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Víctor Solano: “El 99% de las películas que se estrenan son machistas”

Víctor Solano, activista de Towanda

Irene Alconchel Ciria / Irene Alconchel Ciria

Zaragoza —

La Muestra Internacional de cine LGTBQI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Queer e Intersexuales) Zinentiendo cumple diez años. Este encuentro con un cine donde se narran realidades alternativas y testimonios de gente que grita al mundo su orgullo de ser diferente, ha logrado consolidarse en la agenda zaragozana llevando a la gran pantalla películas de difícil distribución comercial.

En su décimo cumpleaños, Zinentiendo exhibirá cortos, documentales y películas de ficción de diversas temáticas. Como novedad, incluirá una sesión golfa y un encuentro clandestino de swing. Del 29 de mayo al 18 de junio el público se adentrará, entre otras, en la historia de Carmen, una joven gitana que tiene un secreto; podrá conocer que hay médicos que intentan curar la homosexualidad en Alemania o disfrutar de escenas picantes, recuperadas de la Filmoteca de Zaragoza, de principios del siglo XX.

El colectivo por la diversidad afectivo-sexual Towanda organiza la X edición de la Muestra Internacional de cine LGTBQI Zinentiendo. La entrada es libre y gratuita y las proyecciones serán en el Espacio Treziclo, Centro de Historias de Zaragoza, Centro Musical Las Armas, FNAC y CSC Luis Buñuel.

Uno de sus organizadores, Víctor Solano (Zaragoza, 1974), explica la evolución y fin de la muestra, que aboga por superar la dicotomía del género construido, la libertad de los afectos y las sexualidades a través del cine, una excelente vía para visibilizar al invisible.

¿Cómo y por qué nació Zinentiendo?

Zinentiendo surgió en el colectivo Towanda en el año 2005 de forma extremadamente precaria, con el objetivo de ser una muestra política, reivindicativa. Nuestro fin es señalar que lo personal es político, y para ello nos hemos servido del cine. A través de las películas resistimos a los recortes y ataques a nuestra dignidad, al machismo, al patriarcado, a la lgtbfobia y el heterocentrismo, siempre desde la defensa del transfeminismo, la diversidad de los afectos, deseos y sexualidades.

¿Qué os hace diferentes a otras muestras de la misma temática?

Quedan pocas muestras a nivel estatal que hayan mantenido la entrada gratuita. Hemos hecho bandera de esto, porque también lo que pretendemos es la universalización del acceso a la cultura. Esto no quiere decir que no paguemos derechos de autor. También buscamos apoyar a las producciones independientes y alternativas, a trabajadoras que generalmente suelen ser muy precarias. Es fundamental respaldarlas para que sigan creando.

¿Qué tiene que tener una película para ser exhibida en la muestra?

El hecho de que en una película aparezca un personaje gay, lésbico o transexual, por sí solo no significa que ya de entrada vaya a poder seleccionarse. Para ser exhibida en Zinentiendo tiene que ser una producción feminista y antipatriarcal. También nos gustaría que fuera anticapitalista, pero nos dejaría con poco que ofrecer.

¿Cómo se muestra la diversidad sexual en el cine mainstream?

Nosotros no tenemos nada en contra de las imágenes estereotipadas siempre que sea desde el respeto. Nos encanta la pluma y otro tipo de manifestaciones relacionadas con lo transexual u homosexual. Pero sin distorsionar nuestros valores. Nuestro objetivo como muestra de cine es poner el dedo en el ojo, seguir luchado. El 99% de las películas que se estrenan hoy en día es machista. Un ejemplo de película comercial, que no la hemos llegado a proyectar, pero que no tendríamos ningún problema en hacerlo, es Chueca Town, que cuenta una historia de dos maricas que viven en Chueca y están en contra de la gentrificación del barrio. Aquí hay estereotipos, y no nos molestan porque el mensaje final va más allá. De la misma manera, puede haber una cinta que cuente la historia de una pareja de hombres que se casan y eso nos parecerá maravilloso, pero si de repente defiende el concepto del amor romántico ya no nos va a gustar.

