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Miguel Fleta: de pastor en un pequeño pueblo aragonés a conquistar las óperas de todo el mundo

Miguel Fleta en Viena, 1920

Miguel Barluenga

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El más grande cantante lírico del inicio del siglo XX, Miguel Fleta, nació en la pequeña localidad oscense de Albalate de Cinca y desde allí, con una temprana vocación compartida con la labor del pastoreo, se proyectó hacia los mejores teatros del mundo. Ahora, esta población de poco más de mil habitantes se prepara para rendir homenaje a su vecino más ilustre con una exposición permanente en una sala de más de cien metros cuadrados en la Casa de Cultura para contar a los visitantes tanto los hitos de su carrera como sus lazos con este rincón del Aragón vaciado.

Un proyecto que se va a sacar adelante con la colaboración de los vecinos y el ayuntamiento de la localidad, el Gobierno de Aragón, coleccionistas, estudiosos de su figura y admiradores de Miguel Fleta que aportan imágenes, carteles de las actuaciones, discos… Uno de los mayores expertos en el tenor en todo el mundo, el zaragozano José Til, donó antes de morir al Ayuntamiento de Albalate de Cinca una nutrida colección compuesta por libros, documentos sonoros o fotografías que también se catalogarán.

Con motivo del 125 aniversario del nacimiento de Miguel Fleta, en 2022, se estrenó el documental ‘Fleta, tenor, mito’, de los realizadores Germán y Patricia Roda y basado en el libro de Sergio Castillo y Alejandro Martínez. También tendrá su espacio en la Casa de Cultura, y en la cita se refleja su andadura vital: trabajó con Puccini y Toscanini y fue el primer tenor de la historia en interpretar el Nessun Dorma de la ópera Turandot. Triunfó en los teatros de más de 50 países; entre ellos, La Scala de Milán, el Teatro Real de Madrid y el Metropolitan de Nueva York.

Se casó en dos ocasiones, se quedó sin voz, perdió un juicio contra el Metropolitan de Nueva York, protagonizó películas y lideró la idea de nacionalizar la ópera en España. Antes de todo eso, fue pastor y labrador en su población natal. Nació en 1897 en el seno de una familia muy humilde, el último de los 14 hijos de un matrimonio. Las penurias económicas le obligaron a trabajar desde los ocho años. Primero, como pastor; después, al servicio de un terrateniente para ayudarle en las tareas agrícolas y, más tarde, como peón en las obras del canal de Catalunya y Aragón. No se escolarizó.

Su padre tocaba varios instrumentos musicales sin haber recibido ninguna instrucción previa y animó a su hijo Miguel a tomar clases de canto. En 1908 se inició en el aprendizaje del solfeo y nueve años más tarde participó en un certamen de jota que no ganó. Poco después se trasladó a Barcelona a vivir con un hermano y allí se presentó a las pruebas de admisión del conservatorio. En un primer momento, el maestro Lamote de Grignon no permitió su ingreso, pero la insistencia de la profesora belga Louise Pierre Claro -conocida como Luisa Pierrick- dio sus frutos y acabaría siendo admitido.

Luisa Pierrick se convirtió en su mentora y figura clave de su trayectoria, además de en la madre de sus dos primeros hijos. En 1919, Fleta inició una meteórica carrera profesional cuyo punto de partida fue el teatro Giuseppe Verdi de Trieste (Italia). Los siguientes escenarios a los que se subió fueron los de Viena, Roma, Madrid, Buenos Aires, Nueva York, Milán, Barcelona, Sevilla, La Habana, Shanghai… el mundo a sus pies. En la capital austríaca cantó la ópera Tosca de Giacomo Puccini en la primera de las 260 ocasiones en que lo hizo a lo largo de su andadura.

El propio Puccini se desplazó a Viena para oír al joven tenor que tanto revuelo estaba causando, y quedó vivamente impresionado por el talento del artista aragonés. Los contratos fueron, desde entonces, numerosos, incluido el debut en el Teatro Real de Madrid el 7 de marzo de 1922 con la Carmen de Bizet. Además, registró más de cien caras de discos de gramófono de 78 revoluciones por minuto, un patrimonio sonoro de capital importancia en la historia de la fonografía.

A partir de 1928 se inició el declive vocal del artista, presa de una frenética agenda profesional hasta el punto de anular e incumplir varios contratos. Algunos expertos afirman que fue la falta de una instrucción adecuada la que le proporcionó una técnica vocal insegura, de forzada y exagerada emisión que le pasó factura. A esto se sumaron afecciones como una laringitis aguda o el progresivo deterioro de la mucosa que envuelve las cuerdas vocales, situación que le provocó un miedo extremo a perder la voz. Cantó en espacios que no eran dignos de su talla, como cafés, plazas de toros y otros locales, y el 29 de mayo de 1938, tras una enfermedad renal, falleció por un coma urémico en su casa de A Coruña. Tenía 40 años.

Varios testimonios recogen su presencia en Madrid el 14 de abril de 1931, día de la proclamación de la Segunda República, donde cantó en sus calles La Marsellesa y el Himno de Riego; sin embargo, su tendencia ideológica fue fluctuante; el rey Alfonso XIII fue padrino de uno de sus hijos y en julio de 1936 se alistó en Falange de las JONS. Tras el estallido de la Guerra Civil actuó para las tropas sublevadas y grabó una versión del Cara al sol. Su temprana muerte evitó que se convirtiese en un símbolo de la dictadura franquista.

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