asión, historiadora del arte y descendiente de la Puebla de Híjar, su último documental ‘Luz de gas’ del que es directora y guionista. Una obra audiovisual que enseña “la realidad del declive del sector energético del Bajo Aragón y las consecuencias para los pueblos de alrededor”. Todo ello desde distintos prismas entre los que Asión diferencia, por ejemplo, el impacto social en aquellos que ven desaparecer su trabajo, el freno económico que supone para la zona o la defensa del patrimonio industrial. “Esto tenía que ir más allá de contar que iba a desaparecer y que nos íbamos a quedar sin todo esto. Tuve muy claro desde el principio que tenía que mostrar todas las miradas y los puntos de vista que había tras este asunto”, destaca la directora. 

El proyecto nace en el Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza con el anuncio del cierre definitivo de la Central Térmica de Andorra a finales de junio de 2020 como detonante. Cuando ven la noticia lo tuvieron claro y Asión confiesa que “algo había que hacer” porque, como historiadoras, “su papel es documentar para que la historia del carbón no se olvide”. El proceso de producción hasta el estreno duró “más de un año” porque como la directora reitera “era necesario incluir la caída de las tres torres de refrigeración el 13 de mayo de 2021”. Lo que no sabía es que pocas semanas después del estreno, Endesa -propietaria de la Central andorrana- iba a anunciar que en febrero derribarían la gran chimenea de 343 metros de altura. “Desde que me enteré he reflexionado mucho, en principio no me planteo incluir una nueva parte en el documental porque ya plasma esa idea de que más pronto o más tarde toda la infraestructura iba a terminar desapareciendo”, denuncia. 

El camino de la transición justa

Una de las fuentes del documental es la historiadora Pilar Biel y apunta que en 1941 se crea el Instituto Nacional de Industria y empieza la búsqueda de zonas con “alto contenido en carbón”. El territorio del Bajo Aragón cumplía con ese punto y es así como comienza la historia minera con explotaciones en varios municipios como Ariño y alrededores. Todas ellas han visto como el ascensor que bajaba a los mineros o los vagones para trasladar el carbón dejaban de funcionar y se les “prometió una transición justa para no perder a los cientos de trabajadores”. Sin embargo, algunos antiguos empleados denuncian en varias secuencias que “de momento todo se ha cerrado y siguen esperando”. 

El cese de la mina de Ariño en 2019 es el punto de partida del relato audiovisual de Ana Asión. Una historia que le queda muy cerca a la directora porque su padre trabajó en ese espacio “cerca de 40 años”. Algunos empleados, que testifican en el documental, coinciden en que el proceso de cierre fue “abrupto” y se dio de “un día para otro”. Tanto que uno de ellos recuerda que recibió una llamada que decía “que esa tarde ya no había que ir”. Desde que la actividad minera terminó en este municipio “se han perdido decenas de habitantes”, según aparece en los datos de los censos y afirma el alcalde, Joaquín Noé. 

Una situación similar vive Andorra tras el desmantelamiento de la Central Térmica, después de cerca de cuatro décadas produciendo energía. En sus inicios se construyó un barrio minero “con todo tipo de servicios” y diferentes instalaciones para quienes llegaban a trabajar, pero ahora poco a poco “se van deteriorando”. “Con la llegada de la Central, Andorra pasa de 2000 a 6.000 habitantes y sube hasta más de 9.000 para mantenerse y cuando ha cerrado estas cifras han empezado a bajar y no parece tener fin”, explica un trabajador que estuvo una treintena de años en el espacio de Andorra y con el que Ana Asión cuenta en su producción. 

Uno de los testimonios “más duros de grabar y ver”, tal y como cataloga Asión y parte del público, es el de una joven que vive en Andorra. Cada día ve como hay menos infraestructuras o ambiente en el municipio y que la situación de los jóvenes para quedarse ahí “es muy complicada”. “La gente solo ve como cierran la térmica, pero la realidad va más allá porque a los jóvenes nos cuesta cada vez más encontrar trabajo para quedarnos aquí por mucho que queramos y no hay relevo generacional”, explica con contundencia. Incluso, la directora cuenta que no puede olvidar el mensaje de esta joven sobre que “se está yendo todo el mundo de Andorra porque no hay posibilidades”. 

Para todos aquellos que se van y también los que se quedan, las tres torres y la chimenea eran lo que les marcaba desde decenas de kilómetros “la llegada a casa”. “No recuerdo Andorra sin la silueta de las torres, perdemos una seña de identidad que significa el final de lo que hemos sido y el hito de decir ya estoy en casa. Hubo algo grande de lo que vivimos y ahora no queda nada”, revela una de las participantes en el documental. Ahora queda un museo minero con algunas máquinas de la Central Térmica para que los visitantes puedan revivir el trabajo que realizaban allí dentro. 

El alcance del documental

Para Ana la grabación de este documental “ha sido un reto”, pero se encuentra “satisfecha con el resultado final”. Además, considera que permite entender “todo lo que ha pasado” y ver la importancia de las minas y los pueblos a nivel social. El título -‘Luz de gas’- comenzó siendo algo provisional para terminar reflejando “la realidad que se vive ahora respecto a la minería”. “Nos gustó cuando lo dijo una compañera y dijimos vamos a usarlo hasta que se nos ocurra otro. Pero conforme he ido leyendo sobre el efecto luz de gas he encontrado paralelismos con lo que está pasando. El querer ensombrecer o esconder algo como si no hubiera pasado es lo que ahora se está haciendo con la industria minera”, reflexiona Asión. 

La pieza audiovisual se estrenó en el mes de noviembre, por ejemplo, en Samper o Escatrón, dentro de unas jornadas por el patrimonio de la Comarca del Bajo Martín. Hace apenas una semana se pudo disfrutar de su proyección en el Cine Maravillas de Teruel, ya está programada para el 4 de marzo en la Puebla de Híjar y queda por confirmar Zaragoza, que “será pronto”. La respuesta del público está “superando las expectativas” de Ana Asión, que recibe los aplausos del público en cada final y ve que cada vez más gente quiere presentarlo en distintos espacios. 

Esta es la historia de este territorio turolense, pero la directora reconoce que siempre ha pensado que “lo local es lo universal”. “Sabía que un caso particular como este iba a ser más cercano para quienes lo conocen y lo han vivido. Pero yo también quiero que si lo ve cualquier persona pueda asimilarlo y entenderlo porque es una realidad que ha pasado en otras partes del mundo”, destaca Asión. Esto no hubiera sido posible sin la producción ejecutiva de José Ángel Delgado, la dirección de fotografía y edición de Gabi Orte, Fernando Sanz como ayudante de dirección, Carlos Laforga en el papel de ayudante de producción y Laura Asión encargada del diseño gráfico. Todos ellos han trabajado para que en la oscuridad de las butacas se escuche aquello que Joaquín Carbonell cantó en ‘En el carbón es todo negro’ hace décadas y que sirve en la actualidad: “si no hay niños no hay zapatos, y el zapatero se irá. La plaza no tiene gente, se viste de soledad”. 

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