Los trabajadores de Opel, ante la venta a Peugeot-Citroën: “El Gobierno se tiene que implicar, no basta con una llamada”

Este lunes, el presidente de Aragón, Javier Lambán, informaba de la conversación mantenida con Mariano Rajoy en la que este le transmitió tranquilidad ante la compra de Opel por parte del Grupo PSA y, por ende, la adquisición de la planta de Figueruelas (Zaragoza). La llamada a la calma parece haber llegado también a UGT (sindicato mayoritario del sector de la automoción). No obstante, estarán ojo avizor ante cualquier movimiento y piden el Ejecutivo central “que sea más que un mero espectador y que no trate de solucionar los problemas con una llamada”.

Para Jordi Carmona, secretario sectorial de la Industria Automovilística de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT, el Gobierno “debe implicarse de verdad y hacer una apuesta clara”. En pos de formalizar esta exigencia, solicitarán una reunión urgente con el ministro de Economía, Luis de Guindos.

Las plantas directamente afectadas por esta operación en España son las de Opel en Figueruelas (Zaragoza) y las de PSA en Madrid y Vigo. Sus responsables sindicales se reunieron este martes en la capital aragonesa y de este encuentro dimanaron varias exigencias más. Carmona las concretó en solicitar la participación directa de los sindicatos en todo el proceso, el mantenimiento de las tres plantas, de los compromisos de inversiones, de todos los trabajadores y de los acuerdos de adjudicación de nuevos modelos. Esperan ponerlas sobre la mesa en una pronta reunión con el presidente del Grupo PSA, Carlos Tavares.

Las mismas peticiones, explicó Carmona, se extenderán a todos los conglomerados de empresas que operan como proveedores alrededor de las fábricas. Transmitió tranquilidad y confianza, basada, principalmente, “en la gran competitividad, flexibilidad y calidad de estas plantas”, ganada, sobre todo, “gracias a los trabajadores: ese es su valor añadido”. Unas plantas más débiles, apuntó, “estarían en riesgo, pero estas no”.

“Esto es una oportunidad”

La compra, por parte de PSA, de Opel a General Motors se cerrará en 2.200 millones de euros. 1.300 correspondientes a la adquisición de la filial de GM Opel/Vauxhall y 900 de las actividades europeas de GM Financial. Se preveía que la planta de Opel en Figueruelas terminara el año actual con 6.000 trabajadores.

Pedro Bona, secretario general de FICA UGT Opel, pasó directamente de la tranquilidad al optimismo. Afirmó que quieren que llegue el acuerdo y que están “muy satisfechos con que el interesado en la compra sea un fabricante”. Para él, esto debe ser una oportunidad, y, para aprovecharla, tienen una gran carta de presentación: “Demostrar a Tavares lo que somos capaces de hacer”. La planta, dijo, está aprovechada al 70 % u 80 % y esta compra puede hacer crecer el porcentaje.

En el aire, empero, está el futuro del proyecto 9B-XX que, a la fabricación en Zaragoza del Crossland X y del sucesor del Citroën C3 Picasso, sumaba la del Corsa y el nuevo “crossover”. Esto llevaría hasta el medio millón el número de coches fabricados al año y garantizaría la creación de nuevo empleo.

Una tercera parte de la producción del nuevo grupo estará en España

Juan Manuel Gómez, secretario general de FICA UGT en PSA Peugeot Citroën Madrid, calificó como muy buena la noticia de la más que previsible compra. En la actualidad, dijo, entre las plantas de Vigo y la de la capital de España hay 8.000 trabajadores y se fabrican unos 600.000 vehículos al año. Con esta operación, “una tercera parte de la producción del nuevo grupo se hará en nuestro país”.

Gómez también requirió la necesaria implicación gubernamental, tanto del Gobierno central como de los autonómicos implicados: “En un país con 5 millones de desempleados, cualquier movimiento que pueda poner en cuestión un solo proveedor o una factoría sería muy mala noticia”. Envidió, además, la interlocución de los ejecutivos aragonés y gallego: “La presidenta de la Comunidad de Madrid no sabe ni dónde estamos”.

Ante la construcción, ya en su primera fase, por parte de PSA de una gran planta en Marruecos, reconoció que, “como cualquier otra puesta en marcha en una ubicación low cost, genera preocupación e incertidumbre”, aunque confía en que solo sirva al mercado africano.