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De ruta por los belenes de Aragón

Portal del Belén de Monzón

Alba Martín Amaro

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La Virgen María, San José y el Niño Jesús. El ángel, la mula y el buey. Los tres Reyes Magos acompañados de sus camellos y pajes. O los pastorcillos con sus ovejas, bebiendo en un río hecho de papel de plata. Todas estas figuras reconocibles son las básicas para el belén de cualquier hogar. El belén, esa tradición navideña de carácter religioso, presente en los hogares desde hace siglos y que se ha convertido en una gran afición para muchos. Entre ellos, multitud de aragoneses y aragonesas. Porque Aragón también es tierra de belenes.

La Ruta del Belén de Aragón

En el año 2004 nace la Ruta del Belén de Aragón. Una federación formada por diferentes asociaciones independientes y personas aragonesas voluntarias, con el objeto de instalar belenes en sus pueblos. Ellos son belenistas. Y los pioneros de esta ruta aragonesa hay que situarlos en las localidades oscenses de Monzón, Esplús, Pomar y Peralta de la Sal. Hoy en día, la Ruta del Belén de Aragón engloba hasta 28 belenes instalados en 24 municipios repartidos por las 3 provincias de la comunidad. Unas cifras que, por otro lado, no paran de crecer.

“La idea en un principio era incentivar a la gente a que vinieran a esos pueblos, darles más visibilidad. Ya no Monzón, que hay más personal, si no el resto. Pueblos más apagados, con pocas visitas y más en época de invierno”. Así lo explica Inma Brau, secretaria de la Federación de la Ruta del Belén de Aragón y representante del belén de Barbastro (Huesca). 

Y así lo han conseguido. Tal y como afirma Brau, el año pasado la Ruta del Belén de Aragón obtuvo 92.000 visitantes (y no solo aragoneses). “Es un reclamo turístico para dar a conocer el pueblo, para que la restauración, los bares e, incluso, alguna tienda vendan y se muevan estos días”, señala. Y este 2023 parece que va a ser todavía mejor. 

“Con lo de la Ruta del Belén se está despertando más interés. Ha habido más propaganda y la gente se mueve. Está viniendo infinidad de gente de fuera. Valencia, Londres, peruanos y ecuatorianos que visitan a sus familiares por navidad… Gente que conoce Aragón a través de los belenes”, reflexiona Ángel Sánchez, uno de los 5 miembros del belén de Borja. Y es que la localidad zaragozana lleva 3 años siendo parte de esta agrupación de belenes.

Lo mismo ocurre en Mas de Las Matas (Teruel). O, por lo menos, eso cuenta Alfredo Mir, el integrante más antiguo de la Asociación de Amigos del Belén de Mas de las Matas: “Se ha notado un número de visitas bastante mayor. El viernes pasado había hasta cola para ver el belén”. El municipio turolense lleva 2 años dentro de la Ruta.

El espíritu belenista no solo por navidad

Cabe destacar que estos belenistas aragoneses son voluntarios. De hecho, como advierte Brau, en la gran mayoría de belenes no se cobra entrada, sino que se trata de un trabajo completamente altruista. Un hobbie que va más allá de la propia navidad: “Eres los 365 días del año belenista. Esto es como que te pica un bicho y nunca tienes bastante. Siempre estás pensando en más, en perfeccionar y en ampliar ese belén”.

Ese mismo sentimiento lo comparte Mir: “Ahora mismo me coges viendo en internet una fachada que me ha gustado y haciendo el dibujo para empezar lo del año que viene. No estoy pensando las 24 horas del día en el belén, pero sí con bastante continuidad. Por ejemplo, paso delante de un contenedor y me lo miro. A veces, te encuentras una plancha de poliespán y dices esto me iría bien para recrear en el belén”. 

Sánchez también trabaja durante todo el año en el proyecto. Diseña los paisajes, así como prepara maquetas sobre Borja para integrarlas en el belén. Porque estos belenes no solo representan la historia bíblica, sino también hacen guiños a sus pueblos.

Aragón en el belén

Siguiendo en Borja, este año se ha hecho un homenaje a la Casa de las Conchas de la localidad. Un “palacio antiquísimo”, similar al famoso edificio salmantino, y recientemente restaurado. En el caso del belén de Mas de las Matas, se ha optado por representar el costumbrismo aragonés con la recogida de olivas o la esquila de las ovejas. Asimismo, en Barbastro, se puede apreciar su tradición vinícola a través de viñas, huertas y una bodega. 

Pero no son los únicos. Brau declara que “cada uno aporta su visión” a la Ruta del Belén. Belchite recrea las casas de su pueblo viejo; mientras que Tamarite de Litera lleva a cabo réplicas de casas o fuentes del pueblo. Fraga, por ejemplo, realiza sus propias figuras, ya que cada año cambian de temática el belén. En Pomara se encuentra ‘el belén montañés’, todas las casas están fabricadas en piedra. En Benabarre, encontramos la original versión Playmobil de esta representación religiosa. Y en Monzón, una zona dedicada a figuras sobre personalidades aragonesas como Labordeta o Goya, entre otros ejemplos.

Tradición y religión

Esta costumbre navideña no solo se percibe en los hogares. Son muchos los establecimientos públicos o privados (desde ayuntamientos, hasta colegios; pasando por residencias, tiendas, entidades bancarias...) que montan año a año su belén. Desde 1978, España se declara un estado aconfesional, pero un importante poso católico sigue vigente. 

Tradición o religión o una mezcla de ambas son los motivos por los que tanto belenistas como el propio público deciden formar parte de esta actividad navideña. Sea el motivo que fuere, el belén es una pieza esencial de la navidad en Aragón, España y en todos los países con una idiosincrasia de origen católico. Una celebración religiosa, que ha traspasado muchas culturas. También la capitalista. Pero ese ya es otro tema.

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