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¡Anda, el cuadro que tengo en casa es de Goya!

Estatua de Goya

Ana Rodríguez / Ana Rodríguez

Zaragoza —

Cosas como estas ocurren. No a diario, pero ocurren. ¿Qué pasaría si un buen día usted descubriera que uno de los cuadros que ha visto en su casa toda la vida es nada menos que una obra de Goya? Pues algo así le ocurrió a una persona que visitó la exposición del Museo Ibercaja, en Zaragoza, y se dio cuenta de que uno de los óleos allí expuestos se asemejaba mucho al que colgada sobre su cama. El cuadro en cuestión pertenece a la Colección de Félix Palacios Remondo y era la primera vez que se mostraba en público. En jornada de inauguración, la jefa de conservación de pinturas de Goya del Museo Nacional del Prado, Manuela Mena, estaba por allí. Rápidamente se interesó por el asunto y le pidió a esta persona que le mostrase una fotografía de la obra.

De corazonada a sospecha fundada en pocas horas. “Vimos el interés del cuadro y le pedimos a su propietario que nos lo enviase al Prado, algo que hizo personalmente”, cuenta la conservadora. “Cuando llegó, le hicimos todo tipo de pruebas, un equipo de diez o doce personas estuvo analizando los pigmentos, la tela… y lo que era evidente se confirmó”, añade. Radiografías, infrarrojos y otras técnicas sirvieron para certificar en unos días que esa pintura, que sus dueños tenían por un anónimo del siglo XVII, era nada más y nada menos que un Goya inédito.

Una vez autentificado, se incluyó en la exposición temporal “Goya y Zaragoza 1746-1775: sus raíces aragonesas” que se puede visitar en el Museo Ibercaja hasta el 28 de junio. Después será devuelta a su propietario, que ha querido permanecer en el anonimato. Pero hasta entonces se pueden ver las dos pinturas colgadas de las paredes del museo y compararlas. Según Manuela Mena, “no son iguales porque Goya era incapaz de repetirse a sí mismo. Tenía que buscar siempre un elemento nuevo”, asegura.

Las pinturas

Se trata de la imagen de una Virgen con niño, convertida en una Sagrada Familia en el nuevo cuadro ya que incorpora detrás la figura de San José.  Hay otras variantes que los distinguen como la forma de los plegados o el paño con que la Virgen sostiene al Niño. Los estudios indican que ambas obras se pintaron sobre lienzos reutilizados, lo que era habitual en la época del artista de Fuendetodos. La recién descubierta parece ser posterior a la otra porque Goya traza la escena con mayor seguridad y una técnica más superficial, “es como si ya conociera el trazado y no tuviera el impulso creativo de la primera vez”, subraya la experta. La terminación final también es más sutil y detallista. “Los colores están suavizados para no robar protagonismo a la figura de José; la iluminación es diferente, más matizada, y la expresión de la Virgen es más profunda, acorde con el preocupado y meditativo gesto de San José”, describe. 

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