Desde Zinentiendo también dais salida al cine independiente o alternativo, más difícil de encontrar.

Aunque en los últimos años gracias a Internet hemos experimentado un gran cambio, todavía hay contenido poco accesible y muy interesante. En esta edición vamos a llevar al Centro Social Comunitario Luis Buñuel un film sueco titulado Folkbildningsterror, que se desarrolla en una casa okupa donde viven maricas, boyeras, antiespecistas, veganos... y que no se ha proyectado en ningún sitio. Otro ejemplo es la cinta australiana 52 Tuesdays, premiada en Sundance, que se va a poder ver en cines comerciales, pero no en Zaragoza. Nos pasó lo mismo con TomBoy. Queremos ofrecer películas que igual se pueden ver en otras ciudades, pero que no llegan a las grandes pantallas aragonesas.

En estos diez años, ¿habéis visto una evolución en las tramas y en la forma de narrar las historias?

Sí, ha habido una gran evolución. Por un lado, el cine lésbico siempre ha sido el campo de batalla para cualquier muestra de cine LGTB. Estamos hartas de ver sufrir tantísimo a las lesbianas. Siempre películas súper dramáticas, con parejas que terminan separándose y finales trágicos. Sin embargo, últimamente hemos encontrado nuevos personajes, mujeres mayores que se enamoran como en Ochena egunen o amor entre adolescentes como en La vida de Adèle. Este año proyectamos El último cha cha chá de Anita, que es una película filipina sobre una niña de 12 años que se enamora de Pilar, una mujer estupenda de la que todas nos enamoraríamos, tú y yo y cualquiera. En cambio en el cine gay, que siempre ha tenido personajes más locos, más histriónicos, con mucha pluma -lo que no nos parece mal-, apreciamos una tendencia un poco más intimista, más blanda, más tierna. Una evolución de unas nuevas masculinidades que nos gustan mucho más. Entre lo más novedoso destacaría trabajos donde se reflejan prácticas sexuales subversivas, el postporno, el homocore, el pornoterrorismo y las sexualidades de Yes We Fuck, donde hay mucho contenido político.

¿Y el público, ¿ha cambiado en diez años?

Gracias a la consolidación en el tiempo de la muestra, la diversificación de espacios de proyección y la difusión hemos conseguido llegar a más de 1.200 personas en cada una de las últimas ediciones. Sin embargo, todavía no hemos logrado que acuda todo tipo de público a todas las películas. Sucede a menudo que en una película gay hay solo chicos y en una lésbica la mayoría son mujeres. Esto personalmente nos duele, es una pena, nos produce muchos quebraderos de cabeza, en el sentido de que a veces nos planteamos hacer días de chicas y días de chicos, porque eso funciona muy bien, pero desde el mensaje político que queremos transmitir también nos molesta, así que intentamos mezclar mucho.

¿La muestra sigue siendo necesaria?

Conforme la cuestión LGTB se va normalizando, o viendo de una forma más cotidiana o cercana, puede parecer que no. Pero todavía hay determinados aspectos en los que no hay suficiente visibilidad como es la transexualidad. En este sentido intentamos dar preferencia a todo el tema trans porque toda visibilidad es poca y queda mucho que aprender. Por otro lado, hay determinados aspectos del cine gay que pueden ser un poco más de lo mismo, pero hay muchas veces que a la gente le apetece ver simplemente una película divertida y pasárselo bien, y eso también nos parece político y necesario. Además, también es muy importante contextualizar mucho las películas, hemos traído cintas de países como de Irán o Uganda, que igual no dicen nada rompedor, pero sí que te están diciendo algo muy nuevo en su contexto. Nos parecen muy interesantes estas perspectivas porque igual nosotras estamos en otras cosas, en superar los géneros… pero de repente te das una bofetada de realidad. Cuéntale a un ugandés que aquí estamos planteando la superación de género y la despatologización de la transexualidad cuando a él lo pueden matar si va por la calle de la mano con un hombre. El cine contribuye a romper tabúes y avanzar en nuestro desconocimiento.

